Llegamos a la que,
sin duda, es una de las favoritas del género apocalíptico que estaría englobada
en el cine de zombies pero que presentaba tantas novedades respecto a él que
consiguió ser considerada una variante de éste, de forma tan exitosa que fue imitada
hasta el punto de situarse como un subgénero alternativo al de zombies, el de
infectados.
Porque en este
caso es cierto que los afectados perdían su conciencia y se convertían en algo
que ya no era humano pero sus características distaban en mucho de las de los
muertos vivientes. La primera es precisamente que no morían, sino que se convertían.
Y la segunda es que corrían que se las pelaban, lo que provocaba situaciones
más estresantes y terroríficas. Eso si, se les podía matar como a cualquier humano.
Pero si podemos
encuadrarla en este ciclo de pandemias porque guarda ciertos vínculos con la
situación actual. Primero que se trata de una enfermedad que teóricamente solo
afecta a los animales pero que salta al hombre, la rabia. Segundo que tiene
relación con la mala gestión del trato con animales, en este caso la experimentación
con monos (si, otra vez, como el incidente de “La zona caliente”, novela y
serie, y el origen de “Estallido”). Y tercero, por expandirse a gran velocidad, concretamente esos 28 días.
Todo partiendo del
guion del que ahora es uno de los directores más interesantes en el terreno de
la ciencia-ficción, Alex Garland, con las películas “Ex-Machina” y “Aniquilación”,
y la serie “Devs”. Pero en ese periodo solo se dedicaba a escribir, como
muestra su anterior colaboración con Danny Boyle cuando éste adaptó su novela “La
playa”, con guion del propio Garland.
Un Boyle en excelente
forma que venía de debutar con una muy interesante “Tumba abierta”, de explotar
definitivamente con “Trainspotting” y que continuó con dos títulos más
discutidos, “Una historia diferente” y “La playa”. “28 días después" fue su
espaldarazo definitivo, culminado en 2008 con el Oscar por “Slumdog millonaire”.
La película dejó algunas de las imágenes más impactantes del género, como es ver la ciudad de Londres completamente
vacía. Ni “Abre los ojos” con Madrid o “Soy leyenda” con Nueva York”. Bueno,
ésta última si las puede igualar . . .
En el reparto, un
bastante desconocido Cillian Murphy, que a partir de ahí comenzó a ascender,
Naomi Harris, el ya veterano Brendan Gleeson (“Mr. Mercedes”), Christopher
Eccleston (“The Leftovers”) y la jovencísima Megan Burns, que más tarde se
convirtió en cantante. Muy buen trabajo de todos pero especialmente de Murphy.
Existen tres
finales alternativos. En uno de ellos, Jim (Murphy) es llevado a un hospital
donde Selena y Hannah intentan reanimarle sin éxito. Se descartó por ser
demasiado deprimente. En otro también moría casi de forma idéntica pero mientras
soñaba como era atropellado antes de llegar al hospital y de la pandemia. Y en
otro, Jim era rescatado por las dos chicas, descartado por poco llamativo.
Boyle mandaba un
mensaje sobre la vileza de la especie humana que bajo situaciones de
desesperación afloran sus más bajos instintos. Hay que recordar que el grupo de
militares están a punto de violar a las dos protagonistas femeninas, a pesar de
que una de ellas es prácticamente una niña, con la excusa de la perpetuación de
la especie y considerarlas como reproductoras para el futuro.
La película tuvo
muy buenas críticas y fue un éxito de taquilla, llegando al número uno en el
Reino Unido. Costó nada más que cinco millones de dólares y recaudó 82 en taquilla.
Tuvo secuela, a cargo del español Juan Carlos Fresnadillo, con muy buen
resultado, “28 semanas después”. Boyle prometía volver para rodar la tercera
parte, “28 meses después” pero continuos retrasos no lo han permitido hasta
ahora. También se hizo una novela gráfica a cargo de Steve Niles, que ya hizo
lo propio con “Soy leyenda”.
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