martes, 28 de febrero de 2023

Escenas Míticas: Diminutos - El chip prodigioso

 


   Si la anterior película del ciclo, “Cariño, he encogido a los niños” estaba claramente inspirada en el clásico “El increíble hombre menguante”, ésta era tan evidente que lo hacía en el también clásico, y que ya vimos aquí, “Viaje alucinante”, hasta el punto de llegar a considerarse un remake encubierto de ella. Aunque analizando más allá de la común propuesta de introducir un submarino miniaturizado en el cuerpo de alguien, el resto eran todo diferencias.




   En “Viaje alucinante”, el tono era eminentemente serio en todo momento, sin un atisbo de humor. Se hacía un recorrido por el interior del cuerpo humano y, de hecho, la historia se desarrollaba en él durante tres cuartas partes del metraje del film. Mientras que en “El chip prodigioso” todo eso era prácticamente al revés.



   La trama se desarrollaba en su mayoría en el exterior. Además, no se veía gran cosa del cuerpo humano por dentro, cuando veíamos al protagonista lo hacíamos desde el interior del submarino. Y el tono evidentemente era de comedia, y además una bastante loca, pues aunque se quiso hacer una película para todos los públicos, el toque del director, Joe Dante, se notó tanto que la distanciaba de otras propuestas a priori similares.



   Incluso incluía algún que otro chiste con connotaciones sexuales, aunque de forma muy sutil. Lo que se pretendía era hacer una película con claras intenciones comerciales. El anterior proyecto de Dante no había salido demasiado bien, “Exploradores”, y el cineasta que había dado tan buenos resultados con títulos como “Piraña”, “Aullidos” y sobre todo, “Gremlins”, necesitaba un éxito de taquilla fácil.



   Sin embargo, no fue precisamente éste. Es más, contra todo pronóstico, fue un fracaso. Costó 27 millones de dólares y recaudó uno menos de esa cantidad. Sus siguientes películas fueron algo mejor pero sin llegar a ser éxitos de taquilla, como “No matarás al vecino”(no me cansaré de recomendar esa película, divertidísima), “Gremlins 2”(con respuesta muy inferior a la primera) o más adelante “Pequeños guerreros”.



   Y no se esperaba un mal resultado pues incluso la película venía apadrinada por Steven Spielberg, amigo de Joe Dante, y cuya colaboración ya suponía la tercera, tras presentar también precisamente “Gremlins” y coincidir en la película “En los límites de la realidad” dirigiendo ambos su respectivo episodio dentro de la misma.



   De hecho, el protagonista fue elegido por Spielberg, Dennis Quaid. Y Amy Irving, pareja del director por aquella época, presionó con fuerza por el papel femenino, aunque finalmente fue a parar a Meg Ryan. Lo que es el destino, pues tras el rodaje, Quaid y Ryan se casaron. El tercero en discordia era en realidad el verdadero protagonista, el cómico Martin Short.



   Al ser el personaje de Quaid el que se introducía vía intravenosa en el cuerpo Short, y toda la película tenían que permanecer juntos, pero no precisamente a la vez en pantalla, aún así, los dos actores estuvieron presentes cuando el otro le tocaba rodar sus escenas, para mantener el vínculo que tenían en el argumento. Al fin y al cabo, Quaid era como el Pepito Grillo de Short durante la historia y sus personajes creaban ciertos paralelismos hasta llegar al final como casi la misma persona.



   Curiosamente, participaba también William Schallert, que hacía de médico, al igual que en “El increíble hombre menguante”. Y los empleados del laboratorio eran completamente reales, así que sabían cómo comportarse. Una vez más los efectos visuales corrieron a cargo de ILM, lo que le valió ganar el Oscar en esa categoría. Y fue la primera película estrenada en Dolby Stereo SR.



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