martes, 11 de abril de 2023

Escenas Míticas: Diablo - La profecía

 


  La revista Entertainment Weekly la colocaba en el puesto 14 de películas más terroríficas de la historia del cine. Si me preguntaran a mí la pondría en el Top 5 pues sin duda es una de las películas que más miedo me ha dado. No sólo por contener varias muertes de las que más me han impresionado sino por el propio mensaje contenido en su título, una profecía que no podía pararse, se hiciera lo que se hiciera.




   Aunque se barajaron otros títulos alternativos, como, “El Anticristo” o “La marca de nacimiento”. La traducción literal del título original no era “La profecía”, sino, “El presagio” (“The Omen”). Sea como fuera se convirtió en una de esas películas malditas de Hollywood, colocándose junto a otras igualmente marcadas por la tragedia, como “La semilla del diablo” o “El exorcista”.



   Al abrigo del éxito de esta última venía la que hoy comentamos, tres años después de ella. Hay que decir que todas esas leyendas negras y supuestas maldiciones de estas películas son bien recibidas por sus productores pues alimentan el interés del público sobre ellas. Es más, muchas veces, sus campañas publicitarias explotan esa fama.



   La mayoría de estas “maldiciones” tienen explicación. Se trata de películas con equipos de profesionales muy extensos, y muchas veces envueltos en diversos riesgos durante el rodaje. Por lo que el número de accidentes puede elevarse. No obstante, existen títulos, como los mencionados anteriormente, y este es uno de ellos, que desafían a toda lógica y que cuesta bastante explicar.



   Ya comenzaba con la advertencia, antes incluso de comenzar el rodaje, del fundador de la Iglesia de Satán, Anton La Vey, al director del film, Richard Donner, de que abandonaran el proyecto pues presentía la muerte en él. Y lo cierto es que el propio Donner la estuvo rondando pues sobrevivió a un accidente de coche, en el cual también viajaban otros miembros del equipo. Pero además, el hotel donde se hospedaba fue atacado con explosivos por el grupo terrorista IRA.



   El protagonista de la película, Gregory Peck, también rondó la tragedia. Un avión en el que iba a viajar, cuyo billete canceló, que se dirigía a Israel, se estrelló y no hubo ningún superviviente. Pero es que además, uno en el que si viajó, recibió un rayo en pleno vuelo. Exactamente lo mismo que le pasó al avión en el que viajaba el guionista David Shelter.



   Aunque lo más impactante le ocurrió el director de efectos especiales, John Richardson, que se estrelló contra un letrero que marcaba la distancia hasta una localidad, que concretamente era 66,6 km (aunque esto me cuesta creerlo). Peor destino corrió su novia, que fue decapitada durante el rodaje de “Un puente lejano”, recordando a la escalofriante muerte del fotógrafo de la película.



   Hubo una larga lista de actores para interpretar a Robert Thorn, que por unos motivos u otros rechazaron el papel, entre los que estaban Oliver Reed, William Holden (curiosamente interpretaría después en la secuela “La maldición de Damien” al hermano del personaje Richard Thorn), Charlton Heston, Roy Scheider y Charles Bronson. Finalmente fue Gregory Peck quien aceptó, como redención por la muerte de su hijo por suicidio, como padre que se siente culpable.



   Le acompañó Lee Remick, David Warner y Harvey Stephens, el niño que hacía de Damien, que fue nominado por el Globo de Oro. Stephens se ganó el papel con el propio Richard Donner, ensayando la escena en la que la madre es atacada por Damien para no entrar en la Iglesia. Donner ejercía de madre, y fue arañado y golpeado por Stephens, hasta que le dio una patada en la entrepierna. Eso terminó de convencer al cineasta.



   Para el que esta fue su primera película tras un largo periplo en la televisión. Después vendría "Superman", "Lady Halcón", "Los Goonies" y la saga "Arma letal". La película obtuvo excelentes críticas y funcionó de maravilla en taquilla. Costó apenas 3 millones de dólares y recaudó 60. Además, consiguió un Oscar, el de la terrorífica banda sonora de Jerry Goldsmith.



   Los animales también tuvieron su protagonismo. De hecho, la película contribuyó a la "demonización" (nunca mejor dicho) de los Rottwailer, varios de los cuales atacaron a los especialistas. No así el líder de la manada, que fue tremendamente cariñoso con el reparto. Para la secuencia de los babuinos metieron una cría en el maletero del coche, así que el ataque es completamente real y la reacción de Lee Remick también. 



   Tuvo tres secuelas; "La maldición de Damien", "El final de Damien" (pedazo spoiler) y "El renacer" (para televisión), además de una miniserie spin off, "Damien" y un remake en 2006 a cargo de John Moore, cuyo máximo interés era la participación de Mia Farrow como Srta. Baylock, es decir, nuevamente relacionada con un niño demoníaco tras "La semilla del diablo".

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