Esta
sección me sirve para recuperar películas pasadas, de otras épocas,
pero también para reivindicar títulos que no tuvieron buenas
críticas, fueron un fracaso de taquilla o que incluso el público la
tomó con ellas por h o por b. Muchas de ellas, con el tiempo pasaron
a considerarse de culto y fueron adquiriendo el cariño de los
espectadores que no tuvieron en su estreno. Pues este no es el caso.
Aun
así he tenido a bien hablar de ella porque aunque claramente no
inventara nada ni sea nada del otro mundo, ya sea porque me gustan
esta clase de películas, aunque vea evidente de quien copia. Porque
aunque se asemeje a otros títulos, sobre todo ochenteros, como
“Profundidad seis”, “Leviathan, el demonio de las
profundidades” o “Abbys”, el gran referente cinematográfico vuelve a ser “Alien”.
Personalmente
considero que es una película que funciona en esa emulación, que
está muy bien rodada y consigue un buen nivel de claustrofobia, qué
es lo que pretende. Además, tiene ese encanto de aquellas
películas de los ochenta. No deja de ser una película de serie B,
con todas las claves que eso implica, pero con dinero.
Un
dinero que ascendía a 60 millones de dólares, tampoco estamos
hablando de presupuestos como el de “Megalodón”, por ejemplo.
Pero lo suficientemente alto como para considerarse un fracaso de
taquilla al solo recaudar 40 en salas de cine. Aunque podemos dar
algunas explicaciones, que no excusas, del descalabro. Seguramente hubiera dado igualmente.
De
primeras, su producción coincidió plenamente con el proceso de
venta de Fox por parte de Disney, lo cual provocó varios retrasos
en su fecha de estreno, lo que contribuyó a crear cierta leyenda
negra sobre ella. De hecho, fue la última película que llevó el
sello de Twenty Century Fox. Esto supuso que se estrenara en enero
de 2020, una de las últimas también en hacerlo antes del cierre de
las salas de cine a causa de la pandemia del covid.
¿Afectó
esto a su taquilla? Bueno, la pandemia no fue declarada hasta
prácticamente un mes después, pero es verdad que muchas películas, cuando no funcionan como quisieran en los
mercados de Estados Unidos y Europa, esperan al asiático para
recuperarse, en ese tiempo el virus ya había hecho acto de presencia
en China. Por lo menos les habría dado para no perder dinero.
Tampoco
el reparto poseía nombres que arrastraran al público a los
cines. Es conocida la animadversión que genera Kristen Stewart a
cierto sector de él. Injustificado la verdad. Ya cansa la retahíla
de que es inexpresiva y no va a estar con el San Benito de
“Crepúsculo” toda la vida, como Robert Pattinson. Para quienes
sean capaces de abrir su mente (y sus ojos) vean películas como
“Café Society”(Woody Allen), “Soberg”, “Spencer” y, sobre
todo, “Personal Shopper”.
Una
Stewart que las pasó moradas por el agobio de los trajes herméticos
de 63 kg que tuvieron que llevar todos. Y que cuando no lo llevaban,
para colmo también tuvo polémica, acusándola de aparecer mucho en
ropa interior, aunque su atuendo fuera bastante menos sugerente que
el semitransparente de Sigourney Weaver en “Alien, el octavo
pasajero”. De hecho, incluso podría ser un guiño a aquella. Como
una de las correas que lleva Vincent Cassel en las que pone Weyland
Yutani, la empresa que financia a la Nostromo.
El
reparto lo completaba Jessica Henwick y T.J. Miller. En la silla
del director estaba William Eubank, autor de otras dos películas de
ciencia ficción bastante interesantes como “Love” o “La señal”
y otra de terror no tanto, “Paranormal Activity: los allegados”.
Por cierto, la criatura final, claramente es un homenaje a H.P.
Lovecraft, pues es la viva imagen de Cthulthu.
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