Dirige
y coescribe Christopher Landon, que se ha especializado en mezclar
comedia y terror, como “Zombie Camp”, e incluso darle una vuelta
de tuerca, como hace con el slasher en las dos entregas de “Feliz
día de tu muerte” (que me parecen divertídisimas) a las que
mezcla con el género de bucles temporales. Ésta también es un
slasher pero volviendo a hacer de las suyas el cineasta, haciendo
que los personajes principales intercambien sus roles. De tal manera
que tenemos a Vince Vaughn con la personalidad de una estudiante
adolescente y a Kathryn
Newton con la de un asesino despiadado. Y si funciona es porque ambos
están totalmente entregados a sus papeles y a su cambio de roles,
especialmente Vaughn, que está genial. Pero ojo que el tono de
comedia no le impide tener escenas muy sangrientas que inlcuso tiran
del gore. Me ha parecido bastante divertida y no me importaría nada
ver una secuela de ésto, con los mismos protagonistas, claro. 6.
¿Y
si un hombre lobo atacara en Fargo? Supongo que eso es lo que pensó
Jim Cummings, guionista y director de la película, hacer un retrato
costumbrista de un pueblo repleto de personajes pintorescos y valerse
del escenario nevado como uno más
de
ellos. El problema es que el retrato ese no se ve porque se centra
demasiado en un protagonista totalmente sobreactuado (todo el rato
está gritando) y que me ha terminado por hacer gracia de tan torpe
que es su personaje. Pero mucho mejor está su compañera de reparto
Riki Lindhome, que
si parece salida de Fargo. El caso es que a pesar de que la trama
consiste es saber si los ataques son obra de un asesino en serie o de
un hombre lobo, cosa que se ve venir bastante pronto. El tono es de
comedia negra y terror, con momentos de sangre sin complejos. Bueno,
una fórmula que en “Un hombre lobo americano en Londres” funcionó de
maravilla. Aquí no tanto. Por cierto, es la última película de
Robert Foster (a él se la dedican), que incluso en la historia se
hacen varios chistes sobre su posible muerte por el empeoramiento de
su estado de salud, parece que se lo tomó con humor hasta el final.
5.
Casi
puedo imaginarme la conversación del director con el guionista,
previa a la gestación de la película. “Pon la excusa que sea para
llevar a tres chicas a una casa”. Pues
dicho y hecho, a inventarse unos ritos satánicos. Eso si, dándole
una vuelta y convirtiendo a las posibles víctimas en las agresoras,
cosa que se ve a los diez minutos. La cuestión es que dos de ellas
son Alexandra Daddario y Maddie Hasson, que seamos claros, son muy
atractivas pero buenas actrices no son, aunque aquí están tan
desatadas, se nota tanto que se lo han pasado bien que casi que lo
contagian al espectador. Y poco o nada más que destacar porque la
película no es tan gamberra como se cree que es, no es ningún
festival de sangre y desenfreno. Hay
un momento que parece que lo va a ser pero no se atreven a ir hasta
el final. No obstante, si no tenemos el nivel de exigencia muy alto,
con las correrías de la Daddario y la Hasson puede valer como
entretenimiento a ratos. 3.
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