Que
no tienen vergüenza lo podemos advertir prácticamente desde la
primera escena. Porque si, es una película que se estrenó en
Navidad, con ambiente navideño y hasta con un Santa Claus. No un
tipo que se viste de Santa Claus sino el verdadero, muy pasado de
vueltas, eso si. Claro que en la dirección está Tommy Wirkola,
autor de las dos divertidísimas y muy sangrientas entregas de “Zombis
nazis”. Aunque fuera de su Noruega no le dejan desmelenarse tanto,
aquí se lo ha hecho, y también ha realizado una película muy
divertida y sangrienta, aunque lo de navideña es más un envoltorio
para una gamberrada de acción con un Santa Claus repartiendo a
diestro y siniestro, con un alto grado de violencia bastante
explícita. Pero todo con mucho sentido del humor, negro, claro está. No
hay mucho más que reseñar salvo que David Harbour se nota que se lo
está pasando de miedo y diría que John Leguizamo tres cuartas de los
mismo como su antagonista. Si es cierto que para lo que es la trama,
se va un poco de metraje, una hora y media hubiera sido más que
suficiente. 6.
Está
por debajo de sus dos anteriores películas, “The gentleman” y
“Despierta la furia” pero es igualmente entretenida porque Guy
Ritchie sabe montar perfectamente la fiesta y elegir a los invitados.
Aunque como me suele pasar con todo su cine, me interesan más los
personajes secundarios
que el protagonista. Porque la estrella es Jason Statham, a quien
tiene para que de vez en cuando se luzca en alguna pelea cuerpo a
cuerpo. Por cierto, todas están bastante bien. Pero los que se comen
la película son Cary Elwes, Josh Hartnett, Aubrey Plaza y
especialmente Hugh Grant (¿Es cosa mía o en todas sus últimas
interpretaciones desde un plano secundario se termina robando la
película? Digo exceptuando intervenciones en ceremonias de los
Oscars). Temáticamente, la historia se mueve entre el género de
espionaje y acción, salpicado con bastante toque de comedia, y el
cine de estafadores. Entre “Misión imposible” y “Ocean’s
eleven”, funcionando mucho mejor cuando se acerca a esta última.
En definitiva, no es lo mejor de Ritchie pero resulta muy entretenida
gracias a su buen ritmo, agilizado por el montaje, y a lo divertidos
que son los personajes secundarios. 6’5.
Vaya
por delante que soy fan de Nicholas Cage, si, incluso ahora. De
hecho, sigo pensando que tiene mucho talento (quizá no descomunal) y
todavía hay algunas películas en las que le dejan desplegarlo (por
favor, Tarantino, rescátalo para tu próximo proyecto). Pero no se
puede ignorar la deriva que ha tomado su carrera en la última
década. Casi podría considerarse a Nicholas Cage como un género en
si mismo. No obstante, tampoco él es ajeno a ello y hay que
reconocerle aquí su capacidad de autoparodiarse, interpretándose a
si mismo en una situación profesional parecida a la suya propia.
Aunque esto solo es el pretexto para montar una trama que funciona
más allá del ejercicio de metacine que propone la película. A mí
me ha parecido muy divertida, tiene algunos gags bastante graciosos
(todavía me estoy riendo del de “Paddington 2”). Además, forma
un buen tándem con el actor que ahora está tan de moda, Pedro
Pascal, y demuestran tener muy buena química. Por lo tanto, no es
que sea la película una gran cosa, de hecho, es prácticamente una
broma continuada, pero está entretenida. 6.
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