jueves, 16 de mayo de 2019

El vicio del poder



   FICHA TÉCNICA

Título: El vicio del poder.
Dirección: Adam McKay.
País: Estados Unidos.
Año: 2018.
Duración: 132 min.
Género: Drama, comedia, biopic.
Interpretación: Christian Bale, Amy Adams, Steve Carell, Sam Rockwell, Jesse Plemons, Eddie Marsan, Alison Pill, Stefania Owen, Jillian Armenante, Brandon Sklenar, Brandon Firla, Abigail Marlowe, Liz Burnette, Matt Nolan, Brian Poth, Joey Brooks, Joe Sabatino, Tyler Perry, Bill Camp, Shea Whigham, Cailee Spaeny, Fay Masterson, Don McManus, Adam Bartley, Lisa Gay Hamilton, Jeff Bosley, Scott Christopher, Mark Bramhall, Stephane Nicoli, Kirk Bovill, Naomi Watts, Alfred Molina, Lily Rabe
Guion: Adam McKay.
Producción: Will Ferrell, Dede Gardner, Jeremy Kleiner, Adam McKay, Kevin J. Messick, Brad Pitt.
Música: Nicholas Britell.
Fotografía: Greig Fraser.
Distribuidora: Annapurna Pictures.

   CRÍTICA

   SINOPSIS: Dick Cheney es un político de no demasiada relevancia pero a través de la astucia logra ascender al poder y ser vicepresidente de los Estados Unidos en el mandato de George Bush. Su intervención en el gobierno marcó un antes y un después en la política norteamericana.
   LO MEJOR: A pesar de su pasado con varias películas que podríamos considerar más o menos tontas, Adam McKay se ha convertido en el director que mejor hace comedias inteligentes, una versión alternativa de Michael Moore, pues sus dos últimos filmes también tiene una función documental, también sirven como cine denuncia, solo que envolviéndolo en una especie de sátira. Mediante de un biopic de un personaje que quizá no hubiéramos reparado como figura destacada, Dick Cheney, se hace un elaborado retrato del sistema político estadounidense, en el que el presidente no es más que la cabeza visible pero son los hombres que están detrás los que realmente mueven los hilos. Como el caso en el que nos cuentan, dónde vemos que quién verdaderamente gobernaba el país era Cheney, que ostentaba el puesto de vicepresidente, lo cual deja la figura de Bush en muy mal lugar, prácticamente como un pelele. Además, McKay denuncia como Cheney, se las ingenia con varios trucos de trileros para esquivar la ley norteamericana, lo que posibilitó que aprovechara una catástrofe como el atentado del 11S para adquirir todavía más poder que, de paso, utilizó como excusa para saltarse un buen puñado de derechos de los ciudadanos. Con un montaje ya típico del director, se realiza un reportaje de investigación política vibrante y hasta divertido. Apuestas tan valientes como ésta no se ven mucho.
   Interpretación: Absolutamente todas las actuaciones del reparto de están a un nivel altísimo. A la cabeza, como no, Christian Bale, con una nueva, ya casi clásica, transformación física, y haciendo gala de su enorme capacidad camaleónica, que de no ser por Rami Malek, hubiera ganado su segundo Oscar. Pero ojo que todas las caracterizaciones son magníficas. Como la de Sam Rockwell como George Bush y la de Steve Carey (actor infravalorado por encasillarlo en el género cómico pero con un gran registro dramático) cómo Donald Rumsfeld. Y la eternamente nominada pero no premiada, Amy Adams, excelente. Como en la anterior película de McKay, hay varios cameos, como los de Naomi Watts o Alfred Molina.
   Escena (spoiler): El hecho más importante que nos cuentan, por lo que supuso y como la administró en su beneficio Dick Cheney es, sin duda, el atentado del 11S. El día de la solicitud de Bush (Rockwell) se ve como planeaba manipularle, aumentando posibilidad de influir más en la política que el propio presidente de los Estados Unidos de América. También podemos apreciar que la esposa está incluso más radicalizada, como en el meeting que da en su sustitución. Con lo que contrasta el hecho de que una de sus hijas sea homosexual, lo cual encaja bastante mejor Cheney que ella. Una de las escenas más graciosas es como, mediante una metáfora de una cena, el camarero (Alfred Molina) les/nos explique cómo la interpretación libre de las leyes da lugar a una” política a la carta”.
   LO PEOR: Durante la primera mitad, salta de un lado a otro en la línea temporal y resulta dificultoso seguirla pues no está bien cohesionada, probablemente adrede, pero ese es el efecto que produce. En su anterior película, “La gran apuesta”, el tema era más complicado de exponer y, sin embargo, lo explicó mejor.
   CITAS: “La vicepresidencia es un puesto simbólico. Pero si llegáramos a un acuerdo diferente, aceptaría”. “Cuando tienes poder, la gente siempre intenta quitártelo”. “Te has vuelto aún más despiadado”. “Aquí nos ponemos los sujetadores”. “Es decir, que pueden hacer lo que les salga de los cojones”.
   REFERENCIAS: Me han venido a la cabeza varios documentales de Michael Moore, especialmente “Fahrenheit 9/11”. Pero en su formato está totalmente en consonancia con el anterior trabajo de Adam McKay, “La gran apuesta”.
   CONCLUSIÓN: 7’5. Adam McKay se ha convertido el la alternativa a michael Moore para denunciar situaciones políticas y sociales del país de las barras y estrellas.




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