Mira
que tenía los elementos necesarios para ser una de las películas
del año pasado y posiblemente una de las candidatas a los Oscars en
la última edición; un gran reparto, un gran director, David O.
Russell dirigiéndolos y un argumento interesante que contar. Porque
alude a una de las historias más sorprendentes y poco conocidas de
la historia de Estados Unidos, una conspiración para dar un golpe de
estado y provocar un cambio de rumbo político similar al que ocurrió
en Alemania e Italia. Casi nada. Sin embargo, lo que ha sido la
película es uno de los grandes fracasos de taquilla de 2022, que
para colmo también ha recibido un serio correctivo por parte de la
crítica. ¿Está justificado? Pues no es el desastre que dicen
algunos pero teniendo en cuenta los mimbres con que contaban si se
puede hablar de decepción. Creo que la película quiere ser
demasiadas cosas a la vez; intriga, drama romántico y comedia negra.
Y es la tercera de las mencionadas la que más hace fallar el
resultado final. No le favorece en absoluto ese tono poco serio a una
trama que de haberse tratado de otra manera habría sido
interesantísima. Hasta el propio reparto parece sentirse incómodo
en esa situación, salvo un Christian Bale que nuevamente es el que
más airoso sale del experimento porque este actor se adapta a lo que
sea. Tampoco le favorece el que la narración sea demasiado teatral.
En definitiva, no es mala película pero si podría considerarse
fallida respecto a la expectativa que generaba. 5'5.
El
titulo alude a la palabra con la que se designó el valor de la vida
humana en cuanto a una especie de fórmula que un abogado ideó para
calcular la indemnización a las familias de las víctimas tras el
atentado del 11-S. Así es como se llevó la administración del
fondo de compensación a las víctimas. Pero lo que reivindica la
película es lo absurdo de las bases en cuanto a como valorar ciertos
aspectos de las vidas de las personas. Es decir, el daño sufrido a
los familiares no se puede calcular de forma matemática. Y eso es lo
que aprende el abogado que, con toda su mejor intención, ideó ese
mecanismo, interpretado por un muy inspirado Michael Keaton (con ya
varios papeles comprometidos con la denuncia social), en su
enfrentamiento con otro abogado interpretado por Stanley Tucci. Ambos
están soberbios en sus papeles. Cine
de denuncia con un toque de drama judicial basado en hecho reales. De
hecho, se hace una reconstrucción pormenorizada de la situación de
la ciudad de Nueva York y del efecto del atentado en los familiares
de las víctimas. 6’5.
Es
cierto que se inspira en un caso real, pero se inspira, no se basa,
por lo que apenas toma la premisa del caso de Amanda Knox (sobre el
cual hay un documental en Netflix con ese mismo nombre muy
recomendable), sobre un asesinato en Italia por el que esta chica
pasó cuatro años en la cárcel y que generó un juicio con gran
repercusión internacional. Pero la película no va por la vía del
drama judicial sino por la de la historia de un padre coraje capaz de
hacer cualquier cosa con tal de descubrir quien es el verdadero
responsable del asesinato y como hacer para sacar a su hija de la
cárcel. Y ahí radica la diferencia con otros thriller de
investigación. En la expresión “cualquier cosa”, es decir, ya
no tanto en descubrir el “que”, sino en “como” descubrirlo y
hasta donde es capaz de llegar un padre desesperado, en cuanto a
romper sus propios valores éticos. Eso es lo que te hace pensar la
película, si estás de acuerdo con él, si tú lo harías. Toda vez
que la inocencia de la acusada en cuestión no está clara en ningún
momento. Pero eso es algo que hay que ir viendo durante la película.
Dirige Tom McCarthy (“Spotlight”) y protagonizan Matt Damon y
Abigail Breslin, ambos en interpretaciones magníficas, especialmente
Damon, que probablemente esté en uno de los mejores trabajos de su
carrera. 6’5.
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