Se
presenta como una muestra de cine de denuncia, más
concretamente
sobre el bullying que sufren los adolescentes, en este caso las
personas que por su obesidad son víctimas de la crueldad más
despiadada. Se presenta como eso y es lo que es, pero dándole una
vuelta de tuerca para enlazar con otros géneros, y ahí conecta,
salvando enormemente las distancias, con el personaje más icónico
presa del acoso, que es Carrie White. Porque ese otro género es el
terror, el slasher para más señas, un subgénero muy poco habitual
en el cine español. Parte de un corto del mismo título, de Carlota
Pereda (que debuta en el largometraje con esta película) y que ya
recibió el Goya al mejor corto de ficción. Goya también el que se ha llevado recientemente la actriz
protagonista, que ya lo era del propio corto, Laura Galán (y creo
que merecidamente). Sin revelar nada vital de la historia, aquí
también se les ponen mal las cosas a los agresores y acosadores del
personaje principal. Pero también dando una vuelta de tuerca
bastante retorcida, un poco cogida por los pelos en cuanto a la
ambigüedad de las motivaciones del asesino. El caso es que me ha
sorprendido el nivel de violencia exhibido en la película porque
llega un momento que se convierte en un festival de sangre. Además
hace un retrato de la vida en un pueblo y como puede afectar a sus
habitantes lo que está pasando. Eso si, me ha costado bastante
entender los diálogos. Al menos, es un tipo de cine poco habitual en las producciones españolas. 6.
Otro
de esos géneros que no se prodigan en el cine español, el
carcelario. A cargo del que posiblemente esté entre los cinco
mejores directores españoles actualmente, Alberto Rodríguez. Suya
es una de las mejores películas del cine patrio en lo que va de
siglo, “La isla mínima”. No a ese nivel pero también a uno muy
alto está otro título, “El hombre de las mil caras”. Además
cultivando otros géneros que tampoco son muy habituales en nuestro
cine como son el psicokiller policíaco y el thriller político. Pero
aún contando historias que nada tienen que ver entre si en tono y
argumento, si tienen en común con “Modelo 77” en que retratan
perfectamente la época en la que están encuadradas. Es
lo que hace con esta película, mostrarnos la situación social de la
recién estrenada transición española tras la muerte de Franco a
través de un drama carcelario donde gran parte de los convictos lo
son como presos políticos o por condiciones no aceptadas durante la
dictadura, como ser homosexual. Pero además, lo que se denuncia son
las condiciones de las cárceles durante el régimen. Es lo que
demandan los personajes de esta historia, un cambio en esas
condiciones al igual que se estaba produciendo en el propio país. Y
en ese sentido, la historia es bastante dura en cuanto a la violencia
que no se reservan. La película tiene una factura impecable. De
hecho, se ha llevado cinco Goyas en la última edición, aunque es
cierto que en categorías técnicas como producción, dirección
artística, maquillaje, vestuario y efectos especiales. Y eso que las
interpretaciones de Miguel Herrán, Javier Gutiérrez e incluso
Fernando Tejero son muy magníficas. 7’5.
En
el cine español el género de deportes ha sido muy poco aprovechado.
No
será por gestas deportivas porque tenemos unas cuantas pero por
alguna razón en España no les sacamos rendimiento promocionándolas
en películas. Aquí si lo hacen y además tocando un tema que nos
puede resultar muy cercano a pesar de que hayan pasado más de
treinta años, los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992. Aunque no
se me ocurre deporte menos cinematográfico que el waterpolo, que es
en el que se han centrado. De hecho, como deporte en si, es de los
que menos pueda interesarme. Pero es que este género suele utilizar
el deporte para hablar de otras cosas en realidad, de ciertos valores
de superación, de situaciones sociales y de su intrahistoria. Y en
ese sentido creo que funciona bastante bien la película. En este
caso se enfoca a la rivalidad interna que existía en la selección
española de waterpolo entre los jugadores catalanes y los
madrileños, más representados en sus respectivos líderes, Manel
Estiarte y Pedro García Aguado. Además de la polémica de traer un
entrenador extranjero,
Dragan
Matutinovic, con fama de bastante duro. De hecho, la fase de
entrenamiento, que toda película de deportes debe tener, es lo más
interesante. Así que, para no ser un deporte que me interese
demasiado y ni siquiera una de las gestas deportivas españolas que
más me llamara la atención, me parecido bastante entretenida. 6’5.
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