Estamos
ante un hito histórico en el cine pues la existencia de esta
película en sí misma es un milagro. Porque se produjo como respuesta
a una petición popular masiva de los fans en el ya más que conocido “SnyderCutRelease” que demandaba la versión original de
Zack Snyder. Vaya por delante que estoy en contra de esta clase de
peticiones, y algunas como la del final de “Juego de tronos” o
“Los últimos Jedis” me parecieron absurdas y una falta de
respeto.
Pero
en este caso no voy a ocultar mi felicidad a que diera sus frutos
esta campaña porque me parece un caso distinto a las que he
mencionado. Aquí no se trataba de cambiar algo porque a los fans no
le gustara la película sino pedir que se les/nos diera la verdadera
versión que se había previsto y que por circunstancias especiales
no pudo ser.
Y
las circunstancias fueron que Zack Snyder tuvo que retirarse y
renunciar a realizar la post producción de la película a causa de una terrible tragedia familiar, concretamente, el suicidio de su hija. Por lo que
Warner decidió contratar a Joss Whedon, autor de las dos primeras
entregas de “Vengadores” para realizar el montaje y una serie de
ajustes.
Porque
durante el rodaje de la película, Zack Snyder había tenido un
enfrentamiento casi diario por defender su personal visión de lo que
debía ser la historia. Por lo que en su ausencia, sin estar para
defenderla, literalmente le destrozaron la película. Fue una
traición en toda regla. Se dice que, Christopher Nolan, uno de los
productores ejecutivos, le recomendó a Snyder, como amigo suyo, que
no viera la película que había dejado Whedon porque le partiría el
corazón.
Pero
¿Qué es lo que había hecho Joss Whedon? Siempre he defendido que la
versión de 2017, la que vimos en cine, no es ningún desastre. Es un
film entretenido que se pasa volando. Pero nada más. Whedon había “marvelizado” la película, un tono que no tiene nada que ver ni con
DC ni con todo lo que había propuesto en las dos películas
anteriores, “El hombre de acero” y” “ Batman v Superman”.
Whedon
desechó más de noventa minutos de los rodados por Snyder y rodó
escenas nuevas, aplicando la fórmula Marvel, con mucho más humor, y
un tono más familiar e infantiloide, reduciendo el metraje a dos
horas, lo que hace que la historia sea más una sucesión de escenas
que una película en sí. Por si fuera poco, posteriormente Whedon
fue acusado de sexualizar a Gal Gadot ofreciendo varios planos
gratuitos de su culo y una escena a modo de chiste en la que Flash queda
accidentalmente sobre el cuerpo de Wonder Woman. Y también fue
acusado de trato abusivo por algunos miembros del reparto, como Ray
Fisher.
El
resultado fue un fracaso de taquilla. Las idas y venidas costaron a
Warner 300 millones de dólares, logrando en taquilla 650, muy por
debajo de lo esperado, y desde luego por debajo de las recaudaciones
de las dos películas anteriores de Snyder, “El hombre de acero”
(costó 225 y logró 670) y “Batman v Superman” (costo 250 y
logró 870).
La
cuestión es que tres años después, Warner accedió a darle los 70
millones de dólares que Zack Snyder necesitaba para completar todas
las escenas con efectos especiales CGI y se puso manos a la obra con
su montaje, recuperando su propio material rodado. No sabemos la
rentabilidad que dio porque se estrenó directamente en HBO Max
pero se considera el mayor evento de la plataforma hasta la fecha y
proporcionó un gran aumento de las suscripciones a ésta.
Además de que está rodada para un formato de pantalla de 4:3, más cuadrado, para emular el sentido visual de las viñetas de los cómics. Y recuperó a su compositor inicial, Junkie XL (Thomas Holkenborg). Que Whedon había sustituido por Danny Elfman. La expectación por los teaser y por el trailer final fue desbordante. Incluso un servidor, no muy atento a estas cosas, llegó a verlos decenas de veces.
El reparto no variaba. Ben Affleck, Gal Gadot y Henry Cavill eran las estrellas, pero Ray Flsher, Ezra Miller e incluso Jason Momoa salían ganando con el montaje de Snyder. En papeles secundarios estaban Jeremy Irons, Connie Nielsen, Diane Lane o Billy Crudup. Y cameos de Willem Dafoe, Jesse Eisenberg, Robin Wright, Amber Heard y, sobre todo, Jared Leto.
Zack Snyder demostró, como Nolan, que se puede hacer cine de superhéroes de autor, con su visión adulta y grandilocuente, a modo de tragedia griega y esos personajes tratados como dioses. Completando el arco de Superman que le equiparaba a Jesucristo, con su revelación, muerte y resurrección. Con dos horas más de metraje, mayor nivel de violencia, fotografía más oscura, desarrollo de personajes, remodelación total del villano, y épica, mucha épica. Lo que daba una película superior a cualquiera de Marvel, incluyendo a su máximo estandarte, "Vengadores, end game".
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