jueves, 29 de octubre de 2020

Escenas Míticas: Especial Brian de Palma - Ojos de serpiente

 

 
    Llegamos al final (de momento) del repaso de la filmografía de Brian de Palma en el que nos hemos centrado en su faceta más de thriller. Tiene otras como su cine de gangsters (“Scarface”, “Los intocables de Elliot Ness” o “Atrapado por su pasado”), de acción (Misión imposible”) o terror (“Carrie”). Pero he querido focalizar sus títulos más típicamente de suspense y también más criticados.
 
 

 
   Cómo es el caso de “Ojos de serpiente”, qué se caracterizó por la división de opiniones, dónde unos alabaron su depurada técnica, y otros criticaron sus trampas y, sobre todo, su final. Personalmente es una de mis favoritas del director, una de las más De Palma y una de las que más disfruto, que vista otra vez más, no ha perdido lo que me gustaba.
 


   Sí es cierto que su final podría haber sido mejor. Pero no considero su guion tan tramposo como otros del director. Y es que esta vez escribía David Koepp. Está claro que De Palma estaría por ahí metiendo baza (me da que la idea del desenlace es suya) pero en general es un guion mejor construido que en anteriores títulos que hemos repasado.
 


   Es que, cómo vengo insistiendo, Brian de Palma es un gran director, uno de mis favoritos de todos los tiempos pero no tan bueno como guionista. De hecho, ya dije que le habría venido bien tener un co-guionista en los que ha firmado en solitario. De hecho, venía de trabajar con David Koepp en “Misión imposible”, lo que también le vino bien al film porque el oficio de Koepp en la escritura supera en esa premisa a De Palma.
 


   “Ojos de serpiente” es la última buena película puramente característica del director. Después vino “Misión a Marte” (no terminó de resultar), “Femme fatale” (menospreciada pero muy rescatable y que si conserva el estilo del director), “La Dalia negra” (muy decepcionante teniendo todo para ver sido genial), “Redacted” (buena pero no parece ni suya), “Pasion” (De Palma solo se hace notar en su último tercio) y el fiasco de “Domino”.
 


   La película arranca con uno de los mejores planos secuencia que un servidor haya visto. Trece minutos de virgueria visual. Un rollo entero. La gente debería pararse a pensar la enorme dificultad técnica que supone una maniobra de esta envergadura. Lo que supone es que durante trece minutos todo debe estar perfectamente coordinado.
 


   Es decir, todo debe estar planificado; cómo seguir al personaje por el escenario (que aquí son varios), todo el mundo debe entrar en el momento preciso que corresponda. Para colmo, de esta escena volveremos a ver varios de sus tramos desde otros ángulos, lo que añade dificultades al gran ritmo narrativo que le imprime De Palma y esa gran labor de montaje.



   Contaba con Nicholas Cage como protagonista. No se confunda nadie, en ese momento estaba en un gran momento de su carrera. Tan solo tres años antes había conseguido el Oscar por “Leaving las Vegas”. Volvería a ser nominado cuatro después por “El ladrón de orquídeas” y entre medias cosechando varios éxitos de taquilla en el campo de la acción. Aún hoy le considero perfectamente recuperable para el alto nivel a pesar de lo farragoso de su filmografía últimamente.
 

 
   Le acompañan el efectivo Gary Sinise, la siempre espléndida Carla Gugino (pocas veces ha estado más bella), el tristemente fallecido John Heard, Stan Shaw y Luis Guzmán (“Atrapado por su pasado”). También Kevin Dunn, que por cierto es el nombre del personaje y de Sinise. La película, como decía, tuvo críticas mixtas. Costó 73 millones de dólares y recaudó 103 en taquilla.

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