Ya pensaba que por
fin iniciaría un ciclo con el pretexto de un gran estreno, como es habitual en
la sección y que mejor excusa que la última película de Christopher Nolan, lo
que siempre es un evento a señalar en el calendario cinematográfico. Además, el
ciclo de Nolan, ya tratado en el blog, tenía ganas de mejorarlo con el formato
actual e incluyendo más escenas.
Pero el
coronavirus no da tregua y un nuevo repunte en los casos de Estados Unidos ha convencido
a Nolan para retrasar, aunque en principio solo sea un par de semanas, el
estreno de “Tenet”. Imagino que los 200 millones de dólares invertidos en ella
han contado bastante a la hora de considerar una fecha más favorable a
recuperarla.
Pero aquí
seguiremos la ruta planeada y haremos un repaso de parte de la filmografía del
director británico durante este mes. Además, el otro gran estreno del mes
también parece haber sufrido un retraso, me estoy refiriendo a “Mulan”. Así que
adelante con Nolan.
Antes de nada hay
que aclarar que la enfermedad que sufre el protagonista de la película es completamente real, aunque con
matices. No se menciona pero se llama amnesia anterógrada. Consiste en un
trastorno neurálgico provocado por una lesión del cerebro, como el hipocampo,
por ejemplo, y que impide la capacidad de almacenar recuerdos.
El matiz viene en
cuanto a que en la película el protagonista no puede recordar a corto plazo y
olvida la cosas incluso habiendo ocurrido en apenas unos minutos. Pero la
enfermedad lo que limita es esas cosas que se recuerden a largo plazo. El caso
es que basándose en ella, Jonathan Nolan, el hermano de Chris, escribió un
relato llamado “Memento mori” (recuerda que vas a morir, en latín), y sobre él,
escribió el guion.
Aunque con los
elementos esenciales de la trama iguales, Christopher escribió una historia muy
diferente a la del relato. Y para colmo se le ocurrió contarla totalmente al
revés. De tal manera que había dos tramas, una en blanco y negro, contada de
forma lineal, y otra a color con el montaje de las secuencias invertido, desde
el final al principio, convirtiendo una historia más bien simple en una
tremendamente complicada que somete al espectador a un enorme esfuerzo intelectual.
De hecho es recomendable verla varias veces.
Circularon varias
teorías sobre el final. Nolan es un amante de las conclusiones ambiguas. Ya
debería saber el lector que aquí hay spoilers pero por si acaso lo aviso,
porque voy a dar mi versión. Toda la historia de Sammy Jenkins es básicamente la
de Leonard Shelby. Es él el que sufría la amnesia a causa del ataque a su mujer
y a él mismo, pero del que ambos sobrevivieron. Era su mujer quien tenía
diabetes y quien quizá le abandonó por no creer su enfermedad o por su obsesión
por vengar su violación. Venganza que se llevó a cabo pero que Leonard no
recuerda. Cosa que aprovecharon Teddy y Natalie para que hiciera ciertas cosas
de tipo ilegal.
El actor deseado
para el papel era Brad Pitt, quien si estaba interesado, pero su agenda, muy
poblada en aquel tiempo, no se lo permitió. Llegó a considerarse a Aaron
Eckhart, pero Nolan, tras el fallido ofrecimiento a Pitt, prefirió a un actor
de menor notoriedad, y ese fue Guy Pearce, que además mostró mucho entusiasmo
con el papel. Nolan terminaría trabajando con Eckhart ofreciéndole el Dos Caras
de su “Caballero oscuro”. Le acompañaron Carrie Anne Moss y Joe Pantoliano, que
casualmente un años antes habían coincidido en “Matrix”.
“Memento” es una de las películas mejor valoradas de la
filmografía de Nolan, título de culto casi instantáneo, que en su segunda
película ya planteaba uno de los rasgos más identificativos de su cine, el
juego con el tiempo. Tuvo muy buenas críticas, por tanto. Incluso fue nominado
al Oscar en las categorías de guion y montaje. Costó tan solo 9 millones
dólares y recaudó 40. Había nacido un genio.
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