martes, 26 de julio de 2022

Escenas míticas: Depredadores de humanos - Los demonios de la noche

 


   Si de devoradores de hombres va ésto, qué mejor película que una inspirada en dos depredadores de humanos reales. Es más, cada vez que se hace un ranking de animales que han perpetrado masacres a nuestra especie, los leones del Tsavo están en ellos, muchas veces en el primer puesto. De hecho, la historia está plasmada en el libro escrito por su cazador, John Henry Patterson (que a su vez es el protagonista de esta película) en “Los devoradores de hombres de Tsavo”.




   Aunque el film no adapta directamente dicho libro, sino que lo toma como referencia para un guion original escrito por William Goldman, por lo que el relato que se hace de los hechos contiene tantos datos reales como licencias artísticas. Una de las más evidentes es que los leones reales no tenían melena, rasgo identificativo genético de los leones de esa zona de Kenia. Pero se decidió para la película que mostrarlos con ella era más impresionante estéticamente.



    Y los hechos fueron que los leones sembraron el terror en los obreros de la construcción de un puente en Tsavo, Kenia, en 1898. Según el propio Patterson, las bajas se elevaron hasta 140 víctimas. Hay que considerar que los censos de población no eran especialmente fiables. Tras un estudio científico practicado sobre los cuerpos de los leones, sólo se hallaron restos genéticos de 35 personas.



   Quizá Patterson adornó su relato exagerando la cantidad de víctimas o quizás se consideraron como tal las numerosas deserciones de obreros a causa del miedo al ataque de los leones. Pero algo que sí es cierto es que se encontró una cueva, con una cantidad de restos óseos humanos tal que dejaba corto el número de 35 muertos, aparte de que ya el hecho de llevar los cuerpos a una cueva, casi como trofeos, es un comportamiento extraño en unos leones.



   No era lo único poco común en su forma de operar. De primeras es raro que dos leones macho adultos cazaran juntos. Pero es que además, lo hacían con una compenetración totalmente inusual y con una inteligencia desconcertante. Algo que muestra la película y que fue real es que lograron superar todas las trampas que le pusieron, como la del vagón de tren, el traslado del hospital o las vallas de espino. No solo eso, no atacaban dos veces seguidas por el mismo sitio y parecían coordinarse para distraer la atención de los vigías. 



   Varios motivos pudieron confluir en su obcecamiento con atacar a los hombres de la obra. Al parecer, uno de los leones tenía una infección en uno de sus dientes, por lo que la caza de búfalos o cebras le podría resultar más complicada. Es decir, cazar hombres era más fácil. Hay que decir que las rutas de esclavos estaban próximas y los leones pudieron atacarlas y comprobar que la especie humana era una presa muy asequible.



   Aunque su comportamiento también podría explicarse por otros dos factores. En esa época hubo una especie de peste bobina que redujo la población de gacelas y cebras, por lo que su presa natural no abundaba. Y luego la propia acción del hombre, conocida como antropízación, es decir, la transformación que ejerce el hombre en el medio, lo que podría explicar que los leones se acostumbraron a la presencia humana y la integrarán en su menú.



   No obstante, a parte del tema de las melenas de los leones, se tomaron más licencias. Los nombres que se les atribuyen en la película, Fantasma y Oscuridad, fueron inventados para ésta. Además, Patterson los cazó en solitario, sin ayuda de otro cazador y necesitó nueve meses para hacerlo. Tampoco colaboraron los masái en dicha operación. Lo que sí es cierto es que en ambos casos necesitó varios disparos para abatirlos. De hecho, para el último tuvo que meterle hasta nueve balazos en el cuerpo pues incluso moribundo intentó atacarle.



   Para llevar la historia a la pantalla, se consideró a directores como Stephen Sommers, Rob Cohen o Chuck Russell. Finalmente se eligió a Stephen Hopkins, director de inicios en el género de terror, con títulos más bien mediocres como “Pesadilla en Elm Street 5”, pero con otras posteriores interesantes, como “Depredador 2”, “Los jueces de la noche”, “Volar por los aires” o “Bajo sospecha”. Actualmente está más en el campo de la televisión.



   Para el papel de John Henry Patterson se pensó en Tom Cruise y para el de Charles Remington en Paul Newman, lo que hubiera vuelto a reunir a los actores tras "El color del dinero". Pero tras sus negativas recayeron en Val Kilmer (quien curiosamente fue nominado al Razzie por su interpretación, lo cual no deja de ser cachondo) y Michael Douglas. Completaban el reparto Tom Wilkinson, Om Puri, Bernard Hill y Emily Mortimer. Y los dos leones, especializados en salir en películas, como "George de la jungla", llamados Bongo y César. 



   Por cierto, los reales están disecados y expuestos en el Museo de Historia Natural Field, de Chicago. No era la primera vez que la historia era llevada a la pantalla, ya lo hizo en 1953 en "Bwana devil", de forma muy libre. La que hoy comentamos hay que decir que tuvo más bien malas críticas, pero logró dar beneficios aunque no para tirar cohetes. Costó 55 millones de dólares y recaudó 75. Personalmente la considero una película muy reivindicable.

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