AUTOR: William Peter Blatty (1928, Nueva York – 2017, Bethesda, Maryland). Publicación:
1971. Género: terror. El autor escribió el guión de la adaptación a la
película y consiguió el Oscar en la categoría de Mejor guión adaptado.
SINOPSIS: Un niña llamada Reagan comienza a tener graves cambios de comportamiento.
Tras realizarle multitud de pruebas médicas, la madre decide consultar con un
sacerdote que determina que quizá se trate de una posesión demoníaca y se deba
de llamar a un exorcista.
PERSONAJES: Regan MacNeil;
es la chica que es poseída por un demonio y sufre el exorcismo. Chris MacNeil,
madre de Reagan, es actriz. Damien Karras; sacerdote inseguro de sus creencias
al que recurren tras fallar todos los tratamientos médicos. Padre Merrin; es el
exorcista enviado por la Iglesia, que ya se había enfrentado al demonio antes. Teniente
Kinderman; inspector que se encarga de investigar el caso y las extrañas
muertes que se dan en relación a él.
LO MEJOR: No se me ocurre una lectura más adecuada para Halloween que ésta pues me
parece una lectura imprescindible en el género de terror. Es de las que si da
miedo. Puede que tuviera que ver que la leyera a edad adolescente y quizá
(seguramente) fuera más impresionable. Pero porque será que coincide con el efecto
que le produce a mucha gente. Recuerdo leerlo, levantando continuamente la
vista por encima del libro, intranquilo y desasosegado. Si lo lees por la noche
tienes la insomnio asegurado y si consigues dormir, las pesadillas. Y puede
que ese miedo resida en estar basada, o más bien, inspirada en una historia
supuestamente “real”. En 1940 se llevó a cabo, por parte de dos miembros de la
Iglesia católica, un exorcismo a un chico cuyo verdadero nombre no trascendió y que se conoció a través de dos pseudónimos.
Primero como Roland Doe y luego como Robbie Manheim, el más popular. La noticia,
no exenta de polémica, llegó al conocimiento del escritor William Peter Blatty,
quien incluso mantuvo cierta similitud del nombre de su protagonista con el de
la víctima, Reagan. Aunque no su destino, pues el chico original sobrevivió
tras varias semanas de exorcismo. El caso es que Blatty, usando ciertos
elementos de de esa historia, creó una novela que va creciendo exponencialmente
en el nivel de terror, tocando por el camino el tema del diablo, la religión,
la creencia, la ouija, las enfermedades psiquiátricas, pero sobre todo, la
polémica de si es acertada la medida de aplicar un exorcismo a personas que
presentan un cuadro de posesión, aunque sea por su efecto sugestivo.
LO
PEOR: La fuerza de la novela reside en la historia que nos
traslada William Peter Blatty pero quizá la forma no sea la más exquisita del
mundo y en ese aspecto sea un tanto plana. Por supuesto, no en todas sus
partes. Algunas si son brillantes.
CITAS: “Soy sólo un pobre demonio que lucha. Un diablo.
No el diablo. Una diferencia sutil; pero no he perdido enteramente mi
influencia sobre nuestro padre que está en el infierno. A propósito, cuando lo
veas no le digas que me he ido de la lengua”. “A propósito, hace un día
magnífico para un exorcismo, ¿no te parece, Karras?”. “Yo creo que el objetivo
del demonio no es el poseso, sino nosotros... los observadores... cada persona
de esta casa. Y creo... creo que lo que quiere es que nos desesperemos, que
rechacemos nuestra propia humanidad”. “Creer en Dios no tiene nada que ver con
la razón, sino que, en última instancia, es una cuestión de amor, de aceptar la
posibilidad de que Dios puede amarnos”. “Ya no es necesario que sea Satán el
que dirija nuestras guerras, pues las dirigimos nosotros mismos”. “¿Has visto
lo que ha hecho la cochina de tu hija?”. “Tu madre está con nosotros, Karras,
¿quieres enviarle un mensaje?”. “¿Cuanto tiempo piensas quedarte en el cuerpo
de Regan?”. “¡El poder de Cristo te obliga!”. “El diablo siempre mezcla
verdades con mentiras, para así confundirnos”. “Sería una exhibición de mi
poder demasiado vulgar”.
CONCLUSIONES: Es un libro corto y bastante “fácil” (si se puede decir eso
de un libro que cuenta una posesión demoníaca) de leer. Al menos en cuanto a la
expresión y al lenguaje utilizado. Está contado de forma lineal además.
Engancha prácticamente desde el principio y no te suelta hasta el final. Fue adaptada
al cine por William Friedkin (su obra maestra) en 1973, con Ellen Burnstyn,
Linda Blair, Max von Sydow, Jason Miller y Lee J. Cobb en el reparto. Figura en
todas las listas de películas más terroríficas de todos los tiempos, en muchas
de ellas en el primer puesto. Y está considerada un clásico del género del terror
y el cine en general.
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