Llegamos
al final (de momento) del repaso de la filmografía de Brian de Palma
en el que nos hemos centrado en su faceta más de thriller. Tiene
otras como su cine de gangsters (“Scarface”, “Los intocables de
Elliot Ness” o “Atrapado por su pasado”), de acción (Misión
imposible”) o terror (“Carrie”). Pero he querido focalizar sus
títulos más típicamente de suspense y también más criticados.
Cómo
es el caso de “Ojos de serpiente”, qué se caracterizó por la
división de opiniones, dónde unos alabaron su depurada técnica, y
otros criticaron sus trampas y, sobre todo, su final. Personalmente
es una de mis favoritas del director, una de las más De Palma y una
de las que más disfruto, que vista otra vez más, no ha perdido lo
que me gustaba.
Sí
es cierto que su final podría haber sido mejor. Pero no considero su
guion tan tramposo como otros del director. Y es que esta vez escribía David Koepp. Está claro que De Palma estaría por ahí metiendo
baza (me da que la idea del desenlace es suya) pero en general es un
guion mejor construido que en anteriores títulos que hemos
repasado.
Es
que, cómo vengo insistiendo, Brian de Palma es un gran director, uno
de mis favoritos de todos los tiempos pero no tan bueno como
guionista. De hecho, ya dije que le habría venido bien tener un
co-guionista en los que ha firmado en solitario. De hecho, venía de
trabajar con David Koepp en “Misión imposible”, lo que también
le vino bien al film porque el oficio de Koepp en la escritura supera
en esa premisa a De Palma.
“Ojos
de serpiente” es la última buena película puramente
característica del director. Después vino “Misión a Marte” (no
terminó de resultar), “Femme fatale” (menospreciada pero muy
rescatable y que si conserva el estilo del director), “La Dalia
negra” (muy decepcionante teniendo todo para ver sido genial),
“Redacted” (buena pero no parece ni suya), “Pasion” (De Palma
solo se hace notar en su último tercio) y el fiasco de “Domino”.
La
película arranca con uno de los mejores planos secuencia que un
servidor haya visto. Trece minutos de virgueria visual. Un rollo entero. La gente debería pararse a pensar la enorme dificultad técnica que
supone una maniobra de esta envergadura. Lo que supone es que durante
trece minutos todo debe estar perfectamente coordinado.
Es
decir, todo debe estar planificado; cómo seguir al personaje por el
escenario (que aquí son varios), todo el mundo debe entrar en el
momento preciso que corresponda. Para colmo, de esta escena volveremos
a ver varios de sus tramos desde otros ángulos, lo que añade
dificultades al gran ritmo narrativo que le imprime De Palma y esa
gran labor de montaje.
Contaba
con Nicholas Cage como protagonista. No se confunda nadie, en ese
momento estaba en un gran momento de su carrera. Tan solo tres años
antes había conseguido el Oscar por “Leaving las Vegas”. Volvería a ser nominado cuatro después por “El ladrón de
orquídeas” y entre medias cosechando varios éxitos de taquilla
en el campo de la acción. Aún hoy le considero perfectamente
recuperable para el alto nivel a pesar de lo farragoso de su
filmografía últimamente.
Le
acompañan el efectivo Gary Sinise, la siempre espléndida Carla
Gugino (pocas veces ha estado más bella), el tristemente fallecido
John Heard, Stan Shaw y Luis Guzmán (“Atrapado por su pasado”).
También Kevin Dunn, que por cierto es el nombre del personaje y de
Sinise. La película, como decía, tuvo críticas mixtas. Costó 73
millones de dólares y recaudó 103 en taquilla.
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