martes, 12 de enero de 2021

Escenas Míticas: Especial Western - Hasta que llegó su hora

 

 
    Casi podría decir que es mi western favorito, y sin duda, la obra maestra de Sergio Leone, con la que cambió el género y que dio paso al llamado western crepuscular, muy representado en la figura de Sam Peckinpah. Ésto es así, y punto. Aunque la favorita de todo el mundo sea, y no me extraña, “El bueno, el feo y el malo”, con la que uno se lo pasa mejor. Pero objetivamente “Hasta que llegó su hora” tiene una calidad superior.
 
 

    Curiosamente una película que el propio Leone no quería hacer pues consideraba que ya lo había dicho todo en el género con la “Trilogía de Dolar”. Sin embargo, los estudios americanos, conscientes de lo que había sido capaz de hacer con presupuestos muy escuetos, se frotaban las manos para encargarle hacer uno puramente americano. Leone aceptó a condición de que le financiarán el que era su proyecto más deseado, “Erase una vez en América”.


    Sergio Leone aplicó lo desarrollado en el spaghetti western, con sus primeros planos, sus ángulos de cámara y un tipo de personajes más duros, más violentos y despiadados, para hacer homenaje al género en Estados Unidos, utilizando elementos típicos del western clásico norteamericano creado por John Ford, entre otros. Y en eso se aplicaron Darío Argento y Bernardo Bertolucci para crear la historia, y los Sergios, Donati y Leone para escribir el guión.



    Un guion que resumía toda la historia del oeste, mostrado en películas a las que guiñaba, como “Solo ante el peligro”, “Centauros del desierto”, “El hombre que mató a Liberty Valance” entre otros. Elementos argumentales como la construcción del ferrocarril, los pistoleros a sueldo, los bandidos, la bella mujer de dudoso pasado, los pioneros de la conquista del oeste o el hombre sin nombre (en este caso “Armónica”), figura ya usada por Leone en la “Trilogía del Dólar”.
 


    Hay qué decir que la filmografía de Sergio es muy escueta, de tan solo siete títulos. La primera fue “El coloso de Rodas”, a la que seguían las tres de la “Trilogía del Dólar” (“Por un puñado de dólares”, “La muerte tenía un precio”, “El bueno, el feo y el malo”). Después la que hoy nos ocupa, cuyo título original “Erase una vez en el oeste”, se parece más a la que realmente quería rodar “Erase una vez en América” y a las que Tarantino homenajea con “Erase una vez en Hollywood”. Aunque antes vino “Agáchate maldito”.



    No obstante, Leone demostraba tener un asombroso dominio de las claves del cine estadounidense en el género del western. Pero también una gran capacidad para introducir innovaciones, como la importancia de la banda sonora en el tono de la película, casi como un personaje más. Y ahí tenía mucha voz Ennio Morricone, que aquí logró una de la mejores y más reconocibles composiciones de su carrera.



    Leone quería que el papel de Armónica fuera para Clint Eastwood, pero ambos habían tenido varios desencuentros en la anterior película juntos, y a Eastwood le empezaban a ofrecer muchos otros proyectos, y se negó. Una pena, la verdad. Por lo que eligió a Charles Bronson por delante de otras opciones que le ofrecía el estudio como James coburn, Terence Stamp y, sobre todo, Warren Beatty y Rock Hudson. Los demás papeles estuvieron más claros.



    Aunque le ofrecieron a Kirk Douglas, prefirió a Jason Robards como Cheyenne. Henry Fonda fue una petición innegociable del director italiano, quien pretendía mostrar a un actor que siempre había ejercido de bueno en otros western como el villano más despiadado que se hubiera visto en el género. Sin embargo, Fonda no estaba tan convencido y solo accedió al ver en un pase privado las tres películas anteriores de Leone, las del “dólar” y se dice que solo dijo “donde hay que firmar”.



    La inclusión de una mujer en la historia fue cosa de Bernardo Bertolucci, a lo que Leone accedió pero negándose a que hubiera un romance. La elegida fue la bellísima actriz italiana Claudia Cardinale, hoy ya inolvidable en el papel. Leone quiso hacer una gracia, ofreciéndoles un cameo a Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Eli Wallach, como los pistoleros que fueran a recibir a Charles Bronson en la primera escena. Eastwood de nuevo se negó. Una pena porque los otros dos estaban encantados. Uno de los que si hicieron uno de esos papeles, Al Mulock se suicidó tirándose de la ventana del hotel vestido como en la película


    Sergio Leone demostró no doblegarse ate los productores estadounidenses en cuanto a la elección del reparto. Pero tampoco en cuanto a donde rodar. Le fue ofrecido un lugar habitual en los rodajes de los western norteamericanos, Monument Valley, pero decidió rodar en su habitual desierto de Las Tabernas en Almería, España. Además de elegir un tipo específico de arena que levantara el polvo que él considerara necesario. O estrenar en Europa con sus 165 minutos al completo, no como en Estados Unidos que le fueron recortados 20. No fue el éxito que se pretendía, funcionando mucho mejor en Europa. Y solo consiguió recuperar los 5 millones de dólares invertidos pero dejando una película que ha influenciado a innumerables directores posteriores, como el propio Clint Eastwood o Quentin Tarantino. Hasta Sam Raimi la homenajea en “Rápida y mortal”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...