Ya
lo decía que el motivo de hacer este ciclo era el estreno de la
nueva película de Robert Eggers, uno de los representantes de los
que muchos llaman terror elevado. Sin embargo, “El hombre del
Norte”, que contará con un reparto realmente espectacular, con Alexander Skarsgard, Nicole Kidman, Willem Dafoe, Anya Taylor-Joy y
Bjork, no es precisamente terror, aunque supongo que algún toque
tendrá.
El
que lo tendrá seguro es su siguiente proyecto, si de verdad llega a
hacerse, el remake de “Nosferatu”, con la mayor parte del reparto
precisamente de su última película. Parece que Eggers es muy de
repetir con sus actores. Igual que parece que muchos de ellos son muy
de volver a trabajar con él. A pesar de que no es para nada un
cineasta taquillero. Así que es lógico pensar que lo hacen por su
valor artístico.
Un
valor que ni mucho menos es apreciado por todo el mundo. Tanto él
como Ari Aster tienen tantos admiradores como detractores, a quienes
les acusan de ser abanderados de un tipo de terror demasiado dramático
y psicológico, alejado del terror de sustos y golpes de efecto, y
como consecuencia, autores de películas lentas y aburridas.
En
contraposición con los que consideramos a Robert Eggers uno de los
directores más interesantes de los últimos años, de esos que hay
que tener en cuenta cada vez que estrenan una nueva película. Un
director por el qué A24 (si, otra vez está productora) apostó
valiéndose tan solo, como referencia, de su trabajo con los
cortometrajes. Fórmula parecida a la empleada para captar a Ari
Aster.
La
película no está basada en un hecho real en particular pero si está
inspirada en una situación que fue real. Concretamente en el clima
de histeria sufrido por una colonia de la Nueva Inglaterra de 1630,
unos 60 años antes de los famosos Juicios de Salem. Es decir, Eggers
quieres retratar el inicio de esa obsesión con las brujas, provocado
por el fanatismo religioso y el extremismo cristiano.
Robert
Eggers reconoce como favoritas del género del terror a precisamente
“Nosferatu” de Murnay, “Psicosis” de Hitchcock y “El
resplandor” de Kubrick. No son malos referentes, la verdad. De
hecho, la última fue tomada como modelo de producción para “La
bruja”. Aunque viendo la película se puede apreciar un estilo
totalmente propio con esa atmósfera cargada, esa música
desasosegante y esa elegancia con la cámara.
No
era su primera película, como para Eggers, pero si su segunda y
donde verdaderamente empezó a atraer las miradas. Estoy hablando de
una Anya Taylor-Joy que siete años después vuelve a trabajar con el
cineasta pero ya convertida en una estrella y una de las actrices
con futuro más prometedor, desde su juventud. En el reparto la
acompañaban Ralph Ineson y Kate Dickie (repite con Eggers en “El
hombre del Norte”).
Por
cierto, la bruja que seduce al niño en el bosque en su formato de
belleza, es Sarah Stephens, modelo habitual de los desfiles de
Victoria’s Secret. Aunque la bruja a la que se refiere el título no
es la del bosque, sino la propia Thomasin (Taylor-Joy), en su proceso
para convertirse en bruja tras la masacre paulatina de toda su
familia. Completa el reparto la cabra (jajaja) a quién tuvieron
que limitar sus intervenciones por su negativa a colaborar, y ésto no es coña.
La
película fue aprobada por el Templo Satánico de Detroit, a quién
curiosamente A24 proporcionó una copia. Y por el maestro del terror
literario, Stephen King, el cual calificó al film de profundamente
aterrador. Tuvo buenas críticas, pero al público le dividió, poco
acostumbrado a esta versión del género. Aún así, salió rentable.
Costó solo 4 millones de dólares, y recaudó 40 en taquilla.
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