FICHA TÉCNICA
Película: Por trece razones. Temporada 2.
Dirección: Tom
McCarthy, Gregg Araki, Carl Franklin, Jessica Yu, Kyle Patrick Alvarez.
País: Estados Unidos.
Año: 2018.
Duración: 60 min (13 episodios).
Género: Drama.
Interpretación: Dylan Minnette,
Katherine Langford, Christian Navarro, Alisha Boe, Brandon Flynn, Justin
Prentice, Miles Heizer, Ross Butler, Devin Druid, Amy Hargreaves, Derek Luke,
Kate Walsh, Michele Selene Ang, Brian d'Arcy James, Sosie Bacon, Steven Weber,
Mark Pellegrino, Ajiona Alexus, Henry Zaga, Steven Silver, Tommy Dorfman,
Robert Gant, Keiko Agena, Uriah Shelton, Brandon Larracuente, Timothy
Granaderos, Josh Hamilton.
Guión: Brian Yorkey, Elizabeth Benjamin, Diana
Son, Thomas Higgins, Nathan Jackson, Nathan Louis Jackson, Nic Sheff, Hayley
Tyler (Libro: Jay Asher).
Música: Eskmo.
Fotografía: Ivan Strasburg, Andrij
Parekh.
Distribuidora: Netflix.
CRÍTICA
SINOPSIS: Tras
el suicidio de Hannah, se ha iniciado una investigación sobre las razones que la
llevaron a cometer ese acto. Sus padres han demandado al instituto y el juicio ha comenzado, que descubrirá muchas cosas que nadie esperaba.
LO MEJOR: Antes que nada
decir que si consideraba necesaria esta
segunda temporada, más allá de que la adaptación del libro en el que se
basa, quedaba contemplada e incluso
expansionada en la primera, pero los cabos sueltos eran demasiados como para no
desarrollarlos en una nueva temporada, como el propio escritor reconocía. No
solo han hecho eso si no que han buscado nuevas líneas argumentales,
tocando más palos, abarcando más aspectos de los problemas adolescentes
actuales. No obstante, la estructura de
la serie es bastante similar, si no prácticamente clónica. Es decir, si anteriormente cada capítulo correspondía
al personaje cuya cinta era dedicada, ahora lo es el personaje que le toca testificar
en el juicio. Pero si algo es capaz de hacer esta serie es de generar polémica
y abrir debates lo cual es su intención y ya es decir mucho y positivo. En virtud a la valentía de no tener pelos en
la lengua y lanzarse a la piscina con todas sus consecuencias, con gran atrevimiento de ciertas escenas y retratando un problema muy incómodo de tocar para
la sociedad norteamericana. Se adapta a los tiempos tomando un enfoque
claramente feminista, criticándose que
se juzgue más a la víctima que el agresor (es imposible no acordarse del caso
español de “La manada”) pero al mismo tiempo puntualiza que todas las historias
tienen varias versiones, varias caras de la verdad y que todos tenemos secretos
y no todos nuestros actos son los moralmente aceptados. Como decía, engloba más
elementos de un abanico realmente complejo, que no se queda en el bullying (ya
que no es un caso aislado sino un
problema sistemático arraigado) insiste en el tema de los abusos sexuales, pone
en la mesa la responsabilidad de los centros educativos pero también de los
padres, continua el discurso sobre el motivo de los suicidios e introduce la
diferencia de trato de las clases sociales y la problemática de las armas de fuego en
Estados Unidos.
Interpretación: Se
confirma que el casting de la serie, especialmente en cuanto a sus integrantes más
jóvenes, es más que acertado. Algo que no pasó desapercibido para los
guionistas que han optado por repartir aun mas el protagonismo. Pero si hay dos
apreciaciones que destacan. Había que resolver la participación de Hannah
(Katherine Langford) teniendo en cuenta que su personaje había muerto en la
primera parte. Y lo han hecho mediante
los flashblacks y que Clay (Dylan Minette) se imagina que le habla, una clara
secuela psicológica del personaje. No
queda mal aunque no deja de ser truco
narrativo en plan “Star Wars”. Pero si hay un personaje que crece y mucho en
interés es, sin duda, Tyler (Devin Druid) y parece que su rol será central en
una más que probable tercera temporada.
Escena (spoiler): Hay
muchas, muchísimas. Pero solo voy a
comentaros la del último episodio, las que más polémica han creado y me
albergan más dudas. Pasando por una
temporada en la que la gente entra más
por las ventanas de las casas y los chavales empuñan pistolas como en el
salvaje oeste, en la última media hora del capítulo trece ya rizan el rizo
en cuanto a su credibilidad. Sin lugar a
dudas la secuencia que ha llevado al público a llevarse las manos a la cabeza
es la violación de Tyler. Entiendo que
la intención era denunciar el abuso
sexual masculino y una práctica, por lo visto, más habitual de lo que a la gente le parece. Pero
es de una crueldad hiriente, más si cabe que la violación de Hanna Baker, y rodada de forma excesivamente
explícita. Es realmente desagradable de
ver. No me cuadra que Justin, después de ser adoptado por los Jensen, se lo agradezca
volviéndose a drogar. Y mucho menos, la
escena romántico-sexual con Jessica en el baile. No me entra que vaya con Alex
y de buenas a primeras se vaya a tener sexo al baño con Justin si ningún pudor,
a pesar de tener serios problemas, supuestamente, por las secuelas psicológicas
de su violación. Pero lo que más rabia me ha dado es el final. Tiene lógica argumental
la venganza que planea Tyler, mediante una masacre en el baile de primavera.
Pero no como reaccionan los otros personajes para impedírselo, sin mostrar el
terror de la acción que se avecina y actuando de manera anormal a lo que sería
en la realidad.
LO PEOR: Quizá pecan de
querer abarcar muchos aspectos y de enmarañar
la trama, dotando, si es verdad, de mucha más intriga, más giros,
y más sorpresas, pero teniendo para ello que añadir muchos cosas sacadas
de la manga que encajan casi con calzador entre lo contado en la primera temporada. Sí, es más
entretenida pero también más enrevesada y por tanto, menos verosímil. Y no
han cerrado (de hecho no está cerrada)
bien la temporada, donde ahora si hay síntomas de querer alargar sin sentido.
CITAS: “Hannah no fue la única”. “Quien va a
creer a una zorra borracha”. “Tú no sabes lo que estaba pasando en esa foto”. “La
verdad no siempre arregla las cosas”. “No sabe lo que pasa en este instituto. Y
va a seguir pasando. No va a parar”. “No queda nada que valga la pena tener,
excepto justicia para nuestra hija”. “Si hablas, morirás”. “No puedo hacerlo
solo”."Mi hiha no era la víctima perfecta pero era la víctima".
REFERENCIAS: Es la continuación
directa de lo acontecido en la primera temporada situándose cinco meses después.
Por tanto ya no se basa en el libro de Jay Asher. Por cierto, incluye un
mensaje de varios de los actores en el primer capítulo y una dirección electrónica para las posibles víctimas de bullying, ofreciendo ayuda al que la
necesite y también advirtiendo de la dureza de ciertas escenas.
CONCLUSIÓN: 7. Es incluso más
adictiva que la primera temporada y vuelve a generar debate y polémica, aunque
haya perdido parte de su esencia.
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