jueves, 16 de enero de 2020

Zoe




   FICHA TÉCNICA

Título: Zoe.
Dirección: Drake Doremus.
País: Estados Unidos.
Año: 2018.
Duración: 103 min.
Género: Ciencia ficción, drama
Interpretación: Ewan McGregor, Léa Seydoux, Rashida Jones, Theo James, Matthew Gray Gubler, Miranda Otto, Christina Aguilera, Anthony Shim.
Guion: Richard Greenberg.
Producción: Drake Doremus, Richard George, Michael A. Pruss.
Música: Dan Romer.
Fotografía: John Guleserian.
Distribuidora: Amazon Studios.

   CRÍTICA

   SINOPSIS: Zoe y Cole trabajan en un centro de investigación. Desarrollan un proyecto revolucionario. Han diseñado un sistema informático capaz de mejorar las relaciones de pareja, así como determinar sus probabilidades de éxito.
   LO MEJOR: Parece que el tema de las relaciones de pareja es uno de los que más preocupa, o interesa, al director, Drake Doremus, al menos es el denominador común de sus últimas tres películas. Pero para reflexionar sobre ello, los relacióna con los avances tecnológicos y lo enmarca un entorno distópico. Aunque tampoco demasiado alejado del actualidad. Es decir, no vamos a ver naves sustituyendo coches por la calle y ciudades repletas de hologramas y realidad virtual. Pero si los robots. Y es a través de ellos con los que nos plantea qué es el amor. Es decir, en su forma más física, el amor no deja de ser una reacción química en respuesta a un estímulo, o sea, una información (sea en forma de atracción o lo que sea), en definitiva, datos. Y los datos se pueden implantar en forma de ceros y unos en una inteligencia artificial. Por lo tanto, si un ser sintético puede llegar a pensar (y ya lo hacen) ¿Pueden sentir? Y si lo hace ¿Enamorarse de un ser humano? Y ya el triple mortal ¿El humano enamorarse del sintético? Dado que las respuestas emocionales que les ofrece son idénticas a las humanas. Es decir, podría llegar a considerar a una máquina como algo más que una cosa, en un mundo en el que se crean androides para desempeñar trabajos de humanos, para hacer compañía a la gente, para cuidar ancianos y para mejorar las relaciones amorosas. Curiosamente, en su búsqueda obsesiva de tener una sensación de pasión más intensa, en la película, la gente está enganchada a un fármaco que la potencia, lo que no deja de ser un recurso artificial.
   Interpretación: Ewan McGregor siempre me ha parecido que si bien no es un actor de sobresalientes, sí que muchas veces da el notable. Aquí se le ve especialmente esforzado en darle sensibilidad a su personaje, y ciertamente lo consigue. Pero es Lea Seydoux quién se gana el corazón del espectador. Se empatiza con ella casi desde su primera aparición. Su contenida interpretación es su principal baza expresiva. Llega a conmover su deseo existencial y su sufrimiento interior. Y me ha sorprendido, ya como secundario pero el que tenía por un simple guaperas, la participación de Theo James. Bastante bien. Ah, y aparece Christina Aguilera.
   Escena (spoiler): Hay gran cantidad de escenas simbólicas. Aunque es una de las situaciones más repetidas en otras películas similares, es doloroso cuando Zoe se entera que no es humana. Significa la no identidad. Luego, aunque Cole (McGregor) es el creador de Zoe, es cuando tiene que repararla, tras el atropello, cuándo cae la cuenta que no puede considerarla más que como un objeto. Es un puñetazo de realidad en toda regla. Es justo lo que nos pasa como espectadores cuando vemos un montón de réplicas pero mejoradas de Zoe, a la que la veíamos como casi-humana, pero que vemos que se puede copiar e incluso evolucionar. Todos estos hechos la hacen desear su propia desconexión, es decir, el suicidio, lo que nuevamente es un sentimiento propiamente humano, y que se confirma cuando en el último momento sale otro sentimiento muy humano, el de supervivencia. Pero la revelación más clara de que Zoe tiene alma es cuando Cole habla con una de las Zoes falsas, dándose cuenta que hay algo que sólo tiene ella, qué es personal e intransferible, qué siente, lo cual se confirma cuando Zoe, al final es capaz de llorar, aunque supuestamente no puede hacerlo.
   LO PEOR: Tampoco es que sea una temática muy novedosa. Se ha tratado en bastantes películas, la verdad. Su tono tanto visual como musical en plan “new age”, la hace caer en una sensación melosa, lo que viene siendo un pastelito. Pero sabiendo y siendo consciente de ello, tampoco molesta.
   CITAS: “Una de las cosas más importantes en nuestra experiencia como humanos es la conexión”. “La idea de estar seguros de que va a durar”. “Mi misión consiste en la probabilidad de que dos personas permanezcan juntas”. “¿Y si te dijera que soy un sintético? Y que puedo captar tus emociones mejor que nadie en esta sala”. “Estoy diseñado para amarte y entenderte de las formas que los humanos simplemente no pueden”. “Lo que tuvisteis juntos fue real”.
   REFERENCIAS: Como decía, las dos anteriores películas de Doremus tratan las relaciones de pareja y de sentir o no, “ Newness” y “Equals”. Aunque la que mejor ha tratado el tema es “Her”. Y, por supuesto, la madre de todas, “Blade Runner”. Por cierto, vaya por Dios, Ridley Scott está en la producción.
   CONCLUSIÓN: 6’5. Una reflexión sobre las relaciones sentimentales y humanas en general, mediante un entorno distópico y tecnológico, donde se cuestiona hasta donde sería capaz de llegar una inteligencia artificial.




1 comentario:

  1. Una película donde el amor no existe ,sin droga.Donde unos robots/sinteticos-ver ventana de Overton son más sentimientos que la humanidad misma.
    Las personas están desvalorización y el amor también. Nos educan hacia transhumanismo.En verdad vamos a permitirlo?

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