Con
la excusa del estreno “Los Mercenarios 4”, la que suponemos que
será la última entrega de la saga creada y protagonizada por
Sylvester Stallone, con la que pretendía recuperar todos las viejas
glorias del cine de acción, vamos a hacer un ciclo que llamaremos
Operaciones Especiales para repasar algunos de los mejores títulos
de este tipo específico de cine que se llevaba mucho más antes y
ahora prácticamente se ha perdido.
Si
bien se podría encajar, pues es en realidad su género, en el
bélico, nos vamos a referir a películas que dentro de ese ámbito
tienen unas características propias. Esas que Quentin Tarantino
homenajeaba en su “Malditos bastardos”. Es más incluso en “Pulp
Fiction” se llegaba a mencionar “Los cañones de Navarone”.
Historias en las que se reúne a un grupo que forma un comando para
una misión específica.
En
este caso se trata de la destrucción de una fortaleza que alberga
unos cañones de tal tamaño que con ellos pueden los alemanes
controlar toda la navegación por el Mar Egeo, lo cual tiene
bloqueado a dos mil soldados aliados en una isla, por lo que la
misión también se puede considerar de rescate.
Para
quien se pregunta si esto está basado en un hecho real, la respuesta
corta es no. Navarone no existe ni nadie tuvo jamás unos cañones de
ese tamaño, ni mucho menos estaban alojados en una cueva que le
servía como base fortificada inexpugnable. La película está basada
en el best seller homónimo de Alaitair MacLean, que se inspiró en
la batalla de la isla de Keros. Pero ya está.
Un
título que formaba parte de un ciclo de películas ambientadas en la
Segunda Guerra Mundial, junto a “El puente sobre el río Kwai”,
“La gran huida” y “El día más largo”, y para el que se
eligió como director a Alexander Mackendrick, el cual terminó
abandonando el proyecto por diferencias creativas, lo que le propició
que le sustituyera Lee J. Thompson, muy del agrado de varios
integrantes del reparto.
Un
Thompson que realizaría aquí su primera y probablemente más
importante obra de su filmografía, a la cual añadiría otro gran
clásico como fue “El cabo de terror”, de la cual llevó a cabo
un remake muy famoso Martin Scorsese. Luego tuvo otras películas
conocidas pero de mucho menor nivel. Un par de secuelas de “El
planeta de los simios”, varias al servicio de Charles Bronson,
entre ellas otro par de la saga “Yo soy la justicia”, y una
imitación de Indiana Jones con “Las minas del rey Salomón”.
El
elenco estaba repleto de estrellas de la época. Como Gregory Peck
(tras descartar a William Holden por subirse a la parra con sus
honorarios), David Niven (que enfermó gravemente durante el rodaje
por varias semanas), Richard Harris, Anthony Quinn y Stanley
Baker, Anthony Quayle. Gia Scala e Irene Papas completaban el
reparto.
Algunas
curiosidades. Fue rodada en los escenarios naturales de Rodas,
Grecia. El actor Anthony Quinn incluso llegó a comprar unos terrenos
allí que a día de hoy siguen llamándose Bahía Quinn. El ejército
griego prestó su ayuda, en forma de hombres, vehículos y material
militar. Y es la primera película de la Segunda Guerra Mundial que
se hace distinción entre soldado alemán y nazi de las SS.
Tuvo
siete nominaciones, incluyendo varios de las mejores categorías,
pero solo logró el Oscar a los efectos especiales. Si logró el
Globo de Oro a la mejor película. Por supuesto, tuvo excelentes
críticas y económicamente fue de maravilla. Costó 6 millones de
dólares y recaudó 29 convirtiéndose en la película más
taquillera de 1961. Tuvo una secuela, “Fuerza 10 de Navarone “,
pero no tuvo el mismo éxito ni de crítica ni de público.
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