Uno de mis placeres culpables favoritos hasta el punto de colocarla en mi Top3 de películas de tiburones, lo cual no está mal si consideramos que las otras son las dos primeras partes de la saga “Tiburón”. El caso es que también en diversas encuestas de revistas cinematográficas y otras, salía como uno de los títulos favoritos del público en este subgénero.
La inspiración de la película reside en la experiencia personal de uno de los guionistas, Duncan Kennedy, quien presenció un ataque de tiburón que le causo tal impacto que hasta llegó a padecer pesadillas durante un tiempo. A pesar de ello, se planteó que el guion debía eludir lo más posible el parecido con la película de Steven Spielberg.
Sin embargo, el director del film, Renny Harlin no pudo evitar hacer un homenaje a ella, dado que Spielberg es un reconocido ídolo suyo, y la matrícula que le quitan de la boca a uno de los escualos es exactamente la misma que le sacan al tiburón tigre de “Jaws”. No es el único guiño a la saga. La forma de matar a uno de los escualos, por medio de electrocución, es un guiño a “Tiburón 2”. Y la rotura del cristal submarino hace lo propio de “Tiburón 3”.
Un Renny Harlin, que aunque actualmente esté bastante defenestrado, ya le he defendido en varias ocasiones por tener en su filmografía varios títulos muy divertidos. Se dio a conocer con “Pesadilla en Elm street 4” (probablemente una de las mejores de la saga) y encadenó varias películas muy disfrutables; “La jungla 2, Alerta roja”, “Máximo riesgo” (una de las mejores películas de acción de los noventa), “La isla de las cabezas cortadas” (injusto fracaso de taquilla) y “Memoria letal”).
Todo antes de esta “Deep blue sea”, tras la cual bajó considerablemente su nivel, y que es verdad que no tuvo buenas críticas, aunque como digo, hoy si es una película muy apreciada por el público, en la que todo estaba puesto al servicio de la diversión y que consiguió 164 millones de dólares recaudados habiendo invertido 82.
Para el papel protagonista, aunque es una película bastante coral, se pensó en Keanu Reeves, Bruce Willis o Jean Claude Van Damme, pero finalmente recayó en la primera idea de Harlin que era Thomas Jane. A quien acompañaron Saffron Burroughs (“Troya”), Stellan Skarsgard, Jacqueline McKenzie y Michael Rapaport.
Me dejo a los dos actores negros como mención especial. Pues se hace una broma sobre los personajes negros en esta clase de historias respecto a que siempre mueren cuando son secundarios. Pero no es lo que ocurre con el de L.L. Cool J., que es uno de los dos supervivientes. Cosa que ya había hecho en “Halloween H20” y “Cazadores de mentes”. Otra que iba a sobrevivir era Saffron Burroughs, pero en pases de test, el público la consideraba villana y decidieron que su personaje muriera.
Sin embargo, el nombre más conocido del reparto, Samuel L. Jackson, quien había aceptado el papel para cumplir su sueño de participar en una película de monstruos, aunque ya lo había hecho pero muy brevemente en “Jurassic Park”, moría de forma muy sorpresiva a mitad de la película, creando un efecto “Psicosis”.
Para la recreación de los escualos, que contrariamente a lo que se piensa no son blancos sino makos (que la realidad solo pueden llegar a medir tres o cuatro metros aunque aquí haya uno de quince) se recurrió a varias empresas de efectos visuales entre las que estaba ILM (Industrial Light ando Magic). Aunque soy de la opinión que en esta película funcionan mejor los tiburones animatrónicos (que daban verdadero miedo a varios integrantes del reparto) que los digitales. Y reciclaron recursos de otras películas anteriores, como el estudio donde se rodó parte de "Titanic" o el minisubmarino de "Esfera". Por cierto, se hicieron dos secuelas pero son bastante deplorables.
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