FICHA TÉCNICA
Título: Alias Grace.
Dirección: Mary
Harron.
País: Canadá
Año: 2017.
Duración: 45 min (6 episodios).
Género: D.J.Carson, Sarah Polley.
Interpretación: Sarah Gadon, Edward Holcroft, Zachary
Levi, Kerr Logan, Stephen Joffe, Rebecca Liddiard, Will Bowes, Michael
Therriault, Sylvia Zuk, Diane D'Aquila, Scott Anderson, Isaak Bailey, Noah
Carson, David Cronenberg, Anna Paquin, Dave Reachill, Paul Gross.
Guión: Sarah Polley, Margaret Atwood (Novela:
Margaret Atwood).
Música: Jeff Danna, Mychael Danna.
Fotografía: Brendan Steacy.
Distribuidora: Netflix.
CRÍTICA
SINOPSIS:
1843. Diez años después de haber
sido encarcelada por un brutal doble asesinato del que no recuerda nada, un
médico de la mente llega para tratarla y ver si puede descubrir que es lo que
ocurrió y porque ella sufre esa amnesia. O si todo de una invención de ella,
Grace Marks.
LO MEJOR: Confieso que no me sedujo desde el primer momento y tuve serias dudas en
si continuar. Pero la confianza en el trío Atwood-Polley-Harron me hizo seguir.
Y al final el resultado si ha sido satisfactorio porque la serie es un “sin
prisa, pero sin pausa” in crescendo y es debida una relativa paciencia para
poder juzgar su valor. Pero ¿Por qué confiar en esa asociación de tres mujeres?
Margaret Atwood es la escritora de la novela, al igual que en “El cuento de la
criada” y siempre exige ser productora supervisora para asegurar la fidelidad
al texto original. Sarah Polley se encarga del guión, aunque se la recuerda más
por su rol como actriz, ya fue nominada por su labor de guionista en “Lejos de
ella”. Y Mary Harron, aunque pertenece más al ámbito de la televisión hay que
reconocerle su labor en “American Pycho”. Juntas han creado una historia que
sirve como reivindicación feminista frente al poder patriarcal, mucho más
inherente en el 1843 en cuya fecha se desarrollan los hechos reales en que está
basada. Es a partes iguales un retrato de la época y del lugar que la mujer
ocupaba en ella, por lo que funciona como drama histórico; y un retrato de una
asesina, por lo que también funciona como thriller. No obstante, el interés
reside en si la narración, en una sostenida estructura de flashbacks, con
ciertas fases oníricas, y siempre desde el punto de vista de la protagonista, es
real, inventado, modificado o manipulado. Ya adelanto que la intriga se
mantendrá y que el misterio de lo que verdaderamente ocurrió está sujeto a la
interpretación del espectador.
Interpretación: Todo gira en torno al personaje principal, Grace
Marks. Por tanto, la elección de la actriz era de vital importancia. Pues en
ese caso Sarah Gadon es un acierto superlativo. Su rostro es el ideal para ser
tanto un ángel como un demonio y, sobre todo, para albergar la ambigüedad en la
expresión. Es la mejor actuación que se le ha visto, sin duda. En ocasiones,
resulta incluso hipnótica. Edward Holcroft está correcto, pero solo podemos
decir que cumple. Más interesante es el trabajo de Anna Paquin, como brillante
antagonista. Como curiosidad, la aparición como secundario del director David
Cronenberg.
Escena (spoiler): Más que destacar secuencias, aprovechando el espacio
para spoilers, voy a dar mi conclusión sobre el ambiguo desenlace. En opinión,
Grace es absolutamente culpable. Hay varias pistas que lo indican. Durante su
narración al psiquiatra hay varias ocasiones en las cuales se detiene para
observar las reacciones de éste, regodeándose de lograr lo deseado. Varias
veces se intuyen variaciones intencionadas en la versión dada. Grace elige que
contar y como, y siempre parece tener el control del efecto deseado. Durante
toda su vida ha sido maltratada y vejada. Pero también ha sabido hacer valer la
omnipresente atracción sexual que suscita en las personas, especialmente en los
hombres. Es por ello que pienso que es muy posible que manipulara a McDermott,
el otro criado para llevar a cabo los asesinatos. Si ella no participó
activamente, desde luego instigó para su ejecución. Es incluso posible que el
personaje de Mary Whitney ni siquiera existiera. Que la escena de la hipnosis
fuera un mero truco para simular doble personalidad. O quizá fuera Grace quien
muriera y Mary adoptara su identidad o la Grace manipuladora naciera tras la
muerte de Mary. Eso ya nunca lo sabremos.
LO PEOR: Es cierto que es bastante lenta y es por ello que tarde en arrancar para
enganchar rápidamente. Es una trama a fuego lento y requiere de tolerancia a
ese ritmo. Además, hoy en día, la factura técnica en cuanto a producción y en
lo visual en las series no tienen nada que envidiar a las del cine. Sin
embargo, aquí hay una producción meramente televisiva, modesta y sobria.
CITAS: “Prefiero ser una asesina a un asesino, si esas son las únicas opciones”. “Hay
muchas cosas peligrosas que pueden ocurrir en una cama. Es donde nacemos, nuestro
primer peligro en la vida. Es el lugar donde las mujeres dan a luz, que a
menudo es el último. Y es allí donde se produce el acto entre hombres y
mujeres. Señor. Algunos lo llaman amor, otros desesperación, o simplemente una
indignidad que deben sufrir “. “Aquellos que han estado en problemas los
perciben en otros”. “Una vez que te encuentran con un hombre en tu habitación,
eres la culpable, sin importar cómo estén”. “Me gustaba levantarme temprano. De
esa forma, podía fingir por un momento que la casa era mía”. “A veces, cuando
veo las nubes blancas y puras ondeando en el cielo después de una lluvia, solía
pensar que los mismos ángeles estaban colgando su ropa”. “Solo porque esté
escrito no significa que sea verdad”. “Cuando las personas tienen miedo, a
menudo se comportan con crueldad”. “Si todos estuviéramos en juicio por
nuestros pensamientos, todos seríamos ahorcados”. “Sin una serpiente o dos,
faltaría la parte principal de una historia”.
REFERENCIAS: Inevitablemente, además de por ser provenientes de
novelas de Margaret Atwood, por su componente feminista, se la compara con “El
cuento de la criada”. Pero tiene incluso más nexos argumentales con “The
sinner”, extrapolando el marco histórico-temporal en el que se desarrolla.
CONCLUSIÓN: 7. Intrigante retrato
de un asesinato desde el marco feminista de Margaret Atwood.
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