Sí
la semana pasada decíamos que King Kong era el padre de todos los
monstruos a nivel general, Godzilla es lo propio nivel más
localizado en el mundo asiático, y más en particular en el japonés.
Con las nuevas películas norteamericanas se ha globalizado la
imagen de esta criatura que de todos modos ya era un icono de la
cultura popular. No en vano, solo en Japón ya tiene 32 películas,
nada menos. Y cuatro más con las nuevas.
Por
qué, saltándonos el “Godzilla” de Roland Emmerich en 1998, muy
alejado de la imagen física del japonés y que no era más que una
excusa más para el director alemán de destruir edificios otra vez más, la nueva
saga fue relanzada en 2014, con el “Godzilla” de Gareth Edwards,
película que fue criticada acusándola de que el monstruo salía
poco. Edwards dosificó mucho su presencia como haría en su anterior
película, “Monsters”.
A
esos críticos con la película les recordaría cuánto tiempo está
en pantalla el escualo de la que yo considero la mejor monster movie
de la historia del cine, “Tiburón”(si, por encima de “King
Kong”). Pero si en aquella salía poco para lo que demandaba el
público, en la que hoy comentamos, teníamos monstruos para dar y
tomar. ¿Contentó esto a las masas? No, lo acusaron de tener poca
historia.
Los
que me lean sabrán el énfasis que pongo en que una película tiene
que tener un buen guión pero . . . que ésto es una película de
Godzilla, aquí lo importante es ver al monstruo destruyendo ciudades
y pegándose con otros monstruos, a poder ser. Historia tenía la de
2014 y no gustó. ¿En qué quedamos? También habría que recordar
en qué película se basan estas otras, en las japonesas, y vete a
buscar un buen guion allí.
Personalmente
me lo pasé en grande como buen aficionado a los monsters movies,
viendo a Godzilla enfrentarse con otros kaijus más, Mothra (éste era aliado),
Rodan y Ghidora, también provenientes de las películas niponas. Aunque el crossover más esperado sin duda era con el enfrentamiento
entre los dos grandes monstruos del cine, Godzilla y King Kong. Es
por eso que podemos incluir en esta saga, en este “Monsterverso”,
la película que introduce al gran simio, “Kong, la isla Calavera”.
La
productora que está detrás de todo este universo cinematográfico
de monstruos es Legendary, artífice de la producción de gran parte
de las filmografías de directores del prestigio de Christopher Nolan o
Zack Snyder. Además de otra gran película de monstruos, “Pacific
Rim”. Aunque con estos filmes ha tenido una elección de directores
bastante cuestionable.
Sinceramente, la de Gareth Edwards para la de 2014 me pareció acertada. Pero la de Michael Dougherty era un poco más dudosa, aunque contaba con un par de películas en el campo del terror interesantes como "Truco o trato" o "Krampus". Las mismas dudas tengo con Adam Wingard para "Godzilla vs Kong", que si bien tiene títulos curiosos como "Tú eres el siguiente", "VHS" o "The guest", también tiene engendros como "Blair witch" o, aún peor, "Death note".
La existencia de todas estas criaturas está justificada con la teoría de la tierra hueca, sobre que hay todo un mundo subterráneo bajo la superficie de la corteza terrestre, aunque tanto Godzilla como los otros monstruos han sido despertados por la radiación nuclear generada por el hombre. Esta teoría está empleada en la literatura de autores clásicos del terror y las aventuras como H.P. Lovecraft, Julio Verne , Edgar Allan Poe o Edgar rice Burroughs.
El reparto estaba muy bien nutrido por Vera Farmiga, Kyle Chandler, Charles Dance, Ken Watanabe, Sally Hawkins, Zhang Ziyi y la joven estrella Millie Bobby Brown. En la última se les unen Alexander Skarsgard, Rebecca Hall, Damian Bichir y Eida González. Las críticas, como decía, no fueron precisamente buenas y los datos económicos tampoco es que fueran para tirar cohetes. Costó 170 millones de dólares y recaudó 385 en taquilla.
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