Si
la semana pasada decíamos que “Los cañones de Navarone” era
mencionada en “Pulp fiction” pero más de manera anecdótica que
como verdadero guiño a la película, “Doce del patíbulo” si era
más claramente homenajeada por Quentin Tarantino en “Malditos
bastardos”. Hay varias similitudes; un comando formado por
elementos de cuidado infiltrado tras las líneas enemigas con el
objetivo de cargarse al mayor número de oficiales nazis posible.
Basada
en la novela de Erwin Nathason, aunque curiosamente en aquella el
número de integrantes del comando era trece y no doce. ¿Por qué el
cambio? Ni idea. Pero se puede hacer una apreciación. En la escena
de la cena antes de partir a la misión, el director, Robert Aldrich,
los dispuso en una mesa tal cual el cuadro de Leonardo da Vinci, “La
última cena”, como si fueran los doce apóstoles, lo que también
daba una pista del destino que les esperaba a los personajes.
Un
Robert Aldrich, aunque fue acusado de mostrar una historia
excesivamente violenta, se declaraba antibelicista y con la película
pretendía denunciar la situación con la guerra de Vietnam, que se
estaba desarrollando en el momento del rodaje y el estreno. Se
trataba de un cineasta bastante reconocido ya entonces, con títulos
como “Que fue de Baby Jane”, “Canción de cuna para un cadáver”
o “Vera Cruz”.
Hablemos
del reparto porque hay mucho material sobre él. De primeras, aquí
se cumple perfectamente aquello de formar un verdadero elenco de
estrellas, aunque algunos de ellos en ese momento aún no lo fueran,
como era el caso de Donald Sutherland . Pero si Lee Marvin, Charles
Bronson, Robert Ryan, Ernest Borgine, John Cassavetes, Telly Savalas
o Jim Brown.
A
decir verdad, Jim Brown era una estrella pero del fútbol americano,
uno de los jugadores destacados de la NFL. De hecho, su equipo, ante
la posibilidad de que su participación de la película retrasara su
incorporación al equipo, le amenazó con multarle. A lo cual, el
jugador-actor respondía anunciando su retirada del fútbol. Así se
las gastaba Jim Brown.
Para
el papel de protagonista se pensó en John Wayne, el cual se negó
para participar en otra película bélica, “Boinas verdes”. En su
lugar se escogió al Lee Marvin que se pasó el rodaje creando
problemas por su incipiente alcoholismo. Además, el actor siempre ha
manifestado que no estaba de acuerdo con el guion de la película.
Como veterano precisamente de la Segunda Guerra Mundial consideraba
que era poco realista y no se correspondía con lo que él vivió.
Y
como decía, tuvo constantes problemas con el alcohol, lo que planteó
roces con el resto del reparto, especialmente con Charles Bronson,
que amenazó con pegarle. Curiosamente, Bronson también estaba en
desacuerdo con el enfoque de la película, excesiva e
innecesariamente violenta. Digo curiosamente porque años más tarde
protagonizaría una saga de películas hiperviolentas, la de “Yo
soy la justicia”.
No
obstante, si es verdad que la violencia de la película ocasionó
algunas polémicas. De primeras retrataba a los aliados igualmente
crueles y despiadados que los nazis, lo cual era bastante novedoso.
La secuencia de la gasolina y las granadas para provocar una masacre
de oficiales nazis y mujeres, fue recortada en el estreno en
Alemania. Es más, el papel de Telly Savalas fue rechazado
anteriormente por Jack Palance por considerarlo asqueroso, por ser un
violador y un racista.
Costó
tan solo 5 millones de dólares y funcionó de maravilla en
taquilla, recaudando 45. Obtuvo cuatro nominaciones a los Oscars,
casi todos técnicos, de hecho solo ganó en la categoría de Efectos
Sonoros, menos la nominación como secundario a John Cassavetes. Por cierto, su personaje se apellidaba Franko, por lo que en España se cambió por Frankie para evitar coincidir con el del dictador Francisco Franco. Tuvo tres secuelas pero todas fueron a televisión, muy inferiores. E incluso se hizo una serie.
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