jueves, 28 de abril de 2022

Microcríticas Express: Monfall/The king's man/Venom2

 




   Con Roland Emmerich nadie puede darse por so
rprendido porque es un tipo que no engaña. Salvo destellos de talento como “El patriota” o “Anonymous”, y a mí me encanta “Stargate”, al director alemán lo que le gusta es ofrecer películas palomiteras repletas de efectos especiales, doctorándose en cine de catástrofes porque lo que le pone por encima de todo es destruir Estados Unidos, sea por terremotos, olas glaciares o lagartos gigantes. Y aquí ofrece más de eso. De hecho, visualmente es espectacular. En este caso es la luna la que “por lo que sea” amenaza con impactar contra la tierra. Pero es que, lo que normalmente le suele fallar a Emmerich, el guion, es incluso peor que otras veces. Es que no hay por donde cogerlo. Uno de los mejores ejemplos es el lanzamiento del trasbordador (no os lo perdáis), pero luego es que hay personajes que parecen que se teletransportan, tramas que no vienen a cuento y todo es salvarse en el último segundo. Además de tener a un actor como Donald Sutherland, que pase por ahí, suelte un par de frases y hasta luego, nunca más se le vio. Encima, todo es tomado como muy en serio, cuando le habría venido bien hacer como “Armageddon”, reírse de si misma, o como dos películas del propio director y que parecen haberse fusionado aquí, “Independence day” y “2012”, pero sin su sentido del humor.


   Siendo objetivos, no es una mala película. Está bien, es muy entretenida, nunca aburre y tiene algunas escenas muy buenas, especialmente la de Rasputín. Más que contarnos los orígenes de la agencia secreta Kingsman, pues ésto es una precuela de la saga, nos cuenta los acontecimientos previos, lo que implica desarrollar la historia en un periodo histórico totalmente distinto, con una ambientación diferente a lo visto anteriormente. En ese sentido no hay que ser muy estricto porque la reconstrucción histórica que hace es más bien libre y la pone al servicio del argumento y no al revés. Le admiro el intento de alejarse de lo anteriormente ofrecido pero . . . tanto que no me parecía una película de “Kingsman”. No solo porque no tiene ningún integrante del reparto de las dos películas anteriores, que eso es evidente y hasta previsible, además que ésta tiene un repartazo también, donde destaca especialmente Ralph Fiennes,
sino porque aunque tiene buenas escenas de acción, no hay ninguna que esté a la altura de las mejores de las dos entregas precedentes (nunca olvidaré la escena de la iglesia de la primera) y, sobre todo, no tiene el humor gamberro que las caracteriza. Así que, no es mala pero me ha resultado decepcionante.


   Que conste que no fui de los que cargaron contra la primera, a la que considero bastante entretenida y una presentación bastante aceptable del personaje. Pero en esta segunda parte me he tirado gran parte de ella preguntándome, ¿ésto no era de acción y tema superhéroes? Porque parece más una película de parejas. Solo les hubiera faltado llamar a Meg Ryan. Porque entre la pareja formada por
Eddie Brock (Tom Hardy) y Venom, Brock y su ex, su ex y su nuevo novio, Cletus Casaby (Woody Harrelson) y su novieta, . . . Madre mía, que parece una comedia de enredo. Porque todo ese gamberrismo que prometían se queda en nada, limitados por la calificación de PG-13, por lo que Venom se tira toda la película hablando de comerse cabezas y de hacerle cosas muy burras a gente pero poco más. Y no será que no haya un buen reparto, que incluso a los dos protagonistas los acompañan Michelle Williams y Naomi Harris. Pero es que están todos tan desaprovechados, hasta Harrelson lo está. Voy a salvar los efectos visuales casi por no catearla en todo, aunque las escenas donde los despliegan, salvo la del final, son muy cortas. Espero que lleven al personaje a interactuar con Spiderman en futuras secuelas porque lo necesita.

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