Mira que es difícil afrontar la secuela de una película que ha supuesto un éxito de taquilla y
además de crítica, porque te van a pedir como mínimo lo mismo, pues
esta consiguió no sólo llegar al nivel de la primera sino que
además para muchos lo superó. Al menos sus críticas positivas
fueron similares y comercialmente tuvo más taquilla, 710 millones de
dólares, habiendo invertido 170 en su producción.
Pero es que además se enfrentó a dificultades tales como el cambio de director y prácticamente todo el reparto (solo repetían tres actores que habían encarnado a simios, es decir, no veíamos sus caras. En cuanto a lo primero, si bien Ruppert Wyatt estaba entusiasmado con llevar a cabo esta secuela, terminó dando la espantada ante la fecha de finalización de la película que le habían planteado, aduciendo no poder terminarla en condiciones.
Lo
que llevó a una nueva búsqueda de director con una lista de nombres
en la que curiosamente figuraban varios de habla hispana, como eran en
los dos españoles, Juan Carlos Fresnadillo (“28 semanas después”)
y Juan José Bayona (“Lo imposible”) y el mexicano Guillermo del
Toro, pretendido también para “El origen del planeta de los
simios”.
Pero
no fue ninguno de ellos porque se optó por un Matt Reeves que tan
solo había firmado dos películas pero había dejado muy buenas
impresiones en ellas, “Monstruoso” (para mí una de las mejores
found footage) y el remake de “Déjame entrar”(que aunque ya me
mataran en su momento por afirmarlo, me parece incluso mejor que la
original).
Reeves
se encontraba preparando una película basada en la serie “La
dimensión desconocida”, proyecto que abandonó inmediatamente y
nunca ha vuelto a retomar. La única duda con su elección residía
en que nunca se había ocupado de un blockbuster. Sin embargo, el
resultado fue tan satisfactorio que Reeves también realizó la
siguiente secuela, “La guerra del planeta de los simios”.
Y
parece que le cogió el gusto a las películas grandes porque después
dirigió “The Batman”, que fue otro éxito de crítica y
taquilla, de la cual se encuentra inmerso actualmente en su secuela y
que muchos estamos esperando como agua de mayo. Personalmente, Matt
Reeves me parece de los cineastas más fiables, a pesar de su no muy
extensa filmografía, que hay actualmente.
Uno
de los requisitos que demandaba el director era contar la historia
desde el punto de vista de los simios, lo que suponía un cambio
drástico respecto a la primera parte. Y mostrar una situación
post-apocalíptica, es decir, ya tras el desastre, pero en el que
todavía no se había producido una confrontación entre humanos y
simios.
Respecto
a ese apocalipsis, como dejaba claro ya la última película al borde
de los créditos finales, se había producido mediante una pandemia
que aquí vemos que llaman “la gripe del simio”, de la cual, a
modo de promoción de la película, se creó una página web que
ofrecía información sobre la enfermedad como si esta fuera real.
Pero también se hacía referencia a aquello que tanto maldecía
Taylor (Heston) frente a la Estatua de la Libertad, las guerras entre
humanos.
Aquí
el protagonista absoluto esta vez sí era César, encarnado por el ya
especialista en interpretar a criaturas mediante la captura de
movimiento, Andy Serkis, como habían sido Gollum, King Kong o el
Snooke de la última trilogía de “Star Wars”. La acompañaron
Jason Clarke, Gary Oldman, Keri Russell y Kodi Smith McPree. Tras los
simios, entre otros, estaban Tobby Kebbell y Judy Greer.
Respecto al destino de Will (James Franco) y Caroline (Freida Pinto), no se especifica nada pero podemos entender que murieron a causa de la enfermedad, al menos la puerta de su casa estaba marcada como infectada. Por cierto, la historia no puede ser vinculada al remake de Tim Burton pues en él, el protagonista venía de un tiempo más futurista.
La película fue la octava de más taquilla de 2014 y volvió a ganar un Annie. también volvió a ser nominada al Oscar a los mejores efectos especiales, pero nuevamente no se lo llevó, perdiendo ante "Interstellar".
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