No hay ni una sola lista de películas sobre venganza en las que
no figure "El cuervo" entre los primeros puestos. Sin embargo, aunque fue una
inversión bastante rentable, ni mucho menos fue un éxito aplastante aunque si
uno de los títulos más recordados e icónicos de la década de los noventa. Es
cierto que, en gran parte, muy popularizado por la pérdida de su protagonista
en pleno rodaje y de la que inevitablemente tendremos que hablar.
Como pasó realmente el accidente que acabó con la vida de
Brandon Lee es algo que no se ha explicado bien, siendo la teoría que más se acerca la de
que se confundieron las balas de fogueo con balas reales. Pero no fue así
exactamente. El verdadero motivo fue incluir un primer plano del revolver
Magnum Smith&Wesson que llevaba el personaje de Funboy para demostrar que
estaba cargado. Para ello se compraron balas reales y se realizó el plano.
Hay que explicar que una bala real consta de dos partes, la
fulminante y la pólvora. Solo si están ambas se produce una detonación. Lo que
ocurrió es que para filmar el plano, se les quitó la pólvora a las balas para
evitar accidentes. Pero alguien apretó el gatillo y la bala se alojó en el
cañón (con el fulminante). Cuando se combinan las balas para rodar la escena
del tiroteo que seguía, por unas de fogueo (que llevan pólvora), al
dispararlas, en la bala alojada en el cañón se produjo la unión de pólvora y
fulminante y como resultado la detonación que dio lugar al disparo que acabó de
forma fatídica en el abdomen de Brandon Lee.
Por lo que Michael Masse se hizo tristemente popular por matar
(involuntariamente) a Lee. Si lo unimos a la polémica y sospechosa muerte, en
la cual también se dieron un puñado de casualidades fatales, de su padre, Bruce
Lee, y que ensalzó la maldición sobre la familia, tenemos uno de los casos más
típicos de la leyenda negra que hay sobre ciertos actores o películas de la
historia del cine. Mucha más si añadimos que Bruce Lee anunció la muerte de su
hijo tras haberlo soñado.
Una gran pena porque, aunque Brandon Lee prácticamente no había
hecho más que un par de títulos como “Little Tokio” (que no era ni
protagonista) y “Rapid fire” (ésta si tuvo cierta popularidad) todo apuntaba a
que tras el trabajo en “El cuervo” se convertiría en una estrella de futuro.
Había firmado por tres películas, esa y dos secuelas, pues inicialmente se
pensó que el vengador fuera siempre él aunque fueran casos distintos. Su muerte
trastocó esos planes.
Cuando la tragedia se dio lugar, la finalización del rodaje
estaba a pocos días y fueron muy pocas escenas las que faltaban por terminar.
Para lo cual se acudió a una técnica muy común hoy en día, pero revolucionaria
por entonces, la infografía, para recrear su rostro. En el reparto le
acompañaban Ernie Hudson (“La mano que mece la cuna”), el villano por
excelencia por entonces, Michael Wincott, la joven Rochelle Davis (para quien
fue su única película), y aparecía una mega sensual Bai Ling.
El director fue un
inspiradísimo Alex Proyas que a partir de la novela gráfica, también de culto,
de James O' Barr, con muchas alusiones al poema del mismo nombre de Edgar Allan
Poe, apoyándose en una magnifica fotografía de una apocalíptica, oscura y
lluviosa ciudad y aderezada por una potente banda sonora donde figuraban grupos
musicales de la talla de The cure, Nine
inch nails, Rage against the machine o Pantera; creó una de las películas más icónicas de los noventa,
con una fuerza visual basada en el videoclip (los flasbacks son prueba de ello).
Tras ello firmó otra
película, mucho menos popular, pero de calidad y estética similar, “Dark City”. No obstante,
no volvió a estar a ese nivel, a pesar
de lo resultona de su comercial versión de “Yo, Robot” o su siguiente trabajo
“Señales de un futuro”. Y “Dioses de Egipto” fue un total fracaso de taquilla y
crítica. Cosa que si consiguió con “El cuervo”, bien valorada por la crítica y
buen negocio, costó 15 millones de dolares y recaudó 50.
Las secuelas no le llegaron ni a la suela, y los interpretes
menos todavía, como fueron los casos de “El cuervo 2: ciudad de ángeles”
con Vincent Perez y Mia Kirshner. O “El
cuervo 3: salvación” con Eric Mobius y Kirsten Dunst. Y ya no digo de la
horrible “El cuervo 4: wicked prayer”, con Edward Furlong y Tara Reid. Se
especulaba un remake de la primera con directores que iban desde Stephen Norrington, Juan Carlos Fresnadillo (habría sido
interesante) y Corin Hardy. Y con Jason
Momoa como Eric Draven. Pero el
proyecto, a día de hoy, está parado.
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