La
premisa de la serie plantea una historia bastante interesante y,
sobre todo, intrigante. Muy influenciada por esa visión apocalíptica
descendiente de la era postnuclear japonesa, con una trama survival a
modo de “escape room” a tamaño gigantesco (toda la ciudad). Lo
que pasa que llega un momento que se convierte en una sucesión de
escenas de pruebas a muerte, algunas muy buenas, que aunque pretende
hacer una especie de retrato de la sociedad, no
es más que un entretenimiento teen que a veces se le va la olla.
Además las interpretaciones son malas, muy malas, y podría
ensañarme más con este tema pero mejor no. Porque a pesar de todo,
no pareciéndome en absoluto una serie buena, resulta que tengo
interés por la segunda temporada. Una contradicción que se
justifica porque entretener entretiene y causa cierta curiosidad.
Tiene ecos de otras películas asiáticas como “Battle Royale” o
“Gantz”, basadas en otros mangas como ésta. Y de otras como
“Cube” o “Saw”. 5.
Es
imposible imaginar por donde va a tirar en parte final viendo como se
desarrolla su principio, bastante típico y aparentemente previsible.
Un triángulo amoroso donde se atisban tramas de celos y poco más.
Pero si hay un toque psicológico que hace que se mantenga el
interés. Lo justo para no bajarse en sus dos primeros episodios
porque superado ese escollo la cosa cambia y se guarda sus mejores
cartas para el último tercio. En ese sentido es un poco tramposilla,
aunque tampoco demasiado porque los giros no vienen en los últimos
cinco minutos, no solo, al menos. Pero su mejor baza es una
magnética Eve Hewson (hija de Bono, de U2). Quizá, paradójicamente,
sea uno de los talones de Aquiles de la serie, la descompensación
entre Hewson y sus dos compañeros de reparto, a los que se come con
patatas en cada escena. Aparte de que en la trama, aunque encajan
bastante bien las piezas, no es ni mucho menos perfecta y hay que
hacer algunos saltos de fé. Merece la pena aunque solo sea por esa
actriz y . . . ese desenlace. 6’5.
Me
sigue encantando esta serie a pesar de que objetivamente no me parece
que tenga un nivel alto. Algunas decisiones de guion son un
despropósito y hay situaciones que se hacen un tanto repetitivas ya
en esta tercera, especialmente en torno al personaje de William
Zabka/Johnny
Lawrence. Aún así me sigue pareciendo mejor personaje que el de
Ralph Macchio/Daniel LaRusso. Pero no porque me parezca el malo, una
teoría que ya cuando se decía en las dos primeras temporadas de que
LaRusso era el verdadero villano me resultaban absurdas, la verdad.
Ahora se ha visto quien
es en realidad. El que lo ha sido desde la primera película. Además
creo que cuando ambos actores están juntos en pantalla, tienen una
química que funciona de maravilla. Así que ya
sea por esa nostalgia que le tengo a los ochenta y que la serie
conserva y explota descaradamente, me parece tremendamente adictiva,
a pesar de sus defectos. Porque total, tampoco pretende ser nada más
allá de un entretenimiento efectivo, y lo consigue. Queda bastante
interesante de cara a la cuarta temporada. 7.
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