jueves, 3 de mayo de 2018

Escenas Míticas: Deportes - Jerry Maguire




   Si, otra vez futbol americano, pero desde un ángulo totalmente distinto al que vimos en “Un domingo cualquiera”. Primero porque ni siquiera es una película deportiva, tan solo hay una escena que transcurra durante un partido. Y si, es más, como “Moneyball”, un film sobre el deporte, o más bien, sobre un aspecto particular del futbol americano. Aunque podría aplicarse a cualquiera.




   Y es el mundo de los agentes deportivos, quienes venden a sus representados como mercancías al mejor postor. Es precisamente un memorándum reclamando un trato más humano y menos impersona lo que hace que sea despedido y, a la par, que se quede con un único cliente. Todo un mensaje, una declaración de intenciones de lo que prima es ese mundillo.



   Pues la película nos muestra todos los entresijos de los fichajes, los movimientos de los equipos en los drafts, las comisiones, las luchas por un mejor contrato, con cuantos más ceros mejor. Un negocio repleto de vendedores y vendidos, donde triunfa quien menos ética tenga, propiamente de los caníbales morales. Es contra eso contra lo que pretende revelarse Jerry Maguire.



   Pero lo que diferencia principalmente esta película de “Un domingo cualquiera”, es su tono de comedia, o al menos, con un gran componente de humor. Y lo que también la diferencia de “Moneyball” es no ser solo un film sobre deporte y si uno de corte romántico, introduciendo de por medio la oscilante relación del protagonista. Todos estos elementos hacen que consideremos a “Jerry Maguire” una atípica película de deporte.



   Dirigía Cameron Crowe, anteriormente columnista de la famosa revista “Rolling Stones” y que venia de dirigir una película con cierta fama y de corte indie, “Solteros”. Un año después de “Jerry Maguire”, por la que fue nominado por el guión (pero no la dirección), volvería a serlo, pero esta vez sí premiado con el Oscar por “Casi famosos”. Sin embargo, tras ella, no ha vuelto a dirigir nada destacable, sobre todo, tras el fiasco de “Vanilla sky”, el remake americano de la película española de Alejandro Amenábar, “Abre los ojos”.



   La película tuvo mayoritariamente criticas positivas. Incluso fue nominada a cinco categorías; mejor película, actor principal y secundario, guión original y montaje, solo consiguiendo el de actor de reparto. Pero en la taquilla funcionó maravillosamente, costó 50 millones y consiguió en taquilla 270, ósea que fue claramente rentable.



   No obstante, me llama la atención que el único premio fuera precisamente el conseguido por Cuba Gooding Jr. No pretendo quitar méritos a su interpretación, algunos la catalogaron de histriónica, pero es el típico papel que se lleva Globo de Oro (al tener categoría de Comedia o Musical) pero no Oscar. Y llama más todavía la atención teniendo en cuenta que otro candidato era un Edward Norton, prácticamente a comienzos de su carrera (tan solo tres películas en ese momento, 1996) por “Las dos caras de la verdad”.



   También fue nominado, pero como principal, Tom Cruise, quien hay que decir que está genial pero que no pudo con Geofrey Rush. Este si fue un caso de Globo si, Oscar no. Situación idéntica ocurrida por sus otras dos nominaciones por “Magnolia” y, sobre todo, “Nacido el cuatro de julio”. Sinceramente, no entiendo la animadversión que despierta este actor. Su talento me parece sobradamente demostrado y su versatilidad también.



   Completaban el reparto, Renee Zellweger, que por entonces no gozaba de demasiada popularidad (aún no había encarnado a Bridget Jones) y que supuso su espaldarazo. 7 años después lograría el Oscar por “Cold Mountain”, y Kelly Preston, esposa de John Travolta.
            Personalmente, la considero una película muy divertida, con unos diálogos increíblemente ágiles y es de esos títulos que recuerdo con cariño. Y puso de moda la frase: “Enséñame la pasta”.

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