Otra de esas películas que venían de la mano como varias veces
pasó en la década de los noventa y en este mismo género, como ya
comentamos con el caso de “Volcano” y “Dante’s Peak”. Esta
vez con el tema de los meteoritos, se estrenaron “Deep impact” y
“Armageddon” con diferencia de tan solo mes y medio. Hay que decir
que ambas salieron bien paradas económicamente.
“Deep impact” costó 75 millones de dólares y recaudó 350 en taquilla. Ahí le ganó la partida “Armageddon” con 550, aunque es verdad que su producción fue más cara, 140 millones, por lo que la rentabilidad económica de ambas no estaba tan alejada. Sin embargo, en cuanto a la crítica, la mejor puntuada fue “Deep impact”.
No obstante, fue criticada por no tener muchas escenas espectaculares. Y es verdad que su competidora, como decía, la doblaba en presupuesto y que tiene bastante menos espectáculo visual que la película de Michael Bay, pero es que pretendían centrarse en las reacciones humanas, en como afectaría a la sociedad, a través de varios arquetipos de personajes, una situación de este tipo.
Y, objetivamente, es mejor. Lo cual no quiere decir que fuera mejor entretenimiento que “Armageddon”. La película de Michael Bay tenía un guion demencial. Ya solo la idea de mandar a un asteroide a unos perforadores de petróleo sin ninguna clase de preparación espacial es de locos. Pero es una película tremendamente divertida y el placer culpable de muchos, entre los cuales me incluyo.
Y, objetivamente, es mejor. Lo cual no quiere decir que fuera mejor entretenimiento que “Armageddon”. La película de Michael Bay tenía un guion demencial. Ya solo la idea de mandar a un asteroide a unos perforadores de petróleo sin ninguna clase de preparación espacial es de locos. Pero es una película tremendamente divertida y el placer culpable de muchos, entre los cuales me incluyo.
Pero en honor a la verdad, como
decía, “Deep impact” es mejor. Su tratamiento es más serio y se
centra, más que en heroicidades, en el efecto que tendría en la población
la posibilidad del impacto inminente de un meteorito que podría
acabar con la vida sobre la superficie de la Tierra. Tan en serio se
lo tomó que incluso fue aplaudida por varios astrónomos.
De hecho, sirvió de homenaje al astrónomo Eugene Shoemoker, que había muerto en un accidente de
tráfico. Y Gerry Griffin, antiguo director de vuelo de la NASA, asesoró en varios aspectos a la película, como en cuanto a la
dirección artística, para recrear la superficie del cometa, por
ejemplo.
El proyecto era anhelado por Richard
D. Zanuck y David Brown, los productores de “Tiburón”, quienes
pretendían que fuera precisamente Steven Spielberg quien lo dirigiera.
Y eso pretendía él cuando compró los derechos de la novela de
Arthur C. Clark, “El martillo de Dios”. Sin embargo, más tarde
prefirió dejárselo a una protegida suya, Mimi Leder, a quien conocía de
su participación dirigiendo muchos episodios de la serie “Urgencias”
y quien solo un año antes haría una película de acción con
bastante buen tino, “El pacificador”.
Posteriormente dirigiría “Cadena
de favores”, pero su carrera volvió a vincularse principalmente a
la televisión. Para prepararse para dirigir “Deep Impact”, no
tomó como referencia otras películas sobre impactos de meteoritos,
como “Asteroide”, “Cuando los mundos chocan” o “Meteoro”,
sino que se fijó en “La hora final”, de Stanley Kramer, con
Gregory Peck, Ava Gardner y Fred Astaire, sobre un holocausto nuclear.
El reparto estaba plagado de nombres
conocidos, como Robert Duvall, Tea Leoni, Elijah Wood, Vanessa
Redgrave, Leelee Sobieski, Maximilian Schell, James Cromwell, Jon
Favreau y Morgan Freeman, lo que ahora parece que era el presagio del
primer presidente afroamericano que posteriormente fue Obama.
Una curiosidad, hubo un cambio en el guion, una vez sabido el título de su competidora de ese año. Cuando el presidente de los Estados Unidos comunica a la nación la proximidad del impacto de un meteorito, le dice a la prensa: "La vida seguirá. Perduraremos". Pero en realidad era: "Esto no es un armageddon". Quitaron esa frase por motivos obvios.
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