Ya
decía que volveríamos a ver a Geena Davis en este ciclo y aquí
está de nuevo. No es casualidad porque la actriz se convirtió en un
icono del empoderamiento femenino protagonizando dos películas donde
normalmente primaba el protagonismo masculino. Y eso que todavía
quedaba por llegar “Thelma y Louise” que terminaría por
proclamarla, junto a Susan Sarandon, como icono del feminismo.
Sin
embargo, nunca volvería a ejercer como estrella tras la película de
Ridley Scott y se le echa la culpa precisamente a esas dos películas
dirigidas por el entonces pareja suya, el finlandés Renny Harlin,
“La isla de las cabezas cortadas” y ésta, “Memoria letal”.
La primera por ser uno de los fracasos más sonados de la historia
del cine, invirtiendo 100 millones de dólares y recaudando solo 10.
A
“Memoria letal” no le fue tan mal. Es más, en Estados Unidos
tuvo una muy buena acogida. Pero a los 60 millones invertidos la
respuesta fueron 90 de recaudación en taquilla, que no está nada
mal pero suponen unos beneficios más bien cortos. Quizá el problema
fueron las altas expectativas de la película, en gran medida por el
precio de su guion.
Es
que en su momento fue el más caro, nada menos que 4 millones de
dólares. Su autor, el mismo que consiguió vender dos guiones más
por encima del millón de dólares, concretamente los de “El último
boy scout” y “El último gran héroe”, es Shane Black, un
tipo, que se me entienda, no escribía mal pero que estaba
pero que muy sobrevalorado.
Porque
las claves de su guiones estaban cortadas por el mismo patrón, todas
eran buddy movies, aquí al menos la pareja de “colegas” estaba
formada por dos personajes de distintos sexos. Pero es que además,
en este caso, la trama tenía cierto parecido a la de “El caso
Bourne”. Si, es una película posterior a “Memoria letal” pero
la novela de Robert Ludlum en la que se basa es de 1980.
¿Casualidad?.
De
todos modos creo que Renny Harlin firmó una buena película de
evasión, muy entretenida y trepidante, que respondía a los canones
definidos en el blockbuster de los noventa. Un director cuya película
precedente es verdad que fue un fracaso “La isla de las cabezas
cortadas” pero las dos anteriores eran muy buenas películas de
acción “La jungla 2” y “Máximo riesgo”. Tras la que hoy
comentamos todavía daría una tan disfrutable como “Deep blue
sea”. Después caería en el declive absoluto del que no se ha
levantado.
Aunque
después se redimiría con un papel muy diferente al de mujer dura de
estas dos con Harlin en “Thelma y Louise”, lo que le valió otra
nominación al Oscar, Geena Davis no volvió a ejercer de estrella,
apareció una más en papeles secundarios o de televisión. La
acompañó un Samuel L. Jackson que aún hoy afirma que esta es su
película favorita de las que ha participado. No en vano, convenció
a los productores para que lo seleccionaran para el papel, el cual
habían pensado para Matthew Broderick o Richard Dreyfuss. Completan
el reparto Craig Bierko, Brian Cox y David Morse.
Algunas
curiosidades del rodaje. Para la escena de la tortura, Geena Davis
ensayó con su marido, Renny Harlin, cronometrándose bajo el agua
para conocer hasta dónde era posible de llegar con su capacidad
pulmonar. La Davis se entregó totalmente en lo físico. Por otro
lado, la parte que rodaron en la mansión Windenmere fue muy
accidentada, llegando a producirse un gran incendio que la destruyó
del todo. Años más tarde se reconstruyó y se abrió al público.
Por cierto, su título en España responde a la manía que tenemos de ponerle la coletilla a los títulos americanos de "letal, final o mortal". El verdadero es "The long kiss goodnight", que viene a ser "El largo beso de buenas noches". Las críticas a la película fueron más bien negativas, aunque hubo de todo. Personalmente pienso que fue muy injustamente tratada y la considero una película rescatable y muy disfrutable.
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