martes, 16 de julio de 2024

Escenas Míticas: Catástrofes naturales - Twister

 


   Se estrena de forma inminente la que llaman secuela, es el mismo título solo que en plural, “Twisters”, con Glen Powell y Daisy Edgar-Jones como protagonistas, que no parece que esté vinculada directamente a esta, y lo digo más desde la intuición y también ignorancia, pues tiene pinta más de un reboot que de una continuación.



   En cualquier caso, vamos a recordar su precedente de hace casi treinta años y que fue la precursora de una nueva oleada, como previamente había ocurrido en la década de los setenta, pero en los noventa, del subgénero de catástrofes, que dio pie a títulos como “Volcano”, “Un pueblo llamado Dante’s Peak”, “Armageddon” o “Deep Impact”. Sin embargo, de todas ellas la mejor fue precisamente “Twister”. De hecho, cosechó mejores críticas que todas las mencionadas.



   Y si eso que su realización no estuvo exenta de problemas y se puede considerar precisamente de catastrófica, empezando porque su rodaje tuvo que retrasarse a causa de una catástrofe real pero no natural, el atentado de Oklahoma, que dejó nada menos que 168 víctimas.



   Producida por la Amblin Entertainment, es decir la productora que Steven Spielberg tiene a medias con Frank Marshall y Kathleen Kennedy, quien rápidamente se puso en contacto con su amigo Michael Crichton, con quien había estado relacionado tanto para la serie “Urgencias” como para “Jurassic Park”, para que le hiciera el guion. El cual Crichton coescribió con su mujer Anne Marie Martin.



   No obstante, Spielberg solicitó a Josh Whedon que reescribiera algunas partes, Whedon accedió pero tuvo que abandonarlo hasta en dos ocasiones, primero por problemas de salud y luego para casarse. Lo que llevó a Spielberg a recurrir a otro conocido suyo, Steven Zaillian (“La lista de Schindler”), que tampoco pudo acabarlo, recurriendo a Jeff Nathanson. Ninguno de estos tres fue acreditado finalmente.



   Para la dirección se recurrió al holandés Jan de Bont, que se encontraba intentando levantar un proyecto de “Godzilla”, hasta el momento de forma fallida, lo cual provocó que lo abandonara para ponerse con “Twister”. Curiosamente, fue Roland Emnerich, un consumado especialista en el género de catástrofes, quien terminó dirigiendo “Godzilla”.



   Jan de Bont era un reputado director de fotografía, participando en multitud de películas tan señaladas como “La jungla de cristal”, “La caza del Octubre Rojo” o “Instinto básico”. Sin embargo, como director de películas solo contaba con “Speed”, la cual fue un éxito de taquilla total. Junto con “Twister” contribuyó a la fama de Jan de Bont en los noventa como realizador de acción.



   No tuvieron el mismo éxito sus siguientes tres películas, “Speed 2”, “La guarida” y “Lara Croft 2, la cuna de la vida”, lo que quizá provocó que De Bont abandonara su contribución al cine con una corta filmografía. Aunque económicamente la única que realmente supuso un fracaso fue la secuela de “Speed”, lastrada por la ausencia de su protagonista anterior, Keanu Reeves.



   Para el protagonista se pensó en Tom Hanks, aunque terminaron decantándose por Bill Paxton por su procedencia sureña (Texas) y la recomendación de James Cameron. Compartió protagonismo con Helen Hunt, con quien no se llevó precisamente bien durante el rodaje. Más tarde se reconciliaron e incluso manifestaron hacer la secuela juntos, situación que se fue al traste por el fallecimiento de Paxton, por el cual Hunt se mostró muy afectada. El reparto lo completaban Philip Seymour Hoffman, Cary Elwes y Jami Gertz, entre otros.




      La película fue nominada a dos Oscars, a los mejores efectos especiales y el sonido. En cuanto a los efectos, hay abundante trabajo digital, generado por Industrial Light & Magic (la de George Lucas), como la famosa vaca, que se recreó a partir de la escena de la cebra de "Jumanji", pero también hubo otros trucos más artesanales. Como la creación del viento, tomando el motor de un Boing 707. 




   En cuanto al sonido, el que correspondía al del tornado se hizo con el gemido ralentizado de un camello. Sonido que llegó a reventar los altavoces de algunos cines. El resultado fue una película entretenidísima, con espectáculo visual pero también con personajes, que fue un éxito de taquilla, logrando 495 millones de dólares, habiendo invertido 92, y colocándose la segunda del año 1996, tras "Independence day". 

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