Más de veinte años
estuvo dando vueltas el proyecto para adaptar el relato de Brian Aldiss
“Los superjuguetes duran todo el verano” desde que cayó en manos de
Stanley Kubrick hasta que finalmente fue traspasado por éste a Steven
Spielberg. Una de esas películas malditas que parecía que no iba a
conseguir estrenarse nunca.
Stanley Kubrick fue
quien primero se interesó por dicho proyecto haciéndose con los derechos
del relato de Aldiss y contratando varios guionistas a fin de comparar
varias versiones de él. Ésto fue en la década de los setenta. Sin
embargo, Kubrick consideraba que el papel principal no podría ser
interpretado por un actor, y menos un niño. Por lo que optó por recrear
el personaje de forma digital.
He aquí el gran
problema pues los efectos especiales de la época evidentemente no
estaban tan avanzados como los actuales y Kubrick no estaba nada
convencido con las imágenes de infografía con las que habían recreado el
personaje de David. Además, estaba disconforme con el elevado
incremento que suponía contratar los servicios de la Industrial Light
and Magic para hacer dichos efectos visuales.
Finalmente, Kubrick,
harto ya de no encontrar la forma de llevar a cabo el proyecto, se lo
traspasó a Steven Spielberg en 1995. Por motivos de agenda, tampoco el
Rey Midas de Hollywood pudo llevarlo a cabo inmediatamente. Si lo hizo
ya en 1999, justo tras fallecer Stanley Kubrick (paradójico). Al final
de los créditos de la película figura una dedicatoria a él.
Spielberg solucionó
el problema de forma sencilla. Primeramente, contaba con mejores y más
modernos medios. Pero es que, además, él si creía que David, el robot
protagonista, si podría ser interpretado por Haley Joel Osment, quien se
había hecho muy popular por sus papeles en “El sexto sentido” y “Cadena
de favores”. La proyección del jovencísimo actor era realmente
prometedora pero no ha llegado a confirmarse.
En el reparto le
acompañaron Jude Law, Frances O´Connor, William Hurt y Brendan Gleeson.
Aunque casi resulta más espectacular la lista de actores elegidos para
poner voces a distintos personajes, como Jack Angel, Meryl Streep, Ben
Kingsley, Robin Williams y Chris Rock. En cualquier caso, no estaba mal
acompañado Haley.
Spielberg no esconde
en ningún momento el darle a la historia un tratamiento de cuento o
fábula, haciendo constantemente referencia al de “Pinocho”. Además, no
perdía la oportunidad de mostrar al hombre como figura que rechaza el
progreso y a cualquier cosa diferente a él, dándole una connotación
deshumanizada. Mientras, por el contrario, las máquinas parecían tener sentimientos y sufrir su discriminación.
La película tiene
aún hoy una factura impecable y cada una de sus categorías técnicas son
sobresalientes. De hecho, la película fue nominada por sus efectos
especiales, precisamente elaborados por la IL&M. También la banda
sonora de John Williams. Por el contrario, el desarrollo del film era
muy irregular, con tres demasiado diferenciados bloques argumentales. Y
el exceso de metraje tampoco ayudaba.
Pero el caso es que
mayoritariamente contó con criticas muy favorables en la mayor parte de
los medios. Costó 100 millones de dólares y consiguió 235 en la
recaudación de taquilla. Es decir, salió rentable, aunque no fue un
éxito del calibre acostumbrado por el director.
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