El mundo del
videojuego va a ser protagonista de dos de los estrenos más destacados del mes
de marzo, representados en una nueva entrega, a modo de reboot, de “Tomb Raider”,
con una nueva Lara Croft, Alicia Vikander. Y por otro lado, la esperadísima
“Ready player one”, que aunque no es la adaptación de un videojuego, sino de
la novela homónima de Ernest Cline, si recrea esa ambientación en cuanto a los
videojuegos de realidad virtual, y que supone el regreso de Steven Spielberg al
género fantástico y de ciencia-ficcion.
A pesar de ser un subgénero a cuyas fuentes se ha recurrido no pocas veces como inspiración a numerosas películas, es cierto que no se ha realizado de forma satisfactoria mayoritariamente, dando lugar a títulos masacrados por crítica y público, como pueden atestiguar “Super Mario Bros”, “Street fighter”, “Alone in the dark”, “Doom”, “Dead or alive”, “Hitman”, “Max Payne” o incluso “Assasin creed”, por decir algunas porque la lista continua.
Pero no todo ha
sido fracaso, y ahí está una saga tan provechosa, con hasta seis entregas, como
“Resident evil” que encumbró a Milla Jovovich como heroína de acción.
“Warcraft, el origen” se unió a ese grupo de películas maltratadas por los críticos,
pero cuya opinión no compartió el público, al menos, buena parte de él. Por
todas partes se leía que había sido un fracaso, pero las numeros contradicen dicha
afirmación. Costó 166 millones de dólares y consiguió 430 en taquilla.
Fue de esos
proyectos que dio bastantes vueltas durante años, algo similar a lo que ocurrió
con “El señor de los anillos”, llegando a pasar por las manos de varios
directores, algunos del renombre de Guillermo del Toro o Sam Raimi, para
finalmente caer en las de Duncan Jones. El hijo de David Bowie tan solo había
tenido dos largometrajes hasta la fecha, ambos en el campo de la ciencia
-ficcion, y tan interesantes como “Moon” y “Código fuente”.
A pesar de las
críticas negativas, recuerdo salir bastante satisfecho de verla. El film es un
entretenimiento suficientemente espectacular, da lo que se podía esperar de
ella que es un viaje a ese mundo que planteaba el videojuego, con toneladas de
fantasía y una fidelidad visual al original de agradecer, impregnada de
numerosos guiños para disfrute de los fans. De hecho, si algo se le puede
reprochar es estar demasiado preocupado de contentar a los seguidores.
De todos modos,
hay que reconocer que tiene sus fallos. No obstante, no se le deberían
atribuir, al menos totalmente, a su director, Duncan Jones, que bastante hizo
con forzar que se le permitiera mostrar algo más de violencia (no mucha más),
que, por ejemplo, Peter Jackson con su saga de los anillos, del mismo corte
temático. Pero, al final, la calificación por edades limitaba mucho este
aspecto de cara a la taquilla.
En general,
Duncan Jones estuvo bastante atado de manos, sufriendo que su película tuviera
evidentes tijeretazos para ajustar su duración en torno a las dos horas lo que
inevitablemente se resintió en el desarrollo. Especialmente en su introducción.
Volviendo a Peter Jackson, si algo sabe hacer el director neozelandés es hacer
unos prólogos en condiciones, claro que también suele gozar de mayor libertad
creativa. Y es justo lo que le falta a “Warcraft”, que, si no eres un seguidor
del videojuego, comienzas la película totalmente desubicado. Le hace falta una
versión extendida como el comer, muy demandada por el público pero que de
momento no ha llegado. Y no tiene mucha pinta de que lo haga.
De hecho, Jones
pretendía, y al parecer aún sigue insistiendo, en que la película ejerciera
como introducción a una saga que tendría tres secuelas más para desarrollar
correctamente la historia. Aunque la primera parte no fuera un fracaso, no
obtuvo los resultados que los productores esperaban y el proyecto sigue en la
nevera, aunque el director continúa presionando para que le dejen sacar la idea
adelante.
Por cierto, que
parte de que la película no fuera un taquillazo se debió a que el reparto no
tenía el gancho necesario para el público. No es que no tuviera buenos actores.
Travis Fimmel parecía una buena opción como protagonismo, dada su popularidad
como Ragnar Lockbrook en la serie “Vikingos”, pero el tirón televisivo se ve
que no alcanzaba al cinematográfico. Le acompañaban Ben Foster, más conocido,
pero como secundario, Toby Kebbel (pero que no podemos verle pues está bajo la
recreación visual de su personaje) y Paula Patton, que no es precisamente una
estrella femenina.
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