FICHA TÉCNICA
Película: El
extraño.
Dirección: Na Hong-jin.
País: Corea del Sur.
Año: 2016.
Duración: 156 min.
Género: Thriller,
intriga, terror
Interpretación: Hwang
Jung-min, Kwak Do-won, Chun Woo-hee, Jo Han-cheol, Jun Kunimura, Jang So-yeon.
Guión: Na
Hong-jin.
Producción: Suh
Dong-hyun, Kim Ho-sung.
Música: Jang Young-gyu,
Dalpalan.
Fotografía: Hong Kyung-pyo.
Distribuidora: 20th
Century Fox.
CRÍTICA
SINOPSIS: En
una pequeña localidad coreana, se están produciendo unos extraños asesinatos
rituales. La naturaleza de los crímenes y las supersticiones del lugar apuntan
a un anciano extranjero y a un supuesto poder sobrenatural. Por lo que deciden
llamar a un chamán.
LO MEJOR: Mi interés por el cine oriental comenzó
con el género de terror japonés, que tan de moda se puso, propiciando varios
remakes americanos; y el wuxia chino, especialmente si estaba dirigido por Zang
Yimou. Pero de un tiempo a esta parte he de reconocer que el cine coreano les
ha pasado a ambos por la derecha tanto en calidad como en riqueza temática,
dando excelentes directores como Pak Chan-UK, con joyas como “Oldboy”. El no
sometimiento a la dictadura comercial de la taquilla les ofrece una libertad
creativa superior, que vuelcan en atrevidos argumentos, permitiéndose el lujo
de mezclar géneros sin ningún complejo y dando lugar a varias películas dentro
de la misma. Es justo lo que ocurre con este film, cuya primera mitad es un
thriller policiaco de asesinatos en serie con un tono de comedia casi paródico
pero que en su segunda mitad se torna en un intensísimo suspense camino del
terror sobrenatural más escalofriante. De tal manera que si globalmente podría
tratar la manida premisa del enfrentamiento del bien y del mal, su submultitemática
muestra una riqueza de elementos poco habitual, tocando áreas más sociales,
como la preocupación por los depredadores sexuales en zonas rurales, la
confluencia de varias religiones o la xenofobia (en este caso contra los
japoneses). Asesinatos, posesiones, brujería, zombis, leyendas y el mismísimo diablo,
todo cabe en esta impactante película, violenta, incómoda y perturbadora. Con
una magnifica fotografía, un sucio maquillaje y, en ocasiones, un montaje
brillante, como en el sucesivo traspaso de culpabilidades de sus cuarenta
minutos finales.
Interpretación: Reconozco que me
cuestan bastante las interpretaciones de actores orientales. La mayor parte de
las veces me parecen exageradas. Mucho más cuando hay cierto tono cómico. Pero
también he de reconocer que, aún cuando en un principio opinaba exactamente eso
del protagonista, Hwang Jung-min, la evolución de su personaje desde un patoso,
tonto y cobarde policía rural hasta decidido y desesperado padre de familia, me
ha sorprendido. Buen trabajo secundario para el “villano”, Jun Kunimura.
Escena (spoiler): Es de esas películas
que dejan varias escenas sin explicaciones y dan lugar a finales abiertos. Abre
con una donde el “japonés” coloca una lombriz en un anzuelo. Luego nos daremos
cuenta de que eso simboliza que lo que va a pescar es un alma. Los escenarios
de los crímenes están verdaderamente bien recreados. Pero es a partir del
ritual de exorcismo donde, a raíz de un tramposo montaje, se nos hace creer que
los dos chamanes se están enfrentando en la distancia. Cosa que no es así.
Ambos estaban conchabados y, en realidad, el contratado por la familia estaba
intentando llevarse el alma de la niña y el japonés estaba zombificando a otro
personaje. Aunque pareciera que estaba siendo atacado por el primero. Es ahí
donde entra la chica de blanco, que si está a punto de matarle. La primera vez
que la vemos, está tirando piedras al policía, metáfora bíblica. Su identidad
queda en el aire, pero lo que queda claro es que tiene poder de enfrentarse a
los chamanes. Como cuando obliga a retroceder al farsante, haciéndole escupir
sangre. Quizá sea un ángel, pero lo que si se sabe es que es humana, lo cual
demuestra cuando toca al protagonista. Sin embargo, el japonés no lo luce
nunca. En ese brutal final donde se transforma en diablo lo podemos confirmar.
El desenlace trágico de la familia sería algo inaudito si fuera una película
americana. Antes tenemos un homenaje al género zombi con el enfrentamiento al
grupo formado por el padre.
LO PEOR: Entiendo que la apuesta inicial por
cierto tono de comedia era premeditada para sorprender con un brutal giro de
timón hacia la mitad, pero la idea era bastante arriesgada pues hay escenas que
llegan al ridículo y corres la suerte de desconectar al espectador que no tenga
la paciencia necesaria. Más si cabe cuando el metraje se va a más de dos horas
y media, también excesivo este punto.
CITAS: “Todo
empezó cuando llegó ese hombre japonés”. “Todo el mundo habla del él, por algo
será”. “¿Recientemente han tenido contacto con alguien con quien no debían?”. “Si
le ves repetidas veces por ahí, lo más probable es que esté acechando, para
chuparte la sangre”. “El solo ha echado el anzuelo y usted ha tenido la mala
suerte que su hija lo mordió”.
REFERENCIAS: Esas partes de humor
rozando el ridículo me han recordado a “The host”. El director Na Hong-jin tan
solo tiene dos películas anteriores, pero son “The chaser” y “The yellow sea”.
Y tiene algunos aires a “Encontré al diablo” y “Memories of murder”.
CONCLUSIÓN: 7’5. El cine coreano se atreve con todo. Mezcla géneros y temáticas de
forma perturbadora.
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