FICHA TÉCNICA
Título: Manhunt:
Unabomber
Dirección: Greg Yaitanes.
País: Estados Unidos.
Año: 2017.
Duración: 45 min
(8 episodios).
Género: Drama,
thriller.
Interpretación: Sam
Worthington, Paul Bettany, Jane Lynch, Rowan Bousaid, Will Murden, Carter Zier,
Colby Zier, Jana Allen, Griff Furst, Rebecca Henderson, Bonnie Johnson, John
Merical, Paul Costley, Steve Coulter, Mary Rachel Dudley, Lynn Collins, Chris
Noth, Brian F. O'Byrne, Mark Duplass, Elizabeth Reaser, Michael Nouri, Gregory
Alan Williams, Rhoda Griffis, Wilbur Fitzgerald, David Jensen.
Guión: Max
Hurwitz, Nick Schenk, Andrew Sodroski, Nick Towne, Jim Clemente, James R.
Fitzgerald, Tony Gittelson, Steven Katz.
Producción: David A.
Rosemont.
Fotografía: Zack Galler.
Distribuidora: Netflix.
CRÍTICA
SINOPSIS: Durante
17 años, un terrorista tuvo en vilo al FBI sin lograr acercarse a él siquiera,
mientras mandaba hasta 16 paquetes bomba que mataron a 3 personas e hirieron y mutilaron
a otras 23. Pero uno de los agentes federales, experto en perfiles
psicológicos, aborda la investigación desde un punto de vista novedoso,
estudiando su lenguaje.
LO MEJOR: Mi principal interés era que ya conocía
los hechos con anterioridad y tenia bastante curiosidad por comprobar como lo
habían llevado a la pantalla. He de decir que bastante bien pues la
reconstrucción de los hechos es muy fiel a los reales, es fidedigna a un 80%.
Al conocer ya el desenlace en la historia caben pocas sorpresas y el recurso
utilizado para darle interés a la narración es hacerla bajo dos líneas
temporales paralelas, antes y después de coger al culpable. Lo curioso que
tenia éste es que no se trataba en absoluto de un asesino en serie. Es cierto
que mató a tres personas e hirió a otras 23 pero mediante 16 paquetes bomba. Es
decir, si hubiera querido podría haber hecho autenticas masacres. Por supuesto,
no justifico sus actos. Era un terrorista y eso no es justificable. Pero su
intención, más allá de hacer daño, pretendía forzar la publicación del célebre
manifiesto, en el que llevaba más razón que un santo. Pero precisamente, una de
las virtudes de la serie es adentrarse en la mente del psicópata para darnos a
conocer con todo lujo de detalles sus motivaciones. Otro de los alicientes es
ver como se ponía en practica de forma pionera un método para elaborar perfiles
psicológicos (cambió este aspecto en la fórmula habitual de hacerlo en el FBI)
a través del lenguaje tratándolo como característica identificativa de la
persona y, por tanto, como una especie de ADN lingüístico. Además, la serie
tiene un excelente ritmo que la hace sumamente entretenida y muy adictiva.
Fruto de ello es la velocidad a la que se puede ver haciendo que quieras ver un
episodio detrás de otro.
Interpretación: Sam Worthington fue
encumbrado con su participación en “Terminator salvation” y “Avatar”, pero
siempre he pensado que expresivamente es un actor limitado. Ésto se pone de
manifiesto en los momentos más dramáticos de la historia. Dicho ésto, tengo que
reconocer que en general logra mantener el tipo y me parece encomiable el
esfuerzo que hace el actor por transmitir. Pero lo que para él es un esfuerzo,
para Paul Bettany es pura naturalidad, y es que cuando hay talento, te sale
solo. Bettany encarna al terrorista Theodore Kaczyski de forma sobresaliente.
Es por ello por lo que el duelo interpretativo queda descompensado y siempre
cae del lado del inglés. Entre los secundarios, destacan Chris Noth, Jeremy
Bobb y Lynn Collins (“JohnCarter”, “Lobezno, orígenes”).
Escena (spoiler): Hay varios capítulos
que comienzan con uno de los atentados de Unabomber. Si bien no se recrea en la
crudeza tampoco evita mostrar los efectos de forma explícita. Hay varios
momentos interesantes en la elaboración de la teoría lingüística pero lo mejor
está en la segunda parte de la serie. Como la decisión de publicar el
manifiesto en el Washington Post como intento de tenderle una trampa al
terrorista. Aunque algún provecho le sacan porque su hermano si reconoce esa
manera de expresarse. Es cuando Worthington tiene sus mejores momentos a la
hora de convencerle para que le delate y después conseguir la orden y así
llevar a cabo la detención y registro de la cabaña de Kaczynski, uno de los
momentos cumbre. Al igual que lo es como el agente federal le convence para que
firme una confesión, tras el fracaso de la anulación de la orden y, por tanto,
las pruebas obtenidas con ella. Pero a mí me ha gustado especialmente el
episodio donde se hace un flashback al pasado del villano y conocemos su
infancia y adolescencia, y el germen de sus futuros actos.
LO PEOR: Claro es que el nivel de algunas series
actuales es tan alto que ésta no llega a estar en el grupo de cabeza. Se nota
que no cuenta con los holgados medios de otras. No tiene la atmósfera de
“Mindhunter” (con la que comparte varios nexos). Uno se queda pensando cómo
habría quedado si fuera precisamente David Fincher quien se hubiera ocupado de
la batuta.
CITAS: “Hasta Judas tuvo la decencia de
ahorcarse”. “Un trozo de papel puede cruzar un continente como quien se pasa
notitas en clase”. “Solo funciona porque todos los eslabones de la cadena se
portan como autómatas descerebrados”. “Yo escribo una dirección y ellos
sencillamente obedecen”. “Tú que tanto hablas del libre albedrío, si te llega
un paquete, no harás otra cosa que obedecer”.
“No es tu culpa. La sociedad te ha hecho así. Sois ovejas. Y yo puedo decidir a
quien tocar. Puedo tocarte a ti ahora mismo”. “Que me de asco este sitio me
recuerda que estoy vivo”. “En el rato que estamos hablando, se ha suicidado más
gente que la que supuestamente yo he matado”. “Lo máximo a lo que puedes
aspirar es a ser una pobre imitación de mí”.
REFERENCIAS: Ya no solo por el
parecido de sus títulos, sino que comparte enlaces con “Mindhunter” por tratar
los cambios e innovaciones en los métodos de investigación del FBI. Se supone
de el verdadero nombre es “Manhunt” y esos dos puntos dan lugar a que
“Unabomber” es el primer asesino, y que quizás haya una segunda temporada con
otro de ellos como protagonista. Algo asi como “True detective”.
CONCLUSIÓN: 7. Inmersión y persecución
en la mente del terrorista que tuvo en vilo al FBI durante casi 20 años.
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