domingo, 21 de octubre de 2018

Whiplash



   FICHA TÉCNICA

Película: Whiplash
Dirección: Damien Chazelle.
País: Estados Unidos.
Año: 2014.
Duración: 103 min.
Género: Drama, musical.
Interpretación: Miles Teller, J.K. Simmons, Melissa Benoist, Paul Reiser, Austin Stowell, Jayson Blair, Kavita Patil, Kofi Siriboe, Jesse Mitchell, Michael D. Cohen, Tian Wang, Jocelyn Ayanna, Tarik Lowe, Marcus Henderson, Keenan Henson
Guión: Damien Chazelle.
Producción: David Lancaster, Michel Litvak, Jason Blum.
Música: Justin Hurwitz.
Fotografía: Sharone Meir.
Distribuidora: Sony Pictures.

   CRÍTICA

   SINOPSIS: Andrew Neiman sueña con convertirse en uno de los mejores bateristas de jazz del mundo. Estudia música en la mejor escuela del país, donde da clases un famoso profesor que podría convertirle en lo que desea. Pero sus métodos son extremadamente duros.
   LO MEJOR: Aunque no había sido mi elegido para ganar el Oscar en la edición de los Oscars de 2017, se puede reconocer perfectamente en Damien Chazelle un buen director y teniendo en cuenta su juventud, su futuro es bastante prometedor. Más si cabe, al ver su trabajo en esta película, mucho más sólido y maduro que por el que triunfó con “La la land”: aquí tocaba ya temas que precisamente desarrollaba en aquella como la música (más concretamente el jazz), el sacrificio para conseguir los sueños, y la incompatibilidad de ello con mantener sana una relación de pareja. Por ésto, podría llegar a pensarse que la antecesora de su obra más exitosa era una especie de ensayo de lo que planeaba tratar más adelante y a conciencia. Pero no es así en absoluto. “Whiplash” no es una película de música más. De hecho, ni siquiera va de jazz. Es más, tampoco va de música, ni podría considerársela un musical. El enfrentamiento de los protagonistas, que adquiere una tensión brutal en diversas fases, podría acercarse más al thriller. Y es que lo cierto es que lo que más me ha sorprendido es la dureza del film en cuanto a lo psicológico, pues en su viaje hacia el sacrificio de lograr la meta, le da una nueva dimensión a los conceptos de la competitividad y la superación personal, sin perder la oportunidad de cuestionar los métodos, eficientes pero a la vez inmorales (hoy podríamos calificarlos en la ventana del maltrato y el bullying) pues en la búsqueda, ya no de enseñar sino de encontrar un verdadero genio, se hace un violento ataque de la autoestima de los alumnos.
   Interpretación: Es imprescindible comenzar este apartado hablando del trabajo como “secundario” (es el verdadero protagonista) de J.K. Simmons. Muy pocas veces, pero muy pocas, ha estado tan justificado un Oscar. Su interpretación es sencillamente apoteósica. Simmons está soberbio, deslumbrante, magnifico, me ha dejado con la boca abierta. A este actor hay que darle más papeles a la medida de su talento o nos perderemos actuaciones como ésta. Y ojo también a la sorpresa que me he llevado con Miles Teller, del cual no tenía un concepto demasiado favorable y que consigue aquí mantenerle el duelo interpretativo con Simmons, y no es poca cosa ésto. La única aportación femenina está en una Melissa Benoist (“Supergirl”), cuya trama sentimental es lo más descuidado por Chazelle y da la sensación de que habría estado bien aprovecharla.
   Escena (spoiler): Hay algunas muestras antes del carácter de Fletcher (J.K. Simmons) pero es cuando abofetea a Andrew (Teller) para lograr que coja su “tempo” y le obliga a gritar que está angustiado cuando nos damos cuenta de que ésto va en serio. Es el pistoletazo de salida para que el chico caiga en las garras de la obsesión para agradar a su cruel maestro, cortando su relación con su novia (Benoist) con una frialdad despiadada y que rompe en lo enfermizo tras querer tocar incluso después de sufrir un accidente de coche y presentarse totalmente ensangrentado. Aun así, Fletcher le sustituye, lo que provoca el ataque físico del aprendiz al profesor. Lo que lleva a su expulsión y posterior venganza de Andrew denunciándolo. Muy importante es la conversación en el club de jazz entre ambos, ya fuera de la escuela, donde se fragua la trampa al muchacho. Lo de la actuación final donde vuelve a ganarse el respeto de Fletcher, quien satisfecho de que por fin haber encontrado a su genio, forma un dúo espectacular con él.
   LO PEOR: Que el tema en cuestión, el verdadero, no sea el jazz y la música, no quiere decir que no haya una gran cantidad de escenas en las que no sea el protagonista. A un servidor, por muy espectaculares y pasionales que sean dichas secuencias, le ha parecido un tanto cargante el constante martilleo del protagonismo de la batería en ellas.
   CITAS: “Exijo a la gente más de lo que se espera de ella. Lo considero absolutamente necesario”. “No me jodas, ¿eres de los que derrama una sola lagrimita? ¿Acaso te parezco un arco iris doble?”. “Prefiero morir alcohólico y arruinado a los 34 y que hablen de mí en una cena que vivir rico y sobrio a los 90 y que nadie recuerde quien fui”. “No creo que la gente entendiera lo que hacía en Shaffer. No estaba allí para dirigir, cualquier idiota sabe mover los brazos y marcar el tempo, quería que mis alumnos se esforzaran más allá de las expectativas”. “No entiendo por qué alguien no hablaría maravillas sobre mí, es un misterio”. “No hay dos palabras que sean más dañinas en nuestro idioma que buen trabajo”.
   REFERENCIAS: Hay varias temáticas que Damien Chazelle desarrollaría en “La la land”. Pero en concepto de película es completamente distinto. Ha demostrado que es un gran director en su última película, alejada del tema de la música en “First man” sobre el astronauta Neil Armstrong. El papel de Simmons me ha recordado a Lee Ermey en “La chaqueta metálica” o el de Louis Gassett Jr en “Oficial y caballero”.
   CONCLUSIÓN: 7’5. Chazelle debutaba ya apuntando maneras con una película sobre música pero que en realidad va sobre la competitividad y la superación.
 


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