Dicen sus creadores que su parecido con “Carrie” no era
premeditado. No se lo creen ni ellos porque si es verdad que la protagonista,
interpretada genialmente por una actriz que tiene un futuro muy prometedor,
Sophia Lillis, tiene un carácter diferente a Carrie White (uno de mis
personajes favoritos del cine), coinciden en sus preocupaciones propias de la
edad, su despertar sexual y, sobre todo, sus poderes sobrenaturales. Y bueno, solo
hay que ver el cartel. Todo mezclado con un aire a lo “The end of the fucking
world”. No en vano, ambas series son adaptaciones de las novelas gráficas
homónimas de Charles Forsman, y se nota mucho en el lenguaje y el perfil de los
personajes. Ojo al interpretado por Wyatt Oleff, que no tiene desperdicio. Por
cierto, ambos coincidieron en la última versión de “It”. En definitiva, me ha
gustado. 6’5.
Grata sorpresa, si señor. Serie de animación rotoscópica,
que consiste en sustituir fotogramas de imagen real por dibujos animados
calcados. No, no me lo sabía, he tenido que consultarlo. El caso es que es una
técnica que les permite realizar ciertas escenas que supondrían unos efectos
especiales muy caros, de forma mucho más económica. Pero es que resulta que
además la historia es muy interesante. Digamos que por unas circunstancias que
no voy a contar, la protagonista, que es Rosa Salazar (“Alita”) y vuelve a
ponerse tras una imagen animada, y la verdad que lo hace muy bien pues esta
modalidad permite apreciar la actuación de los intérpretes reales que hay
detrás, tiene la capacidad de alterar la linealidad del tiempo. Así que la
narración es bastante compleja, yendo de adelante a atrás y viceversa y
produciéndose una cantidad de paradojas temporales curiosas. Aviso, queda
bastante abierta a interpretaciones de que es lo que está realmente pasando. 7
No hay comentarios:
Publicar un comentario