Mientras cruzamos los dedos para que la última película de Christopher Nolan no sufra un nuevo retraso, hablemos de la que algunos aventuran que podría tener cierta relación con “Tenet”. Aunque la situación en Estados Unidos no solo no mejora sino que empeora sus datos de contagios. Teniendo en cuenta que la nueva película ha costado alrededor de 200 millones de dólares, no está nada clara la cosa.
Hay que considerar que también podrían jugar la baza, teniendo en cuenta que “Tenet” será el primer blockbuster que se estrenará y que en Europa y China la situación epidemiológica es mejor, de estrenar, y aunque no tenga un primer fin de semana rompedor en cuanto a taquilla, prolongar su estancia en cartelera, sin otra rival poderosa, y acumular taquilla mientras mejora la situación en Estados Unidos, si es que lo hace.
Si hablo tanto de “Tenet” es porque su tráiler recuerda en ciertos aspectos visuales a “Origen”. Incluso alguno de los productores señala que podría considerarse la prima de ella, aunque no hermana, lo que podría descartar que tuvieran relación como secuela.
El caso es que parece que podría jugar también con el tiempo, algo que ya se ha convertido en un rasgo personal y habitual de la obra de Nolan y de la que “Origen” sería su máximo exponente. La excusa que utilizas adentrarse en el mundo de los sueños, aunque en este caso éstos serían inducidas artificial y voluntariamente dando lugar a una película en la que es difícil diferenciar lo real de lo onírico.
Por tanto, es un film difícil de seguir. Hay que tener en cuenta que en ocasiones hay un sueño dentro de otro, creando diferentes grados de profundidad en cada sueño y para colmo desarrollados en muy diferentes escenarios y con distintos tempos. Una película complicada pero no confusa porque su narración es perfecta. Y si no comparar con la última temporada de la serie “Dark”, igual de complicada pero narrada con confusión casi adrede.
Nolan, que en este caso él se lo guisa y él se lo come; escribiendo, produciendo y dirigiendo la película, venía defirmar lo que para un servidor es la mejor película de superhéroes, la segunda parte de su renovada trilogía de “El Caballero oscuro”. Tras “Origen”, cerraría la saga con el tercer capítulo del hombre murciélago.
El reparto era impresionante, conjugando a estrellas consolidadas como Leonardo DiCaprio, con secundarios de mucho nivel como Cillian Murphy o Ken Watanabe, prometedores jóvenes como Joseph Gordon Levitt (ya le tenía pensado para “El caballero oscuro, la leyenda renace”) , Tom Hardy (en ese momento no tenía la categoría de estrella de la que hoy goza) y actores tan veteranos como Michael Caine (fetiche de Nolan) y Tom Berenger. Y en el apartado femenino tan bien cubierto como para contar con Marion Cotillard (también en la tercera de Batman) y Ellen Page (aunque inicialmente se pensara en Evan Rachel Wood).
El resultado fue una de la películas mejor calificadas por la crítica profesional y más valoradas por el público de su filmografía. Cosa que se hizo notar en la taquilla, quedando en el tercer lugar en 2010 tras “Toy story 3” y “Alicia en el país de las maravillas”, dos películas con la trampa de ser familiares, con 825 millones de dólares de recaudación, habiendo gastado 160 de presupuesto.
Además fue nominada en ocho categorías de los Oscars, figurando incluso como mejor película, guion, dirección artística y banda sonora (enorme la aportación de Hans Zimmer, que se convirtió en habitual en la obra de Nolan) pero que se llevó solo los técnicos, como fotografía, efectos visuales y sonoros, y edición de sonido. Como director, inexplicablemente no fue nominado.
Posee uno de los finales sobre los que han corrido ríos de tinta y abunda en los debates de los foros de cine. Y es en torno a dilucidar si la escena final es un sueño o no. Personalmente lo tengo bastante claro. Es cierto que el tótem continúa girando cuando la escena se interrumpe pera dar paso a los títulos de crédito, pero mientras en las otras ocasiones hace un giro perfecto, esta vez da un par de tropiezos como si estuviera a punto de dejar de girar. Pero lo más importante es que cuando sus hijos le miran, él puede verles la cara, cosa que nunca había pasado en sus sueños porque no tenía ese recuerdo.
Como conclusión, esta arriesgada, original y compleja propuesta confirmó a Christopher Nolan como maestro de la películas no lineales (recordemos “Memento”) y su tendencia a los metrajes que sobrepasaban en mucho las dos hpras, como el episodio dos y tres de “El caballero oscuro”, “Insterstellar” y por lo que parece “Tenet”.
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