Se
estrena en breve la tercera parte de esta película, “Ant-Man y la
Avispa: Quantumania” en lo que promete ser una de las películas
evento de Marvel para este año. Quién lo iba a decir cuando se
estrenó ésta en 2015, pues no era precisamente uno de los
personajes más populares a pesar de haber formado parte de los
“Vengadores”, y que se estrenó como un spin-off menor, a pesar
de destinarle un gran presupuesto, por detrás de los de Iron Man,
Capitán América o Thor.
De hecho, es la película número doce en el UCM, estrenada tras “Vengadores, la era de Ultron” y “Civil War” donde participaría también Ant-Man. Que precisamente fue el motivo que hizo salir del proyecto a Edgar Wright (“Última noche en el Soho”), que pretendía que la película fuera totalmente independiente y no tuviera ninguna vinculación con Universo Cinematográfico de Marvel, lo cual chocaba de frente con los intereses del estudio.
Wright y Joe Cornish habían elaborado hasta tres borradores de la historia, todos con ese enfoque desvinculado de “Los Vengadores”. Finalmente, el director de “Baby Driver” abandonó alegando diferencias creativas. Por lo que se llamó a Adam McKay ("La gran apuesta") para que le diera una vuelta al guion adaptándolo a las peticiones del estudio. Incluso Paul Ruud aportó ideas a ello.
La salida de Edgar Wright también dejaba vacante en la silla del director, en la que se terminó sentando, y sigue haciéndolo pues también ha dirigido, y bastante bien, las dos secuelas, Peyton Reed, que hasta el momento había realizado varios documentales sobre películas como “Regreso al futuro “ o “Forrest Gump”. Y unas cuantas comedias, no demasiado destacadas por cierto.
Se apostó por Paul Ruud precisamente por el gancho que podría tener como héroe familiar ya de entrada, por delante de opciones que se rumorearon como Joseph Gordon Levitt. Para el papel de Hank Pym (que en realidad era el primer Ant Man de los cómics) el abanico fue mayor, barajeando nombres como Pierce Brosnan, Sean Bean, Gary Oldman o el favorito, Steve Buscemi.
Pero finalmente fue para Michael Douglas, que aceptó porque le hacía ilusión que sus hijos pudieran por fin ver una de sus películas. A Ruud y Douglas les acompañaron Evangeline Lilly (mi debilidad y eso que aquí todavía no es la Avispa), Corey Stoll, Bobby Cannavale, Michael Peña y Judy Greer. Y contó con las apariciones de Anthony Mackie y Hayley Atwell.
A parte del reparto, la otra faceta importante por motivos evidentes eran los efectos especiales, de los cuales se ocupó la famosa Industrial Light and Magic, inicialmente de George Lucas. Que utilizaron diferentes técnicas como la captura de movimiento, la fotografía trucada, el stop motion o la exposición múltiple. Eso sí, se les pidió que el diseño de las hormigas no fueran tan amenazantes pues pretendían que la película fuera para todos los públicos.
Por cierto, Paul Ruud compró una granja de hormigas para poder observar cómo trabajaban. La cuestión es que el resultado fue una película mucho más entretenida y divertida de lo esperado, que tuvo mayoritariamente críticas positivas y que funcionó en taquilla. Costó 130 millones de dólares, 170 con gastos de distribución, y recaudó 520 en salas de cine.
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