Pensando
que era más de lo mismo y sabiendo que era una trilogía, casi la
puse para descartar las dos siguientes y eso que soy muy fan de este
subgénero. Y cual es mi sorpresa que hace que me interese ver las
otras dos si o si. Porque se marca un homenaje del slasher de los
noventa tipo “Sé lo que hicísteis el último verano”, “Leyenda
urbana”, pero sobre todo “Scream”, a la que hace todo un guiño
en su prólogo, aunque también los hay a otros títulos clásicos
del terror como "Posesión infernal". Cumple con todas sus premisas; el modo en que usa la
banda sonora, los temas musicales, los golpes de sonido, el típico
sentido del humor casi autoparódico y la ambientación teen. Pero
dándole una vuelta y girando hacia el aspecto sobrenatural que
vincula las tres partes de una historia que se desarrolla en
diferentes épocas, lo que también me crea curiosidad. Así que ha
sido una agradable sorpresa volver a ver un slasher que realmente me
entretenga (y eso que dura más de los habituales 90 minutos, llega
hasta los 110) gracias a su buen ritmo, a no cortarse con la sangre
(incluso con el gore) y a ser muy divertida, porque tampoco es que se
tome muy en serio a si misma. 6’5.
Si
la primera hacía un homenaje del slasher de los noventa, ésta lo
hace del de los setenta, y mucho más en concreto de “Viernes 13”.
No en vano se desarrolla en un campamento de verano e incluso el saco
que lleva el asesino (sabemos quien es desde el principio porque ya
hemos visto su indumentaria en la primera parte) en la cabeza hace un
guiño a la “Viernes 13, Parte II”, cuando Jason todavía no se
había puesto la careta de hockey. No es el único, se hace
referencia a las películas basadas en novelas de Stephen King
(ciertas
escenas de “Carrie” o “El resplandor”). Aún así, aunque la
ambientación es totalmente acertada y nos salpiquen la narración de
canciones de la época, el tratamiento del suspense, la forma que
tiene de generarlo, sigue siendo muy noventero,
lo cual es coherente porque no deja de ser la secuela de una película
que emula ese cine. No
obstante, a pesar de que tarda en arrancar (creo que las tres
películas habrían hecho bien en recortar diez o quince minutos de
sus metrajes) y que ya se conozca la vuelta de tuerca de enredarlo
todo con lo sobrenatural, casi me ha gustado más que la primera. Por
cierto, la protagonista es Sadie Sink, una de las de la serie
“Stranger things”, al igual que en la anterior salía
(brevemente), Maya Hawke, quizá dos futuras estrellas del género.
6’5.
Claramente
la más madura de la trilogía y la que más en serio se toma a si
misma tanto en su tono narrativo como en su trasfondo, donde deja un
mensaje muy evidente en cuanto a la intolerancia ante la
homosexualidad, haciendo referencia a las supersticiones religiosas.
Al menos en sus dos primeros actos, donde la ambientación del siglo
XVII y el cambio drástico de la banda sonora respecto a las dos
partes precedentes son lo más acertado. Es bastante curioso ver a
los repartos de las otras películas interpretando personajes
diferentes en ésta, aunque con roles similares en la trama y en como
se comportan o se relacionan entre ellos. Eso
si, en el tercer acto la cosa se desmadra totalmente y casi me siento
culpable de habérmelo pasado tan bien con tal despiporre de locura
que me recuerda a cierto cine de los ochenta. Tampoco hay que olvidar
que esta trilogía (que podría perfectamente continuar) se basa en
las novelas de R. L. Stine, autor de sagas literarias como
“Pesadillas” o “Escalofríos”, que no eran de una gran
calidad pero que estaban chulísimas, las recomiendo. En conclusión,
en conjunto, me han parecido un buen entretenimiento veraniego, muy
divertido a ratos, con una interesante manera de reconstruir la
historia yendo hacía atrás en el tiempo, trasladando y recreando
muy bien tres épocas
distintas. 6’5.
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