¿Es
la película más burra que he visto del subgénero de infectados?
Muy probablemente, si. Al menos, no recuerdo otra con este nivel de
brutalidad. Sangre a raudales, mutilaciones, mucho gore y . . .
sexo. Porque este nuevo virus tiene le efecto de generar un deseo
irrefrenable
de violencia y deseo sexual. Y si, a veces combinado. Creo que tiene la
violación más perturbadora y bizarra que haya visto en una
película. Menos mal que no es totalmente explícita. Y voy a tardar
de sacar de mi cabeza la escena del brote en el vagón de metro
(tranquilos, no es spoiler, se ve venir de lejos), que deja al de
“Train to Busan” como una cosa normalita. Además,
ofrece otra variación sobre lo que se suele encontrar en las tramas
de estas películas, y es que los infectados en cuestión son
conscientes, es decir, siguen siendo inteligentes después de
contagiarse. Y eso contribuye a que haya algunas secuencias
especialmente sádicas. No obstante, no por ello la considero mejor
que otros títulos de este cine, simplemente es más fuerte de lo
habitual. Porque de guion anda más bien justita. Ofrece una medio
explicación un tanto cuestionable de lo ocurrido pero cuando llega
ya estás lo suficientemente horrorizado para que te de igual. Pero
bueno, me ha agobiado bastante por momentos y es una película de
sobra terrorífica. Por cierto, no viene ni de Japón ni de Corea, esta vez, sino de Taiwan. 6’5.
Debut
en la dirección de Ishana Shyamalan. Si, hija de M. Night Shyamalan,
que por cierto, produce, tutelando a su retoña como ya hizo con los
primeros envites en la dirección en la muy recomendable serie
“Servant”. Teniendo un padre con estilo tan marcado y encima
teniéndole detrás de la silla pues es normal que su cine tenga
claras reminiscencias de su personalidad cinematográfica. Como es el
interés en el folklore, en las leyendas y en mezclar
la fantasía con el terror pero
a través del suspense y no tanto de los trucos clásicos del terror
como el gusto por lo explícito y por los sustos gratuitos. No, la
puesta en escena de Ishana Shyamalan se acerca a la de su padre en
cuanto a la elegancia, a planificar perfectamente la composición del
plano y como se mueve la cámara por el escenario. A la película le
han dado bastantes palos, pero vamos, a eso, en la familia deben
estar más que acostumbrados. Pero es que la acusan de que se parece
demasiado a “El bosque” y a mí eso alguien tendrá que
explicármelo porque no lo veo, más allá de que parte de la
historia se desarrolle en un bosque. De hecho, en todo caso se me
parece más a otro título de la filmografía de su progenitor, que no diré.
Independientemente de ello, a mí la película me ha parecido
interesante en todo momento y no estoy de acuerdo con esas críticas
negativas. Si es cierto que al guion, que también escribe ella,
habría que haberle dado alguna vuelta más. Y el giro final lo he
visto venir, avisado de que probablemente lo habría, teniendo en
cuenta quienes están detrás de esto. Por cierto, Dakota Fanning
está genial. 6’5.
Vaya,
vaya, con el cine de terror australiano últimamente, como desde
presupuestos bajísimos pueden hacer películas tan interesantes.
Aunque no es exactamente una película de terror, más allá de que
en su tercer acto vaya claramente hacia él. Porque durante la
mayoría de la película transita más por el terreno del suspense. Y
de la intriga, porque a lo que juega es a quien de los dos
protagonistas hay que temer realmente. Quien es el verdaderamente
peligroso. Porque está claro desde el principio que ambos tienen
algo que ocultar. Y esa tensión se siente casi desde el primer
minuto y
se va cociendo a fuego lento.
La premisa no puede ser más escueta. Un solo escenario, y muy
reducido, una casa prefabricada en un parque, y dos únicos
personajes. Muy bien interpretados por Brandan Rock y Jordan Cowan,
que previamente no había visto nunca. Pues bien, una chica se
presenta en la casa de un hombre bastante extraño, para resguardarse
de la lluvia. A partir de ahí el juego que comentaba. Y es una
incertidumbre que se mantiene hasta muy cerca del desenlace con una
revelación bastante sorpresiva que explica el asunto aunque no
de manera explícita. Cuando terminas, te das cuenta de que te han
estado dando pistas de ello pero eso solo se encaja al final, así
por muy atento que se esté y avisado, no va a ser fácil
adelantarse. Por cierto, la fotografía es esencial, como está
iluminado ese escenario y como evoluciona ese aspecto. Thriller
psicológico, modesto, interesante y muy recomendable. 7.
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