martes, 7 de julio de 2020

Escenas Míticas: Nolan - Memento




   Ya pensaba que por fin iniciaría un ciclo con el pretexto de un gran estreno, como es habitual en la sección y que mejor excusa que la última película de Christopher Nolan, lo que siempre es un evento a señalar en el calendario cinematográfico. Además, el ciclo de Nolan, ya tratado en el blog, tenía ganas de mejorarlo con el formato actual e incluyendo más escenas.





   Pero el coronavirus no da tregua y un nuevo repunte en los casos de Estados Unidos ha convencido a Nolan para retrasar, aunque en principio solo sea un par de semanas, el estreno de “Tenet”. Imagino que los 200 millones de dólares invertidos en ella han contado bastante a la hora de considerar una fecha más favorable a recuperarla.



   Pero aquí seguiremos la ruta planeada y haremos un repaso de parte de la filmografía del director británico durante este mes. Además, el otro gran estreno del mes también parece haber sufrido un retraso, me estoy refiriendo a “Mulan”. Así que adelante con Nolan.



   Antes de nada hay que aclarar que la enfermedad que sufre el protagonista de la película es completamente real, aunque con matices. No se menciona pero se llama amnesia anterógrada. Consiste en un trastorno neurálgico provocado por una lesión del cerebro, como el hipocampo, por ejemplo, y que impide la capacidad de almacenar recuerdos.



   El matiz viene en cuanto a que en la película el protagonista no puede recordar a corto plazo y olvida la cosas incluso habiendo ocurrido en apenas unos minutos. Pero la enfermedad lo que limita es esas cosas que se recuerden a largo plazo. El caso es que basándose en ella, Jonathan Nolan, el hermano de Chris, escribió un relato llamado “Memento mori” (recuerda que vas a morir, en latín), y sobre él, escribió el guion.



   Aunque con los elementos esenciales de la trama iguales, Christopher escribió una historia muy diferente a la del relato. Y para colmo se le ocurrió contarla totalmente al revés. De tal manera que había dos tramas, una en blanco y negro, contada de forma lineal, y otra a color con el montaje de las secuencias invertido, desde el final al principio, convirtiendo una historia más bien simple en una tremendamente complicada que somete al espectador a un enorme esfuerzo intelectual. De hecho es recomendable verla varias veces.



   Circularon varias teorías sobre el final. Nolan es un amante de las conclusiones ambiguas. Ya debería saber el lector que aquí hay spoilers pero por si acaso lo aviso, porque voy a dar mi versión. Toda la historia de Sammy Jenkins es básicamente la de Leonard Shelby. Es él el que sufría la amnesia a causa del ataque a su mujer y a él mismo, pero del que ambos sobrevivieron. Era su mujer quien tenía diabetes y quien quizá le abandonó por no creer su enfermedad o por su obsesión por vengar su violación. Venganza que se llevó a cabo pero que Leonard no recuerda. Cosa que aprovecharon Teddy y Natalie para que hiciera ciertas cosas de tipo ilegal.



   El actor deseado para el papel era Brad Pitt, quien si estaba interesado, pero su agenda, muy poblada en aquel tiempo, no se lo permitió. Llegó a considerarse a Aaron Eckhart, pero Nolan, tras el fallido ofrecimiento a Pitt, prefirió a un actor de menor notoriedad, y ese fue Guy Pearce, que además mostró mucho entusiasmo con el papel. Nolan terminaría trabajando con Eckhart ofreciéndole el Dos Caras de su “Caballero oscuro”. Le acompañaron Carrie Anne Moss y Joe Pantoliano, que casualmente un años antes habían coincidido en “Matrix”.



   “Memento” es una de las películas mejor valoradas de la filmografía de Nolan, título de culto casi instantáneo, que en su segunda película ya planteaba uno de los rasgos más identificativos de su cine, el juego con el tiempo. Tuvo muy buenas críticas, por tanto. Incluso fue nominado al Oscar en las categorías de guion y montaje. Costó tan solo 9 millones dólares y recaudó 40. Había nacido un genio.




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