jueves, 23 de marzo de 2023

Microcríticas Express: El estrangulador de Boston (2023/1968)

 



   Aunque tenga el mismo título no se trata de un remake de la película de 1968, con la que incluso podría complementarse, pues trata de la investigación paralela que llevó a cabo la prensa de los crímenes del Estrangulador de Boston, más concretamente el periódico Record American por medio de dos reporteras, muy bien interpretadas por Keira Knightley y Carrie Coon aquí,
que pusieron en duda la de la policía, señalando su falta de rigor por no cotejar las pruebas con los departamentos de otros distritos, su impaciencia por colocarle los asesinatos a alguien y en general su incompetencia. Lo que les habría dejado pasar por alto la teoría que sostiene la película, que es que podría haber habido varios asesinos, o que al menos, Albert DeSalvo no fue el único autor material de los estrangulamientos de trece mujeres. No obstante, está más cerca del drama periodístico, con cierto toque de reivindicación feminista, que del thriller policíaco. En cierto modo, tiene algunas similitudes con “Zodiac”. Ojo, no en la calidad porque la maestría en la puesta en escena y la narración de David Fincher en aquella, no la tiene ésta. De hecho, si algo se le puede achacar es que le falta tensión. Pero tiene algunos paralelismos argumentales, como que la historia esté llevada por un periodista y la ambigüedad en cuanto a la identidad del asesino. 6’5.


   Esto si en un psicokiller en toda regla,
de hecho, en mi opinión, uno de los mejores. La película sostiene la teoría de que Albert DeSalvo si fue el único responsable de los trece crímenes de los que se le acusaba, aunque deja una puerta abierta. Porque hay que aclarar, que en la realidad, su autoría solo se basó en la propia confesión pero no hubo pruebas concluyentes. Tiene dos mitades más o menos diferenciadas. En la primera asistimos a los primeros asesinatos y a la investigación policial liderada por nada menos que Henry Fonda y George Kennedy. En la segunda ya nos mostraban a DeSalvo, al que podemos seguir, observar su modus operandi y demás. No hay misterio en ese sentido porque está interpretado por un actor tan famoso como era Tony Curtis, que está absolutamente magnífico en su interpretación, de la que hace exhibición en el último tramo de la película, dejándonos algunas miradas que pueden helar la sangre. Es justo decir que tampoco es que se haga una reconstrucción de los hechos exhaustiva pero si se hace uno una idea bastante clara del pánico que creó este caso. Como curiosidad, el estilo de dirección que desplegó Richard Fleischer, con recursos muy modernos por esa época de finales de los setenta, con el movimiento de la cámara, esos miniplanos secuencia y, sobre todo, el uso de la pantalla partida. Bastante recurrente éste último y que en ocasiones suponía tener tres, cuatro y cinco pantallas de forma simultánea. Antes de que Brian De Palma la incluyera en su abanico de trucos visuales. 8.

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