Esta
película se convirtió casi de forma instantánea en uno de los
clásicos modernos del cine de historia épica, aunque no sea
únicamente ese género el que destila. De hecho, el tratamiento
visual que le dio su director, Zack Snyder, correspondía más el
género de acción, y la inclusión de evidentes elementos
fantásticos la acercan más precisamente a la fantasía épica. Pero
no deja de inspirarse en la recreación de un hecho histórico como
fue la batalla de las Termópilas (qué significaba “Puertas Calientes”).
Esta
se dio en la Segunda Guerra Médica, allá por el 480 antes de
Cristo, entre Persia y Grecia, aunque aquí está muy focalizado en
Esparta. Consistió en que para contrarrestar la amplia superioridad
de número de las tropas persas de Jerjes, unos 250000 soldados, el
rey espartano, Leónidas, se defendió de su paso en un pequeño cañón
que estaban obligados a atravesar, las Termópilas, de apenas unos
veinte metros de ancho.
No
es cierto que fueran sólo 300 sino tal vez algo más de 1000, aunque
si eran 300 los correspondientes a la guardia personal de Leónidas,
los que se podían considerar soldados de alto nivel. No obstante, la
flota ateniense les dio apoyo desde el mar, algo de lo que solo se
menciona en la precuela que vino unos años después. Aun así, fue una
gesta de indudable mérito.
Precuela
que llegó siete años después, en 2014, “300, el origen de un
imperio”, con una arrebatadora Eva Green como protagonista. Aunque
“300” bien podría considerarse una especie de remake de “El
León de Esparta” de 1962. No obstante, la película nace como
adaptación de la novela gráfica homónima de Frank Miller y Lynn
Varley. Comic al que Snyder quería tener tanta fidelidad que muchos
de sus planos replican viñetas muy concretas de él, y capta toda la
estética del material original.
Aún
así, hay unas cuantas diferencias con la novela gráfica. La más
importante es la subtrama protagonizada por Gorgo (quien en el cómic
sólo aparece despidiendo a Leónidas) intentando convencer al
Senado. Aportación personal de Snyder que pretendía dar un mayor
peso al personaje y a la contribución de una mujer en una historia
de hombres. Luego había detalles muy comprensibles de entender que
se cambiaron, como que los espartanos, salvo cuando combatían,
fueron todo el resto del tiempo desnudos.
El
impacto de la película y su particular estética fue impresionante,
llegando a copiarse en diversas producciones posteriores. Una de las
más descaradas fue la serie “Spartacus”, replicando el uso de la
sangre digital, la violencia y el tratamiento visual de las escenas
de combate con abundante cámara lenta. Pero también causó
controversia. Se la criticó por retratar a los persas como monstruos
y al resto de griegos, no espartanos, como débiles.
En
el reparto no había estrellas como Daniel Day Lewis, Mel Gibson,
Russell Crowe o Tom Cruise, como hemos visto en las películas
anteriores de este ciclo, pero si caras tan reconocibles, aunque más
como habituales secundarios por aquel momento, como Gerard Butler,
Lena Headey (antes de ser también reina pero en “Juego de
tronos”), David Wenhann (“El señor de los anillos”), Dominic
West, Rodrigo Santoro o Michael Fassbender.
Tras
la cámara un Zack Snyder que venía de debutar y triunfar con su
remake de “El amanecer de los muertos” y que tras el éxito
incontestable de “300” se metió en proyectos más personales, de
buena calidad pero con resultados comerciales irregulares, como con
“Watchmen”, “Ga’hoole” o “Sucker Punch”, antes de
sumergirse en su versión de “La Liga de la Justicia” en la que
ha pasado como “Snyderverso”. Actualmente está a menos de un
mes de estrenarse una de las películas más esperadas del año,
aunque lo haga directamente en Netflix, “Rabel Moon”.
Salvo
una escena, la película está prácticamente entera rodada en
interiores, lo que abarató significativamente los costes, pero
valiéndose de hacerlo casi constantemente con pantallas. Además,
pasaron varios meses reuniendo el vestuario y accesorios para las batallas. Se hicieron hasta 600 piezas de vestuario, por ejemplo. Además, construyeron un lobo y trece caballos mecánicos. Aunque la mayor parte del armamento, los escudos, lanzas y espadas fueron reciclados de los usados en películas como "Troya" y "Alejandro Magno".
Tuvo críticas mixtas aunque abundaron más las positivas que las negativas. Eso para la prensa, porque al público, la película encantó. A los espectadores les volvió locos, lo que la convirtió en la segunda más taquillera de 2007, con 456 millones de dólares recaudados, habiendo gastado en ella solo 70.
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