Me
ha engañado que estuvo en salas de cine, y quizá podría acercarse
al nivel de películas de tiburones de la categoría de “Infierno azul”
o “A 47 metros” (la primera). Ni por asomo. Tiene varias de las escenas más
ridículas que he visto este año (y he visto bastantes). Un tiburón
que es capaz de hundir un hidroavión pero no una barca inflable, o
que ataca a pachas con otro a ratos. O mi favorita, un cadaver
encontrado con el móvil en la mano, aún funcionando tras el ataque
del día anterior y con batería (que me he estado intentando fijar
en la marca porque quiero uno igual). Ésto tampoco estaría mal si
se lo tomaran a cachondeo, si la película se riera de si misma. Si
tiraran por el camino de “Piraña 3D”. Pero no, se lo toman muy
en serio. Eso si, no se han cortado nada en saquear todos los
documentales de National Geographic que ponen en agosto, a los cuales
pertenecen el 90% de las imágenes de escualos de la película. Por
cierto, los personajes deben ser los que peor equilibrio tengan de
todo el planeta. Y eso sin beber. Si es que hasta aquella de “Tiburon
3D, la presa” me ha parecido mejor. 2.
En
mi defensa podría decir que es que no había visto ninguna de osos
devoradores de hombres. Pero es que da igual, si es que veo de éstas
todas la que haya,
desde tiburones, cocodrilos, leones, . . . hasta castores,
murciélagos o ratas. Si hicieran una de pelícanos también la
vería. Así que lo que me pase me está bien empleado. En ese
sentido, tengo que decir que esta película me ha parecido “algo”
mejor que otras de este estilo. Para empezar tiene un reparto
bastante competente con
James Marsden, Thomas Jane, Scott Glenn, Billy Bob Thornton y Piper
Perabo. No son estrellas ni están en los mejores momentos de sus
carreras pero es raro ver un reparto de tantas caras conocidas en una
película de este tipo. El problema está en la realización, que da
mucho la impresión de ser un telefilm, aunque luego te encuentras
con escenas bastante más sangrientas de lo esperable, incluso con
alguna mutilación que otra, más propia de una serie B. Y a mí todo
lo que se aproxime al tono de serie B de los setenta u ochenta, me
parece bien. El guion también alberga algunas decisiones más que
cuestionables. Además no saca todo el provecho que se podría del
personaje del cazador. Pero
vamos que si ves una película que se titula “Territorio Grizzly”,
ya te imaginas que el guion posiblemente no lo haya escrito
Shakespeare. Si
se
hace
un buen uso de los escenarios naturales. Así
que, con todos sus tópicos y debilidades, tampoco es que me haya
aburrido, que no está mal eso. 5.
Esta
película me ha recordado todos los tópicos de las películas de
tiburones y creo que repasándolos quedaría hecha la reseña porque
los cumple todos. En primer lugar, el cartel de la película, que
suele estar muy guapo, no tiene absolutamente nada que ver con lo que
vas a ver, ojalá. Las víctimas suelen ser un grupo de personas que
suman entre todos unas diez neuronas, que están en esa situación
porque no han hecho ni puñetero caso a lo que cinco minutos antes
les habían aconsejado y que está formado por cuatro tipos de
personaje. Uno, el responsable, generalmente mujer considerada
aburrida pero que aglutina nueve de las diez neuronas de todo el
grupo, suele salvarse o sacrificarse por alguien que ni siquiera lo
merece. Dos, machito guaperas que en realidad es un cobarde y que te
tiras toda la película deseando que sea el siguiente, muere siempre.
Tres, el que molesta, sea porque tiene más miedo que nadie, está
gritando todo el rato, necesita su inhalador o no sabe nadar, da
igual, siempre va a molestar,
muere casi siempre. Cuatro, el resto solo está ahí para que antes o
después sea devorado y a nadie le importe. El reparto es malísimo,
recogido directamente de una agencia de modelos, nunca los has visto
antes y nunca los verás después. Y el tiburón solo hará
apariciones de entre segundo y segundo y medio, no te vayas a dar
cuenta de lo mal hecho que está. Eso si, pasa por sorpresa delante
de la cámara una media de diez veces. 3.
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