LO MEJOR: Muy probablemente una de las mejores miniseries de los últimos años, que curiosamente pasó más bien inadvertida, pero con una calidad superior a lo que se puede esperar de un producto televisivo. De hecho, cualquiera podría confundirla con uno cinematográfico. Hay que señalar que aún siendo muy oportuna en el período de movilizaciones que se han dado y siguen durante el 2020, generado por el Black Lives Matter, la serie fue realizada en 2019. Por cierto, que el casi ya expresidente de la Casa Blanca, Donald Trump, ya recibía una buena ración de hachazos, a pesar de ser pre-George Floyd. Aunque el tema de brutalidad no estaba tan encima de la mesa. Porque si, algo hay, y también sobre la discriminación racial en Estados Unidos, pero más que todo eso, la serie es una descarnada denuncia de un sistema de justicia que falla clamorosamente, desde los métodos policiales (con un brutal asalto a los derechos humanos, más hiriente si cabe tratándose de menores) hasta las resoluciones judiciales, que en este caso, y quién sabe cuantos más, destrozaron la vida de cinco chicos de quince años. Mediante cinco horas distribuidas en episodios que van desde los setenta a noventa minutos, nos muestra una terriblemente tensa historia, que llega a ser angustiosa y difícil de digerir, sin caer nunca en el exceso de dramatismo.
Interpretación: En el reparto podemos ver caras conocidas. Curiosamente ninguna de ellas en los papeles protagonistas. Pero a muchos les sonará gente como Vera Farmiga, Famke Jenssen, Joshua Jackson, John Legizamo, Blair Underwood (también de abogado como en “La ley de los Ángeles) o Logan Marshall-Green y Felicity Jones. Pero como decía, no son los protagonistas, aunque dan lustre al reparto. Los que si lo son, el quinteto más joven, Asante Blankk, Markis Rodríguez, Caleel Harris, Ethan Herise y Jharrel Jerome (más popular por su interpretación en la serie “Mr. Mercedes”). La labor del casting es impecable.
Escena (SPOILERS!!): La estructura es bastante clara, dividiéndose en cuatro actos correspondientes con sus cuatro episodios. En el primero se producen las detenciones y las escenas más tensas de toda la serie, los interrogatorios, brutales desde el punto psicológico. En el segundo se desarrolla todo el proceso judicial en el que son declarados culpables a pesar de que en el juicio no se demuestra esa culpabilidad ni mucho menos. En el tercero se muestra la vida de los chicos al salir con la condicional, como han cambiado y como son rechazados por la sociedad. Y en el cuarto asistimos al peor encierro de todos, el de Korey (Jerome) encarcelado como un adulto. Quizá se extienda demasiado, porque en ocasiones resulta reiterativo. Habría estado mejor dedicar más tiempo a la parte en que se revisa el caso y se hace una reconstrucción de la brutal agresión a la chica en el parque.
LO PEOR: No es una historia para pasar un buen rato. Es tan tensa en algunos tramos que cuesta de ver. Y aún así, es recomendable verla. De hecho, hay que verla por lo que nos enseña. Solo en el cuarto episodio quizá se excede en una de las partes del relato.
CITAS: "Todos los hombres negros que estuvieron anoche en el parque son sospechosos”. “No hice lo que dicen que hice”. “Ninguna de sus afirmaciones coincide con los hechos del caso”. “Dijeron que si les seguía el juego podría irme a casa”. “La policía hará cualquier cosa. Mentirán. Nos encerrarán. Y nos matarán”. “No creo que debamos admitir algo que no hemos hecho”.
REFERENCIAS: Películas sobre personas negras con procesos judiciales injustos hay unas cuantas, desde “Matar a un ruiseñor”, hasta la más reciente “Cuestión de justicia”. Pero me ha recordado más al caso de “Los tres de Memphis” retratado en la trilogía documental “Paradise Lost” aunque éstos eran blancos.
CONCLUSIÓN: 8’5. Descarnada denuncia de un sistema de justicia que falla, muy oportuna en tiempos del Black Lives Matter, aunque se estrenó antes de los acontecimientos que provocaron el movimiento, donde no faltan recados a Trump.
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