jueves, 26 de julio de 2018

Escenas Míticas: Robos y estafas - Le llaman Bodhi




   Aquí llegamos a una de esas películas que sí va de robos a bancos. Ni engaños ni estafas, puramente de la habilidad de asaltar un banco al estilo del Far West. O no, porque para los ejecutores solo es una más de sus ocupaciones, o más bien hobbies pues la motivación reside más en la sensación de poder hacerlo que el premio económico a conseguir. Algo que caló bastante en el público quien recuerda esta película como una de las más carismáticas de acción en los noventa.




   Y es que se nos presentaba como una alternativa filosófica que bien podría haber salido de un típico libro de autoayuda con esa premisa de vivir al límite, de realizar actividades placenteras para la mente, que te hagan sentir verdaderamente vivo, alejadas del materialismo. Para muestra un botón con aquella frase pronunciada por Bodhi que decía “no hay nada malo en morir haciendo lo que amas”.



   Es por eso que por muy molón que les resultara a los traductores españoles el título “Le llaman Bodhi”, tenía, como es habitual más sentido el original “Point break”, que venía a decir “Punto de ruptura”, con el mensaje que quería transmitir el film. Y para ello se muestran unos personajes contra sistema, muy alejados de la dominación de una vida convencional aunque para  ello se verán obligados a recortar su duración.



   Una película que, al parecer, iba a dirigir Ridley Scott, aunque parecía más apropiado al estilo de su hermano Tony, pero que al final recayó en las manos de Kathryn Bigelow, que sus primeros años de carrera cinematográfica firmó varias películas de corte comercial o estético donde se incluía ésta junto a “Los viajeros de la noche”, “Acero azul” o “Días extraños”. Muy diferentes a las de su etapa más reciente con “En tierra hostil” “La noche más oscura” o “Detroit”.



   No tengo ninguna duda que es la mejor directora actual, que en aquellos tiempos era pareja de James Cameron y que personalmente considero que no tenía nada que envidiar a su ahora ex marido. Y que para ser mujer, entendía perfectamente las claves para echar el lazo al público masculino. No es habitual, y mucho menos en los 80/90, ver a una mujer realizar cine de acción con tanta efectividad.


   Porque esta película tiene una colección de escenas espectaculares. Y no hablo solo de peleas y tiroteos, que también, sino de imágenes de una belleza extasiante, capaz de generar la sensación de adrenalina que sienten los protagonistas. Jamás me había interesado el surf. Pues bien, al terminar de ver la película me dieron ganas de salir corriendo a comprar una tabla. De eso hablo.



   El reparto estaba lleno de aciertos. Asistíamos al nacimiento de un héroe del cine de acción. Keanu Reeves, tras ser Johnny Utah, protagonizaría varias de las películas más icónicas del género, como “Speed”, “Matrix” y ahora reinventándose con "Jonh Wick”.Le acompañaban una espléndida Lori Petty (“Ellas dan el golpe”) que está realmente arrebatadora y un siempre efectivo secundario, Gary Busey.



   No, no me olvido de Patrick  Swayze, sino que creo que merece un punto aparte pues es el verdadero alma de la película, encarnando a la perfección ese ideal de rebeldía, espiritualidad pero a la vez gamberrismo que pedía el papel. Y, saliéndose de su imagen edulcorada en “Dirty Dancing” y “Ghost,” para interpretar por primera vez a un villano pero con un carisma brutal. De hecho, en mi opinión, es el mejor personaje de su carrera.



   Tuvo críticas bastante aceptables para una película de acción y surf. Costó 24 millones de dólares y recaudo 83 en taquilla. Y con el tiempo ha sido una de las favoritas del público. ¿Quién no recuerda a los atracadores de bancos ataviados con las máscaras de los ex presidentes norteamericanos? Sin embargo en 2015 se hizo un remake, protagonizado por  Edgar Ramírez, que no le llega ni a la suela y que no tiene nada que ver con lo que contaba la de 1991.  



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