Mientras volvía a ver esta
película para escribir este artículo el pensamiento que más me
venía a la cabeza era el de que el guion es un completo caos. De
hecho, de esta etapa de thrillers psicológicos que estamos
repasando, probablemente ésta sea de las que más justificados sean
los palos que se llevó. Pero es que aún así me sigue pareciendo un
film entretenido, e incluso divertido, si no nos lo tomamos
completamente en serio.
Seamos
claros, Brian de Palma es considerablemente mejor director que
guionista. Creo que
si hubiera contado con un co-guionista en todos esos proyectos, los
guiones habrían sido bastante más coherentes. Aunque también habrían perdido ese punto de locura que tanta diversión aporta a
sus historias. Porque está claro que cuando el director escribe, ya
tiene en la cabeza como lo va a rodar, y se nota.
Pero
no pasa nada por reconocer que muchos de sus guiones se apoyan en
casualidades, atajos, trampas y, en muchas ocasiones, incongruencias.
No obstante, luego lo arregla cuando deja la pluma y toma la cámara,
y con esa habilidad para rodar escenas es capaz de salvar lo que sea,
como buen ejemplo es éste.
De
Palma, como no, vuelve a guiñar con el ojo a su idolatrado Alfred
Hitchcock, y más en concreto a “Psicosis”, por si hubiera sido
poco el homenaje que le brindó a este título con su “Vestida
para matar”. Además de un par de escenas, como la del coche
sumergiéndose en el río o la explicación de la doctora sobre la
situación psiquiátrica del protagonista, se basa el argumento en un
sujeto con personalidad múltiple.
No
me creo que Night Shyamalan no tuviera en cuenta esta película
aunque solo fuera como mera inspiración para su película
“múltiple”, con un protagonista también con su mente
fragmentada en varias personalidades. Por cierto, el tema de la
personalidad, en este caso doble, ya fue recurrente para “Vestida
para matar”, a la que también guiña con un plano de unas
zapatillas similar al del final de la ducha en aquella.
Pero
hay más psicología todavía, aunque
De Palma pretende hacer un retrato del psicópata, las intenciones
del personaje de hacer un estudio psicológico con niños, en
este caso secuestrados, se apoya en las teorías de dos psicólogos y
filósofos con cierto paralelismo, B.F. Skinner (condicionamiento
operante) e Igor Pavlov (condicionamiento clásico), que estudiaron
el comportamiento humano bajo determinadas condiciones específicas.
Al
igual que James McAvoy, en la película en la película de Shyamalan, John Lightgow se luce dando vida a sus diferentes personalidades en el
papel. Lightgow ya había trabajado con De Palma como villano en
“Impacto”. También lo había hecho Steven Bauer en “El precio
del poder” y Gregg Henry en “Doble cuerpo”. No así Lolita
Davidovich, quien venía de aparecer en “JFK, caso abierto”
aunque solo se la podía ver en su edición extendida. Y tras esta
película lo más destacado fue coprotagonizar “Entre dos mujeres”
con Richard Gere. Luego su carrera ha transitado más por la vía
televisiva.
Como
en prácticamente toda la filmografía de De Palma, la música corre
a cargo de su compositor de cabecera, el italiano Pino Donaggio, sin
cuya colaboración las películas del director no serían lo mismo.
Donaggio ha trabajado con directores como Darío Argento, Lucio Fulci
o Joe Dante pero es con De Palma con quien ha repetido más veces.
Llama la atención que no le haya reportado algún premio.
Por
supuesto tuvo malas críticas pero no supuso tanto fracaso económico.
Hay que decir que De Palma no es que le importe demasiado la taquilla,
además sus películas generalmente son muy baratas. Ésta costó 11
millones de dólares y recaudó 37, por lo que tampoco funcionó tan
mal. Por cierto, el plano final, el de que alguien esté detrás de
un personaje ocupando justo el espacio de su silueta, lo ha utilizado
varias veces, dando sendos sustos cuando el que está delante se
aparta y vemos que alguien le está acechando a su espalda.
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