Enésima adaptación de una novela de Stephen King, esta vez a cargo de Vincenzo Natali ("Cube") que vuelve a mostrarnos su particular laberinto, porque aunque el escenario sea al aire libre, es tremendamente opresivo y claustrofóbico. Natali saca buen partido de él combinando los planos cenitales con los del interior de un campo de hierba donde la percepción de la realidad se pierde por momentos. Durante la primera mitad me ha tenido muy enganchado por la curiosidad de saber que pasaba, pero el nivel de paranoia se va incrementando hasta llegar a dudar si los personajes, a parte de recorrer la hierba, se la estaban fumando. Aún así, me ha entretenido. 6.
Durante la primera hora, uno sospecha que el director es posible que se haya metido un cocktail de alucinógenos. Durante la segunda no solo se confirma sino que ha doblado la dosis. Hablar del argumento es prácticamente irrisorio, para que, si es lo que menos importa. El caso es que no sé si por la potencia de algunas imágenes, el juego con la fotografía, la música, la brutalidad de algunas escenas o ver al mejor Nicholas Cage en mucho tiempo, lo cual es verdad que tampoco es decir mucho, o alguna otra razón del universo, me ha llegado a parecer curiosa, incluso atractiva. Ahora que entiendo a los que les parezca infumable. Pero desde luego que en esta película alguien ha fumado fijo. 6.
Han hecho un
Slenderman. Es decir, en lugar de sacarle partido al tema de la leyenda
desarrollando un poco la historia original, la han contado en cinco minutos y
venga a pegar sustos que nos están esperando. Sustos llámese a subir el volumen
hasta que tiemblen los cristales de tu casa en el momento que la señora que se
le ha ido la mano con el maquillaje, acerca la cara a la pantalla. Por mucho que
digan que son los productores de "Expediente Warren", han debido de
poner solo el nombre porque no tiene nada que ver en cuanto a calidad. Eso si,
tiene una pequeña, pequeñísima conexión con ese universo. 3.
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