martes, 19 de abril de 2022

Escenas Míticas: Terror elevado - La bruja

 


   Ya lo decía que el motivo de hacer este ciclo era el estreno de la nueva película de Robert Eggers, uno de los representantes de los que muchos llaman terror elevado. Sin embargo, “El hombre del Norte”, que contará con un reparto realmente espectacular, con Alexander Skarsgard, Nicole Kidman, Willem Dafoe, Anya Taylor-Joy y Bjork, no es precisamente terror, aunque supongo que algún toque tendrá.



   El que lo tendrá seguro es su siguiente proyecto, si de verdad llega a hacerse, el remake de “Nosferatu”, con la mayor parte del reparto precisamente de su última película. Parece que Eggers es muy de repetir con sus actores. Igual que parece que muchos de ellos son muy de volver a trabajar con él. A pesar de que no es para nada un cineasta taquillero. Así que es lógico pensar que lo hacen por su valor artístico.



   Un valor que ni mucho menos es apreciado por todo el mundo. Tanto él como Ari Aster tienen tantos admiradores como detractores, a quienes les acusan de ser abanderados de un tipo de terror demasiado dramático y psicológico, alejado del terror de sustos y golpes de efecto, y como consecuencia, autores de películas lentas y aburridas.



   En contraposición con los que consideramos a Robert Eggers uno de los directores más interesantes de los últimos años, de esos que hay que tener en cuenta cada vez que estrenan una nueva película. Un director por el qué A24 (si, otra vez está productora) apostó valiéndose tan solo, como referencia, de su trabajo con los cortometrajes. Fórmula parecida a la empleada para captar a Ari Aster.



   La película no está basada en un hecho real en particular pero si está inspirada en una situación que fue real. Concretamente en el clima de histeria sufrido por una colonia de la Nueva Inglaterra de 1630, unos 60 años antes de los famosos Juicios de Salem. Es decir, Eggers quieres retratar el inicio de esa obsesión con las brujas, provocado por el fanatismo religioso y el extremismo cristiano.



   Robert Eggers reconoce como favoritas del género del terror a precisamente “Nosferatu” de Murnay, “Psicosis” de Hitchcock y “El resplandor” de Kubrick. No son malos referentes, la verdad. De hecho, la última fue tomada como modelo de producción para “La bruja”. Aunque viendo la película se puede apreciar un estilo totalmente propio con esa atmósfera cargada, esa música desasosegante y esa elegancia con la cámara.



   No era su primera película, como para Eggers, pero si su segunda y donde verdaderamente empezó a atraer las miradas. Estoy hablando de una Anya Taylor-Joy que siete años después vuelve a trabajar con el cineasta pero ya convertida en una estrella y una de las actrices con futuro más prometedor, desde su juventud. En el reparto la acompañaban Ralph Ineson y Kate Dickie (repite con Eggers en “El hombre del Norte”).



   Por cierto, la bruja que seduce al niño en el bosque en su formato de belleza, es Sarah Stephens, modelo habitual de los desfiles de Victoria’s Secret. Aunque la bruja a la que se refiere el título no es la del bosque, sino la propia Thomasin (Taylor-Joy), en su proceso para convertirse en bruja tras la masacre paulatina de toda su familia. Completa el reparto la cabra (jajaja) a quién tuvieron que limitar sus intervenciones por su negativa a colaborar, y ésto no es coña.



   La película fue aprobada por el Templo Satánico de Detroit, a quién curiosamente A24 proporcionó una copia. Y por el maestro del terror literario, Stephen King, el cual calificó al film de profundamente aterrador. Tuvo buenas críticas, pero al público le dividió, poco acostumbrado a esta versión del género. Aún así, salió rentable. Costó solo 4 millones de dólares, y recaudó 40 en taquilla.



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