sábado, 16 de junio de 2018

Escenas Míticas: Dinosaurios - Parque jurásico 2: el mundo perdido



   Fue tan aplastante el éxito de “Jurassic Park”, a nivel mundial que era inevitable que una secuela se diera lugar. La presión de los fans de la película y de los aficionados a los dinosaurios, en general, sobre Michael Crichton como creador literario de este universo y a Steven Spielberg por llevarlo a la gran pantalla, fue tan brutal que Universal se puso manos a la obra con el asunto.



   Por lo tanto, Crichton escribió a marchas forzadas otra novela, teniendo que arreglar algunas de las incompatibilidades que se habían producido entre su novela anterior y la adaptación del guionista de la primera película, David Koepp. La más importante de ellas es que quería a Jeff Goldblum fuera el protagonista, pero su personaje, Ian Malcolm, había muerto en el libro original de Crichton. Por lo que tuvo que “resucitarle” para el segundo, de forma poco creíble, la verdad.



   De todos modos, Koepp, que también se ocupó de la adaptación de la segunda parte, recurrió a varias escenas descartadas del primer libro. La más clara de ellas es la de la niña atacada en la playa por un “compi”, por cierto, era Camille Belle. Otra de ellas, es la muerte del personaje de Peter Stormare, también a manos de los “compis” (compsonatus), de la misma forma que lo haría John Hammond en la novela anterior. O la secuencia de la cascada y el asedio al que les somete el tiranosaurio con su lengua.



   Y es que una de las grandes diferencias entre el primer libro y la película fue precisamente que en el texto original se había dado un toque más terrorífico, con bastantes más muertes (personajes principales incluidos) y sangre. Por eso “El mundo perdido” además de incrementar considerablemente el número de dinosaurios, también lo hizo en la violencia y las cifras de defunciones.



   Pero básicamente el esquema de la historia es similar. Gente encerrada en una isla con dinosaurios que se los quieren cenar. Y la participación de prácticamente el mismo equipo, Spielberg y sus colaboradores en guión, producción, música y demás, aseguraban un proyecto de características similares. Como así fue.



   Una curiosidad, la escena en la que el personaje de Robert Burke es devorado por un tiranosaurio, tiene su historia. Burke representa en la ficción a un paleontólogo real, Robert Bakker, quien sostenía que el tiranosaurio era un depredador, en contra de su rival, también paleontólogo, Jack Horner, que decía que era un carroñero. Al ver la película, Bakker le mandó un mensaje a Horner diciendo: “¿Lo ves? Es un cazador”.



   Para esta secuela, Sam Neill se negó a repetir en su papel de Alan Grant. Curiosamente, si lo haría en la tercera parte. el único que repitió fue precisamente Jeff Goldblum, si exceptuamos los cameos de Richard Attenborough (Hammond) y los dos nietos (Joseph Mazello y Ariana Richards). Pero se incorporaron algunos nombres conocidos como Julianne Moore, Vince Vaughn, Pete Postlehwaite y Peter Stormare.



   Nuevamente costó bastante menos de lo que parecía, 73 millones de dólares, y recaudó 620 en taquilla. Otro éxito, aunque bastante menor que el de la primera película que logró el billón de dólares. Las criticas fueron bastante inferiores también pero mayormente positivas. Y fue nominada a los efectos visuales de nuevo, aunque esta vez no ganó. Personalmente, sin llegar a gustarme como la primera, volví a disfrutar del espectáculo que brindaban los dinosaurios de Spielberg.



   Por cierto, la secuencia del tiranosaurio en San Diego del final es un homenaje del director a “El mundo perdido”, la película de 1925, en la cual un brontosaurios irrumpía en la ciudad de Londres. Spielberg pensaba incluirlo en una tercera película, pero al darse cuenta de que ya no participaría, decidió meter la escena al final de ésta.

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