De todo el lote de thrillers de suspense y asesinatos que estamos repasando en esta fase posiblemente éste sea el más disfrutable. No digo que sea el mejor en absoluto pero si con el que quizá uno se lo pasa mejor. De hecho, me da la sensación de que el propio director se lo pasó en grande rodando esta película. Y eso que inicialmente su intención era solo ejercer como productor, pero el estudio determinó que solo funcionaría con él tras la cámara.
Volvemos
a ver referencias al cine de Hitchcock, una constante de su
filmografía y mucho más en este tipo de películas de suspense. No
lo veríamos en sus películas de gangsters, por ejemplo. Pero aquí
es evidente que títulos como “La ventana indiscreta” o
“Vértigo”, estuvieron muy presentes en la gestación del film,
lo que de nuevo le valió la acusación de plagio.
Algo
de lo que De Palma ya pasaba olímpicamente y hasta llegaba a
burlarse. Era muy consciente que sus homenajes eran tan evidentes,
algo que hacía muy adrede, y prácticamente se autoparodiaba. Por
ejemplo, la escena en la que se besan el protagonista y la vecina, se
utiliza en un travelling circular claramente copiado de Hitchcock.
Pero él lo exagera haciendo que de varias vueltas a la pareja. Lo
que está haciendo es reírse del propio guiño.
Aunque,
y vuelvo a incidir en ello, Brian de Palma homenajea de nuevo al
cine de serie B y concretamente al de terror, mostrando varios
ejemplos de metacine (como ya hizo en “Impacto”), es decir, cine
dentro del cine, cómo es meternos en el rodaje de una película. Y
como también hizo en “Impacto”, el film comienza con ello y
termina con lo mismo.
Como
ya decía en el anterior capítulo de este ciclo, aunque no se
menciona tanto, De Palma mantiene muchas de sus técnicas narrativas
descendientes del género de terror, incluso sus movimientos de
cámara recuerdan al giallo. Aquí homenajea sin pudor al slasher con
el personaje del asesino, que lleva una máscara y mata a su víctima
de forma especialmente brutal y sangrienta.
Homenajes
a parte, el director italoamericano va más allá en la propuesta de
“La ventana indiscreta” cargando la trama de erotismo y haciendo
un retrato del voyeur, apostando por el vecino que espía a una mujer
mientras se desnuda todos los días y a la misma hora como si
supiera que es observada.
Precisamente
el título hace referencia a los actores, en este caso actrices, que
hacen de doble de cuerpo de los principales en las escenas de desnudo
(y que en el epílogo de la película se nos muestra explícitamente)
y lo traslada
a la trama cuando la mujer que ve todas las noches bailando y
realizando un streeptease, no es quien creía. Otra vez el cine
dentro del cine. Por cierto, algo que De Palma no aplicaba.
Porque
sus actrices no utilizaban dobles en desnudos. Angie Dickinson o
Nancy Allen son ejemplos de ello en “Vestida para matar”, Sissy
Spacek en “Carrie” o Rebecca Romijn en “Femme fatale”. En
“Doble cuerpo” pensó, ante las controvertidas escenas de sexo
(que pretendía que fueran reales pero a lo que los productores se
negaron) quiso poner a una actriz porno, pero terminó descartando a
las pretendientes por su falta de talento interpretativo. El papel
fue para Melanie Griffith, que no solo no tuvo ningún pudor en
desnudarse sino que se comió crudo a todo aquel que compartió
pantalla con ella, lo que le valió el premio de la NSTC (Sociedad
Nacional de Críticos de Cine de Estados Unidos) como actriz
secundaria. La acompañaban el protagonista, Craig Wasson (de escaso
bagaje posterior), Gregg Henry (volvería a tirar de él en “En
nombre de Caín”) y la bellísima Deborah Shelton, que llegó a ser
Miss América y muchos recordarán por la serie “Dallas”.
La
película fue un fracaso de taquilla . Costó 10 millones de dólares
y recaudó solo 9. Además, De Palma, al igual que con “Vestida
para matar”, para el Razzie (son unos cachondos estos tíos). Pero
hoy en día es un título de culto. Por cierto, hay una actriz de
cine pornográfico que escogió su nombre artístico inspirándose en
el personaje de Melanie griffith, Holly body.
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